Ricardo Darín, el verdadero hombre de consenso de la Transición (Argentina)
El intérprete, estrella indiscutible del lunes en San Sebastián, presentó 'Argentina, 1985', sobre el juicio a la dictadura de su país
El intérprete no quiso trazar paralelismos con el paso a la democracia en España: «Cada sociedad necesita sus tiempos para curar sus heridas»
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Ricardo Darín, con la concha del logotipo del Festival de San Sebastián al fondo como una aureola
Hay adjetivos que son indisociables de un sustantivo. No es posible mencionar la Transición sin que aparezca la palabra 'consenso', ni siquiera con una 'transición' que ocurrió a miles de kilómetros. Por eso después de ver 'Argentina, 1985', película que recrea el juicio civil contra la dictadura de la Junta militar que gobernó aquel país desde 1976 a 1983 y que supuso el asentamiento de la democracia, es imposible no pensar en el adjetivo. Un calificativo que aquí, lejos de las páginas de política, surge pegado a su protagonista: Ricardo Darín, todo él consenso, verdadero hombre de estado (cinematográfico), aplaudido y valorado desde ambas trincheras (que en el territorio fílmico son la del «cine de autor» y la del «cine comercial»).
Por si acaso, y como algunos -ya desde las trincheras políticas- han querido buscar similitudes entre lo que narra la película y lo que sucedió en España en los albores de la democracia, Ricardo Darín ha querido enfundarse el traje de la moderación: «No voy ... a decir nada que pueda inflamar las cosas», advierte «con respeto». «No se pueden trazar paralelismos entre la historia de un país y otro. Nuestra democracia allá fue interrumpida muchas veces, acá fue una guerra de hermanos a la que siguieron muchas décadas de dolor, y hay que entender el dolor de cada país, cada sociedad necesita sus tiempos, sus procesos para curar sus heridas, y no se puede decir lo que debe hacer un país u otro».
Aborta así cualquier posibilidad de titulares explosivos. Lo hace, se intuye, para defender un guion «que está tratado con mucha delicadeza, cuidado al milímetro». Así que no quiere decir nada que pueda condicionar (que es lo mismo que molestar) al espectador. Ni en lo ideológico, ni en lo cinéfilo, porque la película es pura dinamita «comercial» -entretenida, divertida en algún momento, emotiva hasta la lágrima en otro- sin renunciar al poso que Santiago Mitre, el director, sabe infiltrar en la pantalla. Su carrera en festivales lo avala: En Venecia ganó el Fipresci (la crítica de cine) y el premio Signis, otorgado por la Oficina Católica de la Comunicación.
El traje de dos héroes corrientes
Se convirtió Ricardo Darín en el protagonista del lunes gracias a una interpretación mayúscula (que evoca otra anterior suya, en 'El secreto de sus ojos') en la que da vida al fiscal Julio César Strassera, un «nombre corriente» que impulsó una investigación que fue un hito en todo el mundo. «Los hombres como yo no cambiamos el curso de la historia», dice el personaje por boca de Darín en la película (que aglutinó un intenso aplauso tras el pase oficial), a lo que el propio actor, ya en la entrevista con ABC, replica: «Yo encarno a un hombre que no van en mallas, que no tiene superpoderes, pero que sí es un héroe».
Además de Darín, 'Argentina, 1985' la coprotagoniza Peter Lanzani. Uno da vida a fiscal Strassera y otro a su joven ayudante, Luis Moreno Ocampo. Juntos cumplieron con el famoso decreto 158/83 del presidente Alfonsín para juzgar a los nueve militares de los tres Ejércitos que durante la dictadura violaron sistemáticamente los derechos humanos. La aridez del tema se suaviza en la primera escena, una