FERIA DE FALLAS
Horrible cogida a Borja Jiménez al entrar a matar a su primer toro en una corrida presidida por el Rey
El de Espartinas quiso salir a torear, pero apenas podía incorporarse y los médicos se lo impidieron. Se ha quedó a solas con la corrida Román, que está haciendo un esfuerzo titánico en una exigente corrida de La Quinta
Román ya tiene asegurada la puerta grande tras cortar una oreja al cuarto y otra al Famoso quinto, premiado con la vuelta al ruedo
Acompañado por Esplá y Bañuelos, Don Felipe preside desde una barrera el mano a mano entre Román y Jiménez con toros de La Quinta
Historia de dos suspensiones

Gritos de «¡viva!» el Rey, una voz con «el culpable es Pedro Sánchez» y lágrimas en el tendido durante el minuto de silencio en homenaje a las víctimas por la terrible dana. La trompeta de Vicente Ruiz 'El Soro' sonaba también de fondo en eso sesenta segundos, donde muchos eran incapaces de callar. Demasiado dolor, demasiadas pérdidas, demasiada espera.
Don Felipe presidió desde una barrera del 3 el mano a mano que se anunciaba el día grande de la feria de Fallas. Era un duelo entre Borja Jiménez y Román Collado, con toros de La Quinta, la ganadería que se ha hecho respetar en Sevilla. Junto al Monarca, el presidente de la Real Unión de Criadores de Toros de Lidia, Antonio Bañuelos, y Luis Francisco Esplá, un asesor de lujo.
Dejó por un día el alicantino 'La Taifa de Jorba', su refugio monacal donde se rige por los ciclos naturales, sin más reloj que el orto, el ocaso y el mediodía. El maestro que ensalza la ética gallista y joselitista, la del llamado Rey de los toreros, acompañó en el día grande de Fallas al Rey de España. Después de su visita sorpresa a Torrent, a sus fotos con los afectados por la catastrófica dana, los vítores a Don Felipe, en la plaza brotaron nada más salir el primer toro más vivas al Rey y a España. Y alguien mentó más por lo bajini a Mazón. Nada bonito parecía decir.
2️⃣ | Estoquea Román al segundo toro de la tarde lidiado por Borja Jiménez, que sufrió una espeluznante cogida al entrar a matar y es atendido en la enfermería.
— Plaza de Toros de Valencia (@plazadevalencia) March 19, 2025
🔥#Fallas2025 pic.twitter.com/EB9JbLonkU
Qué toro más bueno el primero de La Quinta, en el que Borja Jiménez se elevó en un sentido quite por chicuelinas y Román hizo una centrada faena, con momentos estupendos mientras aprovechaba la nobleza de Cocherito, con mejor embroque que despedida-, aunque faltó más... Como que la espada no hiciese guardia. Saludó una gran ovación en un toro que brindó a Felipe VI: «Majestad, con el máximo respeto y admiración, le brindo la muerte de este toro. Su compromiso con España y con todo el pueblo valenciano que tanto ha sufrido con la dana ha sido un ejemplo para todos. Muchas gracias por estar, porque siempre le necesitamos. Va por usted y por España».
El segundo traía importancia en la embestida. Un toro con casta y exigencias, como se vio en el capote. Para someterlo. Y eso hizo en el prólogo en un faena en la que no fue fácil coger el aire a Farolillo. Cuando se tiró a matar, el toro lo cogió de manera espantosa, prendiéndole por la chaquetilla, a la altura del pecho y por la espalda. Fue espeluznante. A la enfermería se lo llevaron rápidamente. Tuvo que matarlo Román en medio de la conmoción general. Qué angustia: lo pudo reventar contra las tablas. Literalmente. Sonó un aviso sin sentido ni sensibilidad.
Tuvo el gesto Román de brindar a su compañero herido, que estaba dentro de la enfermería, al parecer y milagrosamente, sin cornada, pero con un varetazo y una durísima paliza. Noble fue el santacoloma tercero, al que el valenciano concedió distancia sobre la derecha para lucir su boyante embestida. Lástima de viento, que incordió más que ningún día. Ligó series con emoción por el buen pitón diestro, a veces ahogando algo la embestida. Más guasa tenía por el zurdo, mandando recaditos. Se mascó otra vez la tragedia cuando acabó el matador en la arena tras enterrar una estocada contraria.
Feria de Fallas
- Plaza de toros de Valencia. Miércoles, 19 de marzo de 2025. Última corrida de la feria. Casi lleno en los tendidos. Toros de la ganadería de La Quinta. bien presentados dentro de la desigualdad, de interesantísimo juego, exigentes y encastados en conjunto; destacó el 5º, premiado con la vuelta al ruedo; el garbanzo negro fue el 6º, que se rajó.
- Román, de sangre de toro y oro. En el primero, estocada que hace guardia (saludos). En el tercero, estocada tendida y contraria y dos descabellos (saludos). En el cuarto, estocada trasera tendida (oreja tras aviso). En el quinto, estocada corta trasera tendida (oreja). Pincha en el sexto, suena un aviso.
- Borja Jiménez, de teja y azabache. Cogido al entrar a matar al segundo. Lo pasaporta Román de una estocada defectuosa. Suena un aviso.
- Se guardó un minuto de silencio por las víctimas de la dana.
Llegan noticias de la enfermería: Borja quiere salir a dar cuenta de su lote. Definitivamente, son de otra pasta los toreros. Pide que se corra turno. Sale entonces el previsto en quinto lugar, el último del valenciano. Agarra un puyazo en buen sitio el picador -otro más no le hubiese venido mal- y está pendiente de todo el toro, con un carbón encastado que venía pidiendo el carnet de matador. Tremendo el esfuerzo de Román, asentado y aguantando ese disparo del animal. Cómo pesaba estar delante de ese toro, que demandaba un gobierno superior. De sombrerazo el aguante en una difícil prueba. Con unos ayudados cuadró a Pegajoso, al que arrancó una oreja.
Quería salir Borja. Pero no podía con su alma. Y los médicos se lo impidieron. Así las cosas, se quedó a solas con la corrida Román. ¡Qué trago! En quinto lugar salió el que tenía que haber aparecido en cuarta posición, segundo del lote de Borja. Un señor toro, muy serio. En pie se puso la plaza con el soberbio tercio de varas de Puchano -torero a caballo-, en el que Román tuvo la generosidad de lucirlo desde los medios. Aplaudía toda la plaza, desde Su Majestad a los areneros. Brindó a sus paisanos Román: la excelencia de la bravura se condensaba en el trapío de Famoso. Requería mando y suavidad. Y Román, en su derroche de ganas, se aceleró. Ojo a cómo metio la cara cuando probó el zurdo. Cambió a la mano de la cuchara, con esa nobleza que derramaba, pues cuando hacía amagos de protestar era porque no había comunión total. Entró el acero a la primera y cortó la oreja que le abría la puerta grande. Con los honores de la vuelta al ruedo despidieron a Famoso, un toro de bandera al que le colgaban las dos peludas.
Se acercaban las manecillas a las siete y media cuando el sexto derribaba al varilarguero y se ensañaba con el caballo. Con listeza y toreramente, Román lo llevó al piquero que guardaba puerta. Con una estampa a lo Cazarratas acabó el tercio de banderillas, con el toro paseando por el redondel con el capote prendido de un pitón. Para su padre fue el emotivo brindis, pero este animal cantó la gallina y se rajó enseguida. Román pinchó y pinchó ahora.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete