Después del... snowboard: Regino Hernández, de la medalla olímpica a la nada
Su bronce en los Juegos de Invierno Pieonchang 18 fue muy celebrada por el deporte español. Sin embargo, una lesión le impidió revalidarla en Beijing. Ahora con 32 años retoma la vida civil
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Es sabido que los momentos de gloria para un deportista son efímeros. Y si participan en una especialidad minoritaria, mucho más. Incluso cuando se alcanza el culmen de una medalla olímpica, como fue el caso de Regino Hernández (32) en los Juegos de Invierno ... de 2018, la memoria es frágil en cuanto van pasando las hojas del calendario. «Los primeros momentos están muy bien, con los reconocimientos, las becas y demás, pero eso dura hasta el siguiente ciclo olímpico; luego si te retiras por lesión, como me sucedió a mí, todo se acaba y debes empezar de cero», comenta el ceutí, que ahora está intentando reorganizar su vida a marchas forzadas.
Para alguien que lleva desde los 14 años fuera de casa entregado al snowboard, se le hace difícil abandonar la montaña de buenas a primeras. Sin embargo sabe que es una decisión que debe tomar urgentemente. «En un momento dado le dije a mi padre que quería dejar de jugar y dedicarme a la nieve. Y él me apoyó por completo siempre que me dedicara a ello al cien por ciento. Y así lo hice. Como tenía gran nivel enseguida entré en el equipo nacional y empecé a viajar por todo el mundo», recuerda.
El hecho de que su progenitor regentase en Mijas una tienda de deportes especializada en snowboard fue una gran fortuna, pues era un hombre del sector y sabía que podía mandar a su retoño a Sierra Nevada sin problemas.
Y el chaval cumplió. En 2011 ya se proclamó campeón del mundo junior un año después de haber debutado enlos Juegos de Vancouver'10, con sólo 18 años. Luego participó en Sochi 14 y cuando atacó la final soñada de 2018 sabía que sus opciones de éxito eran reales. «Entiendo que para el gran público mi bronce fuera una sorpresa, pero en mi entorno sabíamos que no era nada descabellado. Aun así, te lo juegas todo a una carrera y puede pasar cualquier cosa. Pero a mí me sirvió para darme cuenta de que el trabajo duro al final te renta sus beneficios», reconoce orgulloso.
El vacío
El problema viene ahora, a los dos años de retirarse, y con toda una vida por delante que rellenar... y que sufragar. «La gente no se da cuenta de que yo tengo unos gastos como todo el mundo, de alquiler, de transporte, de manutención y demás, y ya se me han acabado los ingresos. Llevo desde que era un niño dedicado a competir por España y eso ya no lo puedo hacer. Y, además, sin tener ni siquiera un graduado escolar para ponerme a buscar trabajo».
Afortunadamente, Regino es una persona viva y no quiere vivir de recuerdos, sino mirar al futuro con optimismo. Por eso lo primero que hizo fue analizar sus puntos fuertes para sacar partido de ellos y se dio cuenta de que su experiencia era su principal activo. «En mi carrera deportiva ha habido momentos muy buenos y otros no tanto, en los que he echado en falta mucho apoyo personal y psicológico. Por eso me gustaría formamarme como psicólogo deportivo para apoyar a los chavales actuales y sacar lo mejor de su rendimiento».
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Para ello aprobó el acceso a la universidad para mayores de 25 años y, cuando estaba a punto de matricularse en la UCAM para empezar el curso, se cruzó una nueva oportunidad en su camino. «Fue de manera inesperada y es una ocasión que me va a permitir formarme mucho más aún. Se trata de una beca que me ha dado LaLiga en un curso de gestión de entidades deportivas y que dura un año. Ahora me voy a centrar en esto y si consigo salir colocado el año que viene, genial; si no, empezaré en la universidad porque es una carrera que me encanta y que creo que está diseñada para mí», afirma convencido. Hasta que llegue ese momento, con la montaña aparcada, mucho golf, pádel y la sonrisa que siempre le acompaña.
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