El pueblo más infravalorado de Granada tiene uno de los castillos mejor conservados
La de Moclín es una fortaleza histórica que se puede visitar y comprobar así cómo era por dentro la última conexión del reino nazarí con la Alhambra
No es un Cristo: así es la romería de un pueblo de Granada que pasea un cuadro

Por desgracia, Moclín no es uno de los destinos en los que más se fija el viajero que quiere conocer la provincia de Granada. Sus ojos se posan antes en destinos como la Alpujarra, la Costa Tropical, Sierra Nevada, Alhama de Granada, Montefrío o, por supuesto, Granada capital. Pero que no sea el pueblo más admirado o demandado no quiere decir que Moclín no tenga atractivos. Porque desde luego los tiene.
Es, por ejemplo, un lugar estupendo para hacer una excursión y ponerse en pleno contacto con la naturaleza. Porque por allí discurre la Ruta del Gollizno, un camino circular de escasa dificultad, y por tanto válido para toda la familia, que discurre sobre el río Velillos y, además de ofrecer a lo largo de sus ocho kilómetros fenomenales vistas, puentes, pasarelas y pinturas rupestres, permite conocer además la cercana localidad de Olivares. En primavera es una gozada transitarlo, y teniendo en cuenta que este año sí está lloviendo, todavía más.
Moclín puede presumir también de tener una romería a la que cada año se acercan más de 13.000 personas. Se celebra cada 5 de octubre y en ella sacan en procesión al Cristo del Paño, un cuadro –que no una talla, y eso es lo más original- que representa a Jesucristo portando una cruz. El resto del año es imagen está en la Iglesia de la Encarnación, también llamada Santuario del Cristo del Paño, que data de principios del siglo XVI.
Todo lo anterior está muy bien y sin duda merece la pena. Pero probablemente el mejor recuerdo que se puede llevar quien visite Moclín es el de saber que ha estado en un lugar realmente histórico, que se ha sentido parte de su pasado. Porque este pueblo de la comarca de Loja, a unos 50 kilómetros de la capital, jugó un papel muy importante durante el periodo nazarí.
Moclín y su castillo, que todavía se conserva. La torre que lo corona, llamada del Homenaje, era la más próxima a la Alhambra, así que desde allí se enviaron numerosos mensajes a la fortaleza nazarí alertando de que las tropas católicas se iban acercando cada vez más. Sus avisos cesaron cuando el pueblo sucumbió al avance del adversario en 1486, seis años antes de que Granada, ya el último bastión, hiciera lo mismo.

El castillo de Moclín, por tanto, se sabe parte de la historia de la vieja al-Ándalus y de la España que surgió con los Reyes Católicos. Es un monumento que lleva allí desde el siglo XIII y que con todo merecimiento fue declarado Monumento Histórico-Artístico en 1931. Es también Bien de Interés Cultural con categoría de monumento.
Su estado de conservación es mejor que el de otros muchos castillos de la época y se puede visitar. Es posible acceder los sábados y los domingos, entre las once de la mañana y a las cinco de la tarde. En días laborables también puede verse, pero para eso hay que concertar cita telefónica previa con el ayuntamiento en el teléfono 690778517.
También llamado Hins Al-Muqlin, o fortaleza de las dos pupulas, se construyó a mediados del siglo XIII para la defensa del reino nazarí de Granada. Fue siempre un castillo fronterizo entre el creciente reino de Castilla y el menguante de Granada, por lo que fue objeto de constantes asedios. Aun así, aguantó lo suyo. Su rendición facilitó mucho el acceso de las tropas a la ciudad de la Alhambra, vieron el camino expedito.
Es un castillo de planta irregular que se alza, como suele pasar con los castillos, en el lugar más elevado del pueblo. Desde esa altura, a mil metros sobre el nivel del mar, se veían kilómetros de horizonte y, por tanto, se podía preparar la defensa para un nuevo ataque del enemigo con tiempo, porque se le divisaba desde bien lejos.

Dentro del castillo hay dos zonas diferenciadas. Una es la que forman sus murallas exteriores, más llamativas las que dan al oeste y al sur. Otro detalle llamativo es que, para aprovechar las ventajas del terreno (irregular, como se ha dicho, no todo el castillo está a la misma altura), en algunos tramos no hubo que construir murallas porque ya servía para eso la roca del monte donde se asienta.
En su puerta de entrada, encima de la iglesia que alberga la imagen del Cristo del Paño, está la Torre del Homenaje, la más alta, la más vistosa y, como se ha descrito ya, la más histórica. Desde ahí se ven tierras cercanas que pertenecen a la provincia de Granada y otras, más lejanas, que están ya en la de Jaén. Eso entronca al castillo de Moclín con otro igualmente histórico, el de Alcalá la Real, mejor conservado sin duda.
En el interior del castillo de Moclín hay, por lo demás, rastros que ponen en evidencia que no era un lugar para subir y bajar, sino que las tropas vivían en su interior de forma continua. Uno de los más llamativos es su aljibe, un enorme depósito de agua que servía para garantizar el suministro cuando las tropas enemigas asediaban, que como se ha dicho era un día sí y otro también.
Hay restos de un segundo aljibe, pero casi destruido. También quedan muestras de viviendas de entonces, que permiten saber que había un destacamento permanente. Todo eso no sólo se perdió durante el último ataque de las tropas castellanas, sino también después, en bombardeos durante la Guerra Civil española. Pese a todo, y gracias en parte a una rehabilitación que acometió la Junta de Andalucía, se mantiene erguido y con cierta altivez, mostrando como con orgullo lo que queda de él, que en un tiempo fue tan crucial.
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