LA BARBITÚRICA DE LA SEMANA
Dos alegres comadres
El episodio lo propiciaron personas adultas. Y no de cualquier tipo. Dos mujeres a las que se les presupone educadas y civilizadas, entendiendo por tal la capacidad de separar los asuntos tribales de la cosa política, así como el ámbito de discusión doméstico del espacio ... público. A pesar de tales salvedades, que se dan por sentadas para cualquier ser en sociedad, el asunto se desbordó. Pasó del enredo a la trifulca. Fue propio de aquellos que defienden sus ideas a escobazos o, ya puestos, con la fuerza.
Paso a narrar lo ocurrido, porque merece tenerlo claro. Esta semana, la exdirectora del CNIO María Blasco y su pareja, la fotógrafa y periodista Ruth Toledano, abordaron de forma violenta a la crítica de arte de ABC Cultural Marisol Salanova en su visita a ARCO. ¿El motivo? El artículo publicado en ABC el 28 de diciembre de 2024 en el que Salanova criticaba la gestión de CNIO Arte y el desvío de fondos para investigar contra el cáncer para la compra tendenciosa de obras de arte.
Así se lo hizo saber Ruth Toledano a la propia Marisol Salanova, a quien le recordó con muy malas maneras la naturaleza de su enfado: «Soy la pareja de María Blasco, te metiste con ella, perdió el CNIO y lo vas a pagar». El hecho, contado en estas páginas por la propia Salanova, sobrepasó los límites del patio de Monipodio –reyertas de pícaros y ladronzuelos– al más depurado surrealismo, cuando, tras fallar en un intento de abofetearla, Ruth Toledano comenzó a perseguir a la crítica de arte por distintos estantes de la feria de arte más importante de España. El objetivo de Toledano era obligar a la colaboradora de este periódico a desdecirse y arreglar la afrenta que su opinión, libre, informada y especializada supuso contra la gestión anárquica, desordenada y nepotista de su pareja, María Blasco, al frente de una institución que tiene por objeto, valga recordar, investigar sobre cáncer y no crear colecciones de arte contemporáneo.
Vaya persecución acometieron Ruth Toledano, su mujer y una tercera amiga. Según el relato de los hechos, la intención era emprenderla a empellones, tropiezos y hasta tirones contra Marisol Salanova, simple y llanamente, por hacer su trabajo.
La actitud de Toledano y sus acompañantes recuerda a la que tienen los padres asilvestrados que acosan a los árbitros de los partidos de fútbol de sus hijos o acaso la de quienes consideran que, por el solo hecho de detentar un cargo, pueden patrimonializar una institución o, lo que es peor, la autoridad que mana de ella para imponerse sobre los demás.
Al día siguiente de semejante esperpento, Marisol Salanova consultó con su abogado. Los críticos de arte, si ejercen la crítica de verdad, habrán de procurarse uno de los buenos. «Si acaso, también habrá que tomar clases de defensa personal», remata Salanova, quien, en sus propias palabras, «no está dispuesta a renunciar al pensamiento crítico y a la libertad de expresión». Faltaba más. Vaya peligro entrañan estas dos comadres de ARCO cuando sienten que el mundo les pertenece.
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