Sara Tabares: «Hay que entrenar la fuerza por salud, no para convertir estar musculada en una moda ni para meter más presión a la imagen femenina»
La autora de 'Ellas entrenan +40' y directora de Performa invita a reflexionar sobre la necesidad de vincular el entrenamiento de fuerza a la salud en lugar de transformar el músculo en un nuevo objetivo estético
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
Músculo es salud, autonomía y vitalidad; no una moda, ni el nuevo objetivo estético para toda aquella mujer que haga ejercicio. Esta es la tesis que defiende Sara Tabares, directora de Performa (@performasalud) y autora de 'Ellas entrenan +40' (Ediciones Tutor), quien confiesa que aunque se muestra orgullosa de que ya se entienda la importancia que el entrenamiento de fuerza tiene para la salud femenina, ahora teme que el hecho de querer estar musculada comience a instrumentalizarse, creando así nuevas necesidades estéticas. «Ya he leído titulares en los medios de comunicación en los que se vincula el músculo femenino a lo sexy o a lo deseable. Y por ahí no paso. Cuando empezamos a decir que lucir músculos es una moda, desvirtuamos todo. Lo que debería figurar en los titulares es que entrenar fuerza ayuda a prevenir la osteoporosis, que es una enfermedad que limita la vida», argumenta.
Por eso la experta invita a reflexionar sobre la forma correcta de divulgar la información sobre fitness, de modo que se hable con más normalidad de músculos funcionales que de músculos "estéticamente deseables o bonitos". «Hay que entrenar la fuerza por salud, no convertir estar musculada en una moda ni meter más presión a la imagen femenina, que ya tenemos bastante. Antes había presión para ser delgada y ahora, ¿hay que estar musculada? O sea, que si entreno fuerza, pero no tengo un cuerpo musculado, ¿es que no me está sirviendo para nada? Paren el carro, que yo me bajo», plantea Tabares, quien además incide en el hecho de que es un error pensar en el músculo como un objetivo estético, pues cada cuerpo es un mundo y hay mujeres que "ni con 20.000 horas de entrenamiento podrían llegar a tener ese cuerpo que se intenta vender desde los objetivos estéticos que se han sumado a la oda al músculo", según desarrolla.
La directora de Performa, que lleva más de 15 años desarrollando programas de entrenamiento individualizados, alerta sobre esta tendencia incipiente que, según asegura, descubrió porque algunas de las mujeres a las que entrena (tanto ella como su equipo) le habían contado que no se sentían cómodas cuando alguien cuestionaba que entrenasen la fuerza al ver su aspecto físico. De hecho, la experta incide en que uno de los perjuicios de este tipo de observaciones es que que afecte a las expectativas de muchas mujeres que comienzan a interesarse por hacer ejercicio. «Por supuesto que cuando se entrena fuerza se consiguen beneficios estéticos, además de los que se obtienen para la salud, pues sin duda cuando esa mujer se ve más capaz se ve también mucho mejor en el espejo, pero no todas vamos a alcanzar un cuerpo musculado», alerta.
Por eso confiesa que se exaspera cuando escucha comentarios sobre lo poco o lo mucho que a una mujer se le nota en el cuerpo que entrena con ejercicios de fuerza. «Pero, ¿Qué se le tiene que notar? Aparte de sentirse mejor, de tener más autonomía y de proteger su salud. ¿Qué se supone que se le tiene que notar? ¿Tiene que tener una determinada forma en los brazos, en el culo, en las piernas o en el abdomen? ¿Sabes cuándo se me nota a mí que entreno? Cuando voy de viaje y me preguntan si necesito ayuda para subir la maleta. Les digo que gracias, que puedo sola. Y ese puedo sola es el que importa. Si quieres esa ayuda, la pides o la aceptas, claro está, pero lo importante es que no la necesites», manifiesta.

«Entrena para ser tú, no para ser otra»
Tabares conoce bien los prejuicios en torno a la forma física de las mujeres que practican ejercicio. De hecho, tal como explica en su libro 'Ellas entrenan +40' cuando se empezó a formar como preparadora física y contó que quería especializarse en el entrenamiento de fuerza tuvo que escuchar comentarios de este tipo: «¿Pero tú te has mirado? Nadie va a entrenar fuerza contigo». Por eso confiesa que aunque al principio fue duro, siempre tuvo claro que no quería ser otra persona, sino que quería ser ella y «jugar sus cartas de las mejor manera posible». Es lo que intenta transmitir a las mujeres con las que entrena. Por eso la primera pregunta que les hace siempre es: «¿Para qué haces ejercicio?» Unas veces le dicen que para mejorar su composición corporal, otras para encontrarse más ágil y mejorar la fuerza o incluso para no tener que depender de nadie. Pero también muchas de sus clientas le dicen que quieren verse mejor estéticamente. «¡Es algo lícito! Claro que todos queremos ver nuestra mejor versión en el espejo. Pero quiero que entiendan que si convertimos esas expectativas sobre la imagen en un punto de presión más sobre nuestra imagen y sobre nuestro cuerpo por culpa de lo que impone la sociedad, es cuando falla la ecuación», argumenta.
Una de las claves que conviene manejar en este sentido es la gestión de las expectativas, pues si se entrena con el propósito de parecerse a alguien la frustración puede ser tremenda. «A veces ven una foto en redes sociales (en instagram, por ejemplo) y quieren que su cuerpo se parezca al de esa persona y otras veces dan con productos y servicios que prometen que lograran tener una determinada estética. Pero lo que sucede es que si no ven esos resultados, se frustran y abandonan. Les digo que no entrenen para parecerse a otras ni tampoco para que alguien les diga a quién se deben parecer; sino que entrenen para ser ellas con expectativas realistas, flexibles y basadas en su bienestar. La vida cambia cuando dejas de compararte», defiende.
Y lo mismo sucede en relación al peso, pues la entrenadora invita no solo a dejar de obsesionare con el número que salga en la báscula, sino a entender que estamos compuestos de agua, hueso, músculo y grasa y que lo que importan son los porcentajes. «Hay que hacer un abordaje menos 'pesocentrista' y hablar más del cuerpo en términos de composición corporal, porcentajes y funcionalidad. La salud no se mide en kilos, sino en hábitos», aclara.
Su forma de divulgar en torno al ejercicio físico y de trabajar, en definitiva, se basa en la personalización (una persona, una sala y un entrenador). Asegura que en su equipo cuenta con licenciados (y colegiados) en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte, fisioterapeutas, endocrinos, médicos deportivos y colaboradores psicólogos, pero lo que más valora de ellos es lo que no se aprende: que tengan empatía, que sepan escuchar, que disfruten de su trabajo y que acompañen en su proceso personal a cada persona que confía en nosotros para mejorar su salud. «El entrenamiento personal es como un traje a medida. Si adaptamos la persona a la ejercicio, no le estaremos ayudando. Tenemos que adaptar la actividad a su condición física, sus características, sus horarios, sus objetivos y sus gustos personales. Se trata de encontrar el equilibrio entre lo que quiere y lo que necesita«, precisa.
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