CRÍTICA DE:
'Hello Everyone', de Laia Estruch en el Museo Reina Sofía: voz, cuerpo, espacio
Madrid
Primera exposición de la era Manuel Segade en el M. Reina Sofía. Se apuesta así por el arte español, las medias carreras y una disciplina difícil de incluir en el cubo blanco
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Lejos quedan en la memoria aquellas veladas dadá del Cabaret Voltaire, situado en la neutral ciudad suiza de Zúrich, en plena Gran Guerra. Veladas animadas por su 'alma mater', el poeta alemán Hugo Ball, que solían acabar como el rosario de la aurora, ... y en las que –con el permiso de Marinetti– podríamos emplazar el nacimiento del arte de acción.
Más cercanas en el tiempo se encontrarían las piezas de los años 50 y 60 del pasado siglo de artistas como Allan Kaprow, con sus 'happenings', que iban a poner definitivamente las bases de lo que conocemos como arte de acción.
Se trata de prácticas artísticas cuyas señas de identidad serían su carácter efímero, su experiencia directa y su voluntad de incluir al público como un factor fundamental. Desde los primeros 'happenings' hasta las 'performances' digitales del siglo XXI, esta disciplina ha evolucionado constantemente, adaptándose a los cambios culturales y tecnológicos de cada época. Entre sus mecánicas expresivas pueden encontrarse elementos de teatro, danza, música, literatura, sonido y artes visuales. Las diferencias entre 'happenings' y 'performances' se han ido difuminando hasta adoptar genéricamente el calificativo de 'performances'.
Fronterizo y elástico
En este sentido, el Museo Reina Sofía presenta ahora 'Hello Everyone', por cierto, la primera exposición propia de su actual director, una ambiciosa muestra de Laia Estruch (Barcelona, 1981), representante clave de la 'performance' en nuestro país. Es una amplia propuesta, en total 27 obras mostradas por vez primera de manera global, que recoge todos sus proyectos –desde el año 2011 hasta este momento– dentro del ámbito 'performativo', al igual que otras piezas de vídeo, obra gráfica, sonora y partituras visuales.
El corpus artístico de la artista catalana se sitúa primordialmente en un espacio fronterizo y elástico entre la escultura y la 'performance', en el que confluye la experimentación del cuerpo, y sobre todo la utilización de la voz y el sonido como materiales de trabajo fundamentales. Así, ella misma ha señalado que «la voz es para mí otro cuerpo, el más performativo que conozco porque nace y muere en cada exhalación, es un cuerpo muy espiritual».
Sus propuestas reflexionan sobre el potencial generador de emociones que alberga la voz en sus diferentes registros sensoriales, y lo relaciona con la capacidad expresiva de la dimensión corporal, estableciendo un diálogo performativo en el que ambas entidades se retroalimentan, concibiendo escenarios escultóricos de experimentación que se activan a través del sonido y el gesto.



Dentro del excelente nivel general de la muestra, a mi juicio, destacan, por un lado, 'Crol', donde explora las posibilidades expresivas de la voz en el agua y a su vez la interacción de este elemento, real o imaginario, con la dimensión lúdica e ingrávida de nuestros cuerpos. Asimismo me interesan 'Trena', una instalación expansiva que recrea orgánicamente el flujo de diversos factores, físicos y humanos, dentro del espacio público; 'Moat-3', quizás uno de sus trabajos más 'escultóricos' y que plantea una dinámica de interacción con el público; o también 'Residua', una obra que recuerda a los toboganes de los parques infantiles y que análogamente nos invita a interactuar.
Al tiempo que observamos y experimentamos estas piezas tridimensionales y tangibles se genera en el espectador una inmersiva experiencia sonora, como una suerte de tejido reticular invisible que lo envuelve y lo conduce de un espacio a otro.

Laia Estruch
'Hello everyone'. Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. Madrid. Edificio Sabatini (4ª planta). C/ Santa Isabel, 52. Comisariado: Latitudes (Max Andrews y Mariana Cánepa Luna). Hasta el 1 de septiembre. Cuatro estrellas.
Tal vez el único debe de esta buena exposición radique en la dificultad de mantener la tensión de activación de estas obras cuando su creadora no se encuentre en diálogo real con ellas, algo que por otro parte suele suceder con determinadas propuestas de acción, muy imbuidas de la participación de sus autores como es este caso. Para evitarlo, al menos en cierta medida, Laia Estruch actuará en vivo en varias ocasiones a lo largo de esta muestra.
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