LIBROS
Esto opina el crítico de ABC sobre el libro de las confesiones de José Bretón, cuya difusión ha sido paralizada
Esta reseña de ABC Cultural la firma nuestro crítico Juan Ángel Juristo y se limita a una lectura de los valores literarios de la obra
Fue escrita antes de que se supiera nada sobre la denuncia de Ruth Ortiz o del desarrollo de este caso en los juzgados
Anagrama suspende la distribución y promoción del libro sobre José Bretón

Nota de la redacción: La denuncia de Ruth Ortiz ha paralizado judicialmente la distribución y promoción de 'El odio', libro de Luisgé Martín que ha sido editado por Anagrama. Los abogados de la editorial están realizando una lectura a toda prisa para estudiar las ... posibles implicaciones penales de su publicación en un dictamen que podría conocerse de manera inminente. Una vez conocidas las consecuencias Anagrama decidirá si pone a la venta el libro y continúa con los planos de promoción.
'El odio' está escrito como «un viaje a la mente del asesino», según el autor. El libro tiene tres partes: la primera, 'Autorretrato de José Bretón', narra la historia y la personalidad del criminal, sus relaciones y conflictos sentimentales. La segunda, 'El crimen', presenta un relato de los asesinatos y la investigación policial. La tercera se titula 'La confesión' y narra cómo Luisgé Martín fue tomando contacto con Bretón a través de llamadas y cartas hasta una entrevista personal en la cárcel, en la que el asesino mostró, según relata, su arrepentimiento y le pidió mantener el contacto e incluir una carta suya en el libro.
Esta reseña de ABC Cultural la firma nuestro crítico Juan Ángel Juristo y se limita a una lectura de los valores literarios de la obra. Fue escrita antes de que se supiera nada sobre la denuncia de Ruth Ortiz o del desarrollo de este caso en los juzgados
Frente al frenesí
Por Juan Ángel Juristo
«Luisgé Martín se ha inmiscuido en la largueza de los límites en varios libros suyos, tal 'Cien noches' o 'El amor del revés', donde podríamos incluir '¿Soy yo normal?', aunque aquí la ironía es capaz de sustituir lo que de dramático pinta en otras situaciones, aunque hay que decir que el autor tiende siempre en su obra a una escritura clara, casi prístina, objetivista, muy poco dado a cargar tintas por el lado sentimental, quizá por cierto decoro ante la facilidad de su manipulación.
En 'El odio' analiza, disecciona muchas veces, el caso de José Bretón, que el 8 de octubre de 2011 asesinó a Ruth y Javier, seis y dos años de edad, sus hijos, a los que quemó hasta no dejar ni rastro en su finca de Las Quemadillas y que en un caso típico de lo que hoy día se denomina violencia vicaria, es decir, asesinar a los hijos para hacer más daño a su mujer que si la hubiese matado, fue condenado a cuarenta años de cárcel.
Los crímenes alevosos son atracción de los escritores desde siempre porque, en principio, se les supone excrecencias de lo social y, por tanto, dignos de estudio de nuestra personalidad más oculta: por ahí anda aún el asesino Moosbrugger, de 'El hombre sin atributos', de Robert Musil, inquietándome con sus argumentos.
Luisgé Martín, en un alarde narrativo que sigue los pasos de Enmanuel Carrère en 'El adversario' y, sobre todo, la obra maestra que abre el telón de este tipo de género, 'A sangre fría', de Truman Capote, ha estado más de tres años tratando con Bretón, personaje que le fascina, si no no le hubiese otorgado años de su propia existencia dedicándose a otros menesteres, y el resultado ha sido este libro, que es sabio por varios motivos: desde luego por el modo en que está escrito, con ese afán por la objetividad que Stendhal recomendaba y ponía como ejemplo el Código Civil y, desde luego, por la mezcla entre subjetividad, siempre la del autor y nunca la del actor porque creo que en el libro se deja bien claro que nadie es capaz de indagar en la interioridad última de una persona, que sería en fin el último velo de Maya.
Luisgé Martín atisba con clarividencia que el resentimiento, aun sea dirigido a una persona cualquiera, con el tiempo se va objetivizando hasta alcanzar el grado de agravio generalizado. En cierto sentido es la misma conclusión a que llega Juan Manuel de Prada con su personaje Fernando Navales por motivos muy distintos en su última novela, 'Mil ojos esconde la noche', cosa bastante terrible que Martín enlaza con ese odio ancestral que nos cubre desde el principio.
De ahí que esa banalidad del mal, de que habla Hanna Arendt en 'El caso Eichmann', y del que Martín se ocupa en el libro, sea concepto mal interpretado pues supondría mirar la vida con dos libros de cuentas, lo que nos sirve para hacernos mejores y lo otro, lo banal, con esa carga que resta terribilidad al asunto por lo que tiene de gratuito. Desde luego que Luisgé Martín es persona poco dada al pensamiento teológico y en este muy buen libro así lo muestra, pero enfrentarse con el mal es algo tan oscuro como nuestro propio origen y aquí comienzan a tambalearse las ideas salvíficas, como bien sabían los griegos. Un gran relato».
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