Sevilla al Día
No usen su nombre
La guerra entre el colegio profesional y el perito por su formación para abordar trabajos forenses nunca debió salpicar el nombre de Marta del Castillo
Quince años de calvario son demasiados. Y los que restan mientras no alcancen a conocer dónde se halla el cuerpo de su hija, asesinada cuando era menor de edad, para poder darle cristiana sepultura y así tener un rincón donde llevarle un ramo de flores ... cuando el alma lo prescriba. Entonces, y sólo entonces, la familia de Marta del Castillo podrá descansar. Éste y no otro es el único propósito que les mueve en su lucha diaria en los frentes policial y judicial. Y seguirán dando la batalla mientras no lo alcancen, pero ellos, sus padres, su abuelo, sus familiares, están legitimados para usar el nombre de Marta con el firme convencimiento de que sólo quieren encontrar su cadáver. Todo lo que trascienda del seno familiar, todo en lo que se vea implicado su nombre es un manoseo del drama en beneficio de intereses propios.
Por suerte, esta vez la Justicia ha cortado rápido y por lo sano. El Colegio Profesional de Ingenieros Técnicos en Informática de Andalucía, con su decano Pedro de la Torre, «alertó» a los tribunales y a los medios de comunicación del perito y de la empresa que realizó el informe del móvil del asesino de Marta del Castillo, acusándolos, entre otras cuestiones, de intrusismo.
El caso de la joven sevillana, de nuevo, salta a la esfera mediática de este país por una cuestión ajena a la familia. El perito, cuya profesionalidad se puso en duda, desarrolla su labor forense en otros asuntos judiciales, algunos de ellos también en Andalucía. Entonces no cabe más que lanzar la oportuna pregunta de por qué el decano de este colegio profesional puso el foco en la actuación de Manuel Huerta en el caso de Marta del Castillo. La respuesta a ese interés cae por su propio peso. No hay más preguntas, señoría.
El análisis del móvil de Miguel Carcaño fue una prueba ordenada por el juez Álvaro Martín a propuesta de los desesperados padres. Aquella petición fue respaldada por la Policía Nacional y la Fiscalía en aras de encontrar un nuevo hilo del que tirar para localizar los restos del cuerpo de Marta, en cuyo caso Huerta ha desarrollado su labor como perito de parte, no por designación judicial.
La guerra abierta entre este colegio profesional y su decano contra Manuel Huerta y su empresa Lazarus por su formación, idoneidad o profesionalidad para abordar ciertos trabajos forenses en el campo de la informática nunca debió salpicar el nombre de Marta del Castillo, cuyo aprovechamiento es claro para sacar más rédito a los intereses de la organización colegial.
Para el juzgado de Sevilla ni hay intrusismo ni revelación de secretos en la actuación del perito. Del crimen de Marta del Castillo, lamentablemente, se sabe todo menos lo más relevante: dónde está el cuerpo.
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