Aplazada la reaparición de Morante de la Puebla en Olivenza al 22 de marzo
El tiempo, el estado del redondel y vendaval han obligado a cancelar la corrida más esperada de la feria extremeña
Un caso único: Estrella, la mujer torera que oposito a Hacienda

Sucedió lo esperado: Morante de la Puebla no reaparecerá esta tarde. El mal tiempo, el impracticable estado del ruedo tras el aguacero caído el viernes durante la novillada y el vendaval han obligado a tomar la decisión de aplazar el festejo, que no a ... suspenderlo. La nueva fecha, el sábado 22 de marzo en la misma plaza de Olivenza. Nada más enterarse de la noticia, se veían las caras largas de los aficionados, pero la mayoría respaldaba la decisión, tomada con sensatez. No hay que olvidar que José Antonio Morante sufre un delicado cuadro depresivo, del que ahondó en ABC. Y las circunstancias climatológicas no invitaban a una tarde de seda y oro, sino de barrizal y muletas por los aires. De soledades sin Roca ni Serra.
En el hotel Herederos, cuartel general de los taurinos durante la feria, los aficionados se hacían fotos con Emilio de Justo, impecablemente vestido de calle, y con el deseo de que el día 22 el tiempo acompañe. Morenito de Arlés, de su cuadrilla, bajaba las escaleras de la primera planta con una maleta en una mano y el capote en la otra. «Estaba la lona puesta desde anoche, pero el ruedo estaba absolutamente impracticable. Así era imposible», comentó a ABC.
Desde que se suspendió la novillada (televisada) a la muerte del cuarto, tras el esfuerzo de novilleros y cuadrillas en la piscina oliventina, la FIT trabajó a destajo para acondicionarlo, para achicar el ruedo con una bomba especial que usan los bomberos, con maquinaria de limpiar las calles, con serrín, con la los plásticos puestos... Mientras tanto, el apoderado de Morante, Pedro Jorge Marques, ojeaba los toros y, según fuentes próximas, había ilusión por torear. Con la confianza de que este 8 de marzo, la fecha marcada para el regreso, la Aemet quitase los paraguas, el ruedo se orease y la reaparición se consumara. No pudo ser.
Además, después de la cancelación, cayó otro fuerte aguacero. Minutos antes, Julián Guerra, apoderado de Borja Jiménez, hablaba por teléfono en el hall del hotel. A su poderdante lo saludaban por la mañana en el salón dee desayunos. «Ese es un bicharraco», se oyó. Morante era el protagonista, pero también se hablaba del de Espartinas y, mucho, del torero de la tierra, Emilio de Justo. Componían la terna de este 8M, que ahora pasa al 22M.
Ya desde anoche, tras el diluvio caído, el ambiente pesimista acompañaba, aunque la esperanza no se perdía. A la espalda del hotel Herederos, a la seis menos cuarto de la mañana, cantó un gallo. Media hora después, por la carretera, comenzaron a circular los coches de los hombres del campo en esta tierra de toros que es Olivenza. Los parabrisas no daban abasto, las ruedas eran un salpicadero de agua. La que apenas cesó durante la noche. La que caía con fuerza pasadas las siete. La que dio una mínima tregua sobre las nueve. La que, cuarenta minutos después, era agua bendita para la tierra y maldecida por la afición. ¿Qué va a pasar con Morante? ¿Reaparecerá esta tarde? El móvil de quienes aún no sabían sin coger el volante o no era un no parar de mensajes preguntándome si habría toros. Y, francamente, no lo sabía a ciencia cierta. Que pintaba mal, sí. Que aquí se han dado toros bajo el aguacero, también. Que no es un día cualquiera y que Morante, por su situación actual, tampoco es un torero cualquiera. Una certeza había: el viento y esta lluvia no incitaban a paseíllos de oro, sino a café y lumbre.
Desde que se suspendió la novillada (televisada) a la muerte del cuarto, tras el esfuerzo de novilleros y cuadrillas en la piscina oliventina, la FIT trabajó a destajo para acondicionarlo, para achicar el ruedo con una bomba especial que usan los bomberos, con maquinaria de limpiar las calles, con serrín, con la lona... Mientras tanto, el apoderado de Morante, Pedro Jorge Marques, ojeaba los toros y, según fuentes próximas, había ilusión por torear. Con la confianza de que este 8 de marzo, la fecha marcada para el regreso, la Aemet quitase los paraguas, el ruedo se orease y la reaparición se consumara. No pudo ser.
Además, después de la cancelación, cayó otro fuerte aguacero. Minutos antes, Julián Guerra, apoderado de Borja Jiménez, hablaba por teléfono en el hall del hotel. A su poderdante lo saludaban por la mañana en el salón dee desayunos. «Ese es un bicharraco», se oyó. Morante era el protagonista, pero también se hablaba del de Espartinas y, mucho, del torero de la tierra, Emilio de Justo. Componían la terna de este 8M, que ahora pasa al 22M.
La figura del genio de La Puebla siempre ha estado rodeada de un halo de misterio. Y ahora se ha acrecentado tras su confesión en ABC de su delicado cuadro depresivo. Sus seguidores le han mostrado su apoyo y están deseando verlo. Pero hay un deseo mayor: que el hombre se recupere. Y la pregunta que surge desde anoche en Olivenza si este tiempo será el mejor día para volver... Aunque la afición esté loca por verlo de nuevo.
El 22 de marzo, si el tiempo no lo impide, se fija ahora la fecha del regreso. Será en Olivenza con el mismo cartel: Morante de la Puebla, Emilio de Justo y Borja Jiménez, con los toros de Victoriano del Río.
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