La mejor colección de arte español fuera de España, en huelga y en peligro
La Hispanic Society de Nueva York esconde tesoros de Velázquez, Goya o Sorolla y una biblioteca magnífica. Tras seis años de cierre, su reapertura, prevista para esta semana, está cuestionada
Hispanic Society of America, una historia de secretos y tesoros ocultos

Pocas cosas les gustan más a los neoyorquinos y a sus visitantes que un secreto. Un 'speak easy', un bar inspirado en los años de la prohibición del alcohol, escondido detrás de una barbería; la parada secreta y preciosa de la línea 6 de ... metro, que se puede ver si uno no sale del vagón en el final del trayecto; la pista de tenis que nadie imaginaría en lo alto de la estación Grand Central; o el restaurante latino encajonado en un portal de la calle 37.
Si hay un museo secreto, una joya del arte desconocida, en Nueva York –o incluso en EE.UU.– es la Hispanic Society of America. La institución alberga la mejor colección de arte y cultura española y de sus territorios de ultramar fuera de nuestro país, con una biblioteca de categoría mundial. Pero apenas nadie la conoce.
No debería ser así. La Hispanic Society está en un conjunto de edificios imponentes de principios del siglo XX, imperdible para cualquiera que pase delante, y en la ciudad más visitada de EE.UU.
La localización, sin embargo, tiene problemas evidentes. Está en Washington Heights, en la esquina norte de Manhattan, no frecuentada por los turistas. No mira a la la Quinta Avenida, la llamada 'milla de los museos', con el Metropolitan Museum, el MoMA o el Guggenheim cerca, algo de lo que se benefician otras instituciones más pequeñas que la jalonan como la Frick Collection, la Neue Gallery, el Museo del Barrio o el Museo de la Ciudad de Nueva York.
Pero la Hispanic Society ha tenido problemas incluso más graves que eso. Cualquier vecino que lleve menos de seis años en la ciudad no habrá visto sus puertas abiertas. Desde 2017, ha estado cerrada –con la excepción de visitas con cita para alguna de sus galerías–, una situación que ha deteriorado todavía más su presencia en la conciencia colectiva.
La razón para el cierre era renovar un museo apolilllado, con galerías envejecidas y sistemas anticuados. Con el liderazgo de Philip de Montebello, que tras ser el director del Met durante décadas aterrizó aquí como presidente del Consejo de Dirección de la entidad, la idea era 'vestir' a la Hispanic Society con un envoltorio a la altura del caramelo que esconde. Con ello, los neoyorquinos y los turistas tendrían más razones para montarse en la línea 1 del metro hasta Washington Heights.
Fecha de reapertura, 6 de abril
Eso debería ser una realidad esta semana. Después de muchos retrasos, la reapertura de la Hispanic Society está prevista para el 6 de abril. Pero quienes se peguen el viaje hasta donde Manhattan casi pierde su nombre se encontrarán en la entrada del museo con una 'performance' inesperada: un piquete sindical. Los trabajadores del museo están desde la semana pasada en huelga, una movilización en la que aseguran que no solo luchan por sus condiciones salariales; también que lo hacen para no poner en peligro una colección de valor incalculable, que, dicen, está amenazada por las decisiones de los actuales gestores.
Uno de los que están en el piquete es Patrick Lenaghan, un curador con casi tres décadas de trabajo en la Hispanic Society. En una entrevista con ABC, defiende que el 'problema' fundamental de la institución es que «su colección es fantástica, al nivel de la Frick Collection o la Morgan Library», en referencia a dos museos con un tamaño y un origen comparable al de la Hispanic Society. «La parte mala es que, al contrario que Frick or Morgan, este no tiene la infraestructura, la plantilla o el dinero para estar a su altura. Ha sufrido esto durante los últimos cincuenta años. La gestión anterior era muy hábil manejando esa situación, la de ahora no tanto. Hay una sensación de falta de realidad».
Si la Frick Collection fue el capricho de Henry Clay Frick (1849-1919), el magnate del acero, y la Morgan Library el de John Pierpont Morgan (1837-1913), el gigante de las finanzas, la Hispanic Society fue la obra de Archer Milton Huntington (1870-1955), que heredó una fortuna de su padre, Collis Potter Huntington, uno de los hombres más ricos de aquella generación gracias al ferrocarril.
