El emplazamiento

La construcción del monasterio fue acometida por Felipe II para conmemorar la victoria de la batalla de San Quintín (1557) y perpetuar la gloria de la monarquía hispánica y la grandeza de la Casa de Austria pero.... ¿Por qué se levantó el austero monasterio en este lugar que ocupa 35.000 metros cuadrados? Algunos historiadores hablan de un extraño suceso que vivieron en primera persona los especialistas que buscaban el emplazamiento: Juan Bautista de Toledo, Juan de Huete, Pedro de la Hoz y Juan de Colmenar. Según esta teoría, la comisión que trataba de localizar el sitio definitivo fue testigo de una atronadora tormenta que obligó a los vecinos de la zona a encerrarse en sus casas. Los buscadores siguieron inspeccionando el terreno y la acción de los relámpagos les hizo «comprender» que ese debía ser el lugar ideal. Otras leyendas aseguran que en esta zona se encontraba una «boca de entrada al infierno» por la existencia de galerías de unas antiguas minas y por la constante caída de rayos en la zona -uno de ellos cayó sobre la sacristía del monasterio- que causaban el pánico entre la población de los alrededores.