Después del... tenis
Alberto Berasategui: el drive más raro se pasó al pádel
Después de tener una carrera más que digna en el tenis, con 14 títulos ATP ganados y una final de Roland Garros en su palmarés, Berasategui dirige hoy dos clubes de pádel en Barcelona y Bilbao
Sergio López: del bronce de Seúl al salón de la fama

Alberto Berasategui tiene motivos para ser un hombre agradecido. En sus 50 años de vida ha podido hacer lo que ha querido, ha disfrutado de numerosos momentos de éxito y vive holgadamente del deporte, su gran pasión. Primero como tenista profesional y luego como ... entrenador, comentarista televisivo o asesor del Madrid Masters. Y en la actualidad como propietario de dos clubes de pádel de éxito en Barcelona y Bilbao. Aparte, es socio de una empresa familiar de construcción en su ciudad natal del Bocho y el tiempo que le queda lo dedica a jugar al golf.
Vaya vida de fortuna la de este menudo vizcaíno que llegó a la zona noble de la ATP con su peculiar estilo de drive y que, gracias a él, estuvo siete años ganando al menos un título y alcanzó el número siete mundial en 1994. Eso fue después de disputar la final de París contra Sergi Bruguera, un momento que sigue recordando con orgullo, pese a haber caído derrotado por el catalán. «Es mi mejor recuerdo del tenis, pues me ganó con todas las de la ley y yo estaba feliz. Tenía 21 años y era mi primera final. Llegué a ella sin pensar ni mucho menos que lo iba a conseguir y todo lo que vino después fue muy bonito, especialmente en 1998. Sumé grandes torneos, gané a muy buenos jugadores y llegué a cuartos en Australia. Esta también fue una buena temporada para mí», recuerda.
Su visión positiva de las cosas hace que olvide los malos momentos vividos y se quede con los buenos. «Es por lo que luchas y trabajas día a día desde que eres pequeño, cuando intentas ser tenista profesional. Eso es lo que hace que te acuerdes de esos momentos», apunta. Desde que abandonó el circuito por problemas físicos en 2001 se ha dedicado a los negocios familiares. «Nosotros somos del norte, de Bilbao, y mis padres se dedicaban al ramo de la construcción. Cuando dejé el tenis puse con mis hermanos una empresa dedicada al montaje de andamios y posteriormente abrimos un club de pádel en Barcelona, al que añadimos otro el año pasado en Bilbao». Entre medias también ha realizado otras labores como comentarista del Canal Plus, asesor del torneo de Madrid y entrenador de Feliciano López. «Son etapas que vas pasando y tengo el privilegio de haberlas podido vivir y aprender un poquito de cada una de ellas».
Juega a menudo al golf con buen hándicap (11,3) y sabe que podría progresar aún más, pero algo lo retiene. «Voy más o menos cumpliéndolo y espero algún día poder bajar de ese doble dígito, pero hay que meterle horas. Tendría que dar clases y me da miedo coger a un profesor que me cambiaría todo y sería como volver a empezar de cero. Yo ya disfruto tal y como estoy y así me quedaré». Sobre todo, porque empresarialmente tiene unos negocios que atender. «Ahora lo que más tiempo me ocupa es el pádel. La rama de la construcción la lleva mi familia, pero más enfocada en el norte. Yo vivo en Barcelona actualmente y me ocupo de los clubes de pádel (16 pistas en la Ciudad Condal y otras 21 pistas en Bilbao). Hace diez años que empezamos esta aventura y estamos muy contentos de cómo lo estamos gestionando», añade.
MÁS INFORMACIÓN
- Joan Balcells | Se pierde el pelo, no la raqueta
- Antonio Corgos, el profesor de gimnasia que necesitaba volver al atletismo
- Rafa Marañón, delantero, arquitecto y profesor: de marcar para el Espanyol a diseñar su ciudad deportiva
- Javier Arques: del tartán a los juzgados
- Jaime Alguersuari, el piloto de F1 que se convirtió en DJ Squire
- David Meca, el 'coach' motivacional que llegó del océano
- Marino Lejarreta, el jubilado ciclista que nunca abandonó su profesión
- Thaïs Henríquez, de bailar en la piscina a dominar impuestos y mentes
- Nayim, el español pionero en la Premier que no cuajó como hostelero
- Javier Moracho: de pasar vallas a vender ciclismo
Ahora que conoce este nuevo deporte a fondo, cabe preguntarse si habría sido jugador de pádel antes que de tenis, de haber existido en su época. «El éxito del pádel es que todo el mundo lo puede jugar. Siempre tienes una segunda oportunidad porque el cristal o la pared te rebota la bola y te la pone otra vez. En el tenis, te ha pasado y ya la has visto. Pero de ahí a ser profesional del pádel no tiene nada que ver. Son dos deportes totalmente diferentes. A mí los pros de pádel me alucinan y nunca hubiera podido ser como ellos. Son máquinas».
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete