Una española que vive en Senegal explica cómo es hacer la compra en un mercado de allí: «No desaprovechan ninguna parte del animal»

Vivir en Senegal es toda una aventura para los extranjeros que acaban allí. El choque, de hecho, ya lo notan la mayoría de turistas, especialmente si no proceden del continente africano, y los que encima se instalan allí deben acostumbrarse a una nueva cultura, ritmos, diversidad, un clima cálido y una sensación de comunidad en todo momento que afecta en el día a día. Además, la herencia de las etnias de la zona se nota en las tradiciones.

Hay aspectos más básicos, que también sorprenden, y mucho, a quienes se instalan allí. El francés es su idioma oficial pero hay múltiples dialectos locales, su comida es deliciosa pero muy especiada, la agitación en sus capitales no es algo imaginado y sus infraestructuras, tanto en ciudades como en zonas rurales, se alejan a cómo las tenemos aquí.

Por todo ello, incluso ir a comprar es toda una experiencia. Victoria Pérez, una joven española que lleva varios meses viviendo en Senegal con su novio y explicando su día a día desde su cuenta de TikTok (@victoriaperezzm), acaba de mostrar cómo lo hace ella. Ahora ha subido un vídeo para explicar cómo va al mercado de Ouakam, uno de los más populares de Dakar.

Victoria, que va con una amiga, empieza mostrando un puesto callejero en los que se venden, entre otras frutas, plátanos, pomelos y mangos. En francés pregunta cuánto cuesta uno de estos últimos, y le dicen que unos 0,22 céntimos y, tras comprobar su maduración, compra allí, obviamente pagando en efectivo. «Esto de momento solo eran las calles que había al lado del mercado», expone ella mientras enseña una vendedora de verduras (que están sobre una manta) y otro de pescado (puestos en un bol).

«La verdad es que es enorme y es un auténtico mercado senegalés», remarca ella, que añade que «es un poco lioso llegar pero vas preguntando a la gente o siguiéndola y llegas enseguida». La española confirma que «en este tipo de mercados se encuentra de todo, como en España: tanto ropa como comida, verdura, frutas, carne, pescado, cosas para la casa, decoración...». Victoria lo confirma con imágenes en las que se ven puestos con el espacio mejor diseñado y otros más improvisados: en el suelo, en entradas de habitáculos, ropa a borbotones puesta en bolsas...

El mercado tiene muchos puestos en plena calle «y hay un montón de callejuelas por las que puedes entrar y salir». Al haber ya estado previamente allí, Victoria sabía donde ir a buscar lo que quería exactamente, como la zona de verdura, que por cierto «tenía toda una pinta buenísima».

Además, por si alguien tiene dudas, ella confirma que también había «alguna cosilla de sección pescadería y luego tienen la carnicería, donde venden de todo». En las imágenes se ve, eso sí, que no hay neveras para guardar ni pescado ni carne y «aquí desde luego no desaprovechan ninguna parte del animal», confirma ella mientras muestra cómo hay una pata cortada que parece ser de una vaca. «Esto me hizo bastante gracia», acaba ella el vídeo.