Fascinación por España
La fascinación por España le llevó a coleccionar arte español y de los territorios españoles en Hispanoamérica y en el Pacífico de manera masiva y sistemática. Fundó la Hispanic Society con la idea de que fuera un museo y un centro de estudio de la cultura española y dejó fondos de valor incalculable. Sus muros guardan una colección de medio millón de objetos, entre los que destacan una biblioteca con decenas de miles de libros, manuscritos y documentos de gran calidad, y obras emblemáticas de Velázquez, Goya o Sorolla. El propio Huntington encargó a Sorolla una serie de murales monumentales, una interpretación de la vida en España a comienzos del siglo XX, que ocupa una de las principales salas del museo.
La idea era celebrar el centenario de la muerte del pintor valenciano con la reapertura del museo. La huelga ha puesto esos planes en peligro. La plantilla del museo negocia desde hace un año con los gestores sus condiciones salariales y, ante la falta de acuerdo, se han plantado. Los empleados se sumaron a un sindicato local en 2021 –algo cada vez más común entre los trabajadores de museos de EE.UU.–, cuando los gestores decidieron finiquitar su plan de pensiones. Ahora buscan evitar el deterioro de sus condiciones salariales y la carga de trabajo.
«Los principales problemas son la exigencia del museo de que los empleados empiecen a sufragar parte de su seguro médico, las contrataciones fuera del sindicato y la exclusión de empleados para puedan unirse a él y la demanda de un contrato colectivo más largo con menos incrementos salariales», ha explicado la representante sindical Maida Rosenstein a este periódico.
La queja de los empleados es que el liderazgo del museo, comandado por su nuevo director, Guillaume Kientz –que ha sido comisario de arte español y latinoamericano en el Louvre–, reduce recursos de plantilla y trata de multiplicar los ingresos. Varios trabajadores de diversos departamentos han hablado con ABC de forma anónima –por temor a represalias– y han retratado planes poco realistas para que el museo despunte: un 'plan maestro' de 200 millones de dólares que no podrán recaudar, un calendario de exposiciones muy ambicioso para tratar de conseguir más ingresos sin contar con la opinión de curadores y conservadores, y una renovación del edificio del edificio y redistribución de la colección que no cuenta con la infraestructura de depósito y la mano de obra adecuada.
«Riesgo en la conservación»
«El museo no cuenta con el mínimo personal para el movimiento de obra con el que la dirección ha comprometido a la colección», dice uno de los curadores del museo. «Esto supone un riesgo en la conservación de las obras de arte, que es nuestra principal misión».
En una carta enviada el mes pasado por la plantilla al Consejo de Dirección del museo, los empleados advertían de su «profunda preocupación por la protección de la colección», del establecimiento de «prioridades cuestionables» en la gestión del museo y de la aprobación de proyectos y exposiciones con «plazos que ponen a la colección en riesgo».
Durante los años que ha estado cerrada, la Hispanic Society ha utilizado sus fondos valiosos en exposiciones fuera de sus muros –por ejemplo, la gran muestra en el Museo del Prado, en 2017, o la que está ahora en la Royal Academy de Londres–, lo que supone un «estrés» para sus obras maestras –los traslados es lo más peligroso– y para una plantilla corta, afectada por reducciones en los departamentos.
Esta situación ejemplifica los problemas del museo, como una pescadilla que se muerde la cola, según Lenaghan: «Mandan las obras fuera porque el museo está cerrado, el museo está cerrado porque no han conseguido recaudar suficiente dinero y no han conseguido recaudar suficiente dinero porque su proyecto no es realista».



En los últimos años, la gestión equivocada y la falta de medios materiales y personales, en palabras de los empleados, ha supuesto que no se abordaran problemas en el edificio que suponen una amenaza para la colección. Este periódico ha tenido acceso a imágenes de la biblioteca, con una sala de lectura inutilizable por las goteras, lo que evitó su apertura para investigadores durante muchos meses, y a otros desperfectos en otras zonas del edificio.
«Los gestores y el consejo se han centrado en buscar dinero y han permitido que la sala de lectura de la biblioteca quedara así», protesta Lenaghan.
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La Hispanic Society no respondió a solicitudes de entrevista de este periódico sobre la huelga de su plantilla ni sobre los planes de reapertura. En su página web, sigue en pie el próximo 6 de abril como el día en el que volverá a abrir las puertas (no especifica que solo será de forma parcial y que algunas de las grandes obras maestras, como el 'Retrato de niña', de Velázquez, o el de la duquesa de Alba de Goya, están de viaje). La plantilla no solo duda de que eso no será posible con buena parte de los empleados de huelga. También temen por el futuro de la colección si se sigue la línea de los últimos años: «Sin duda, está en riesgo».
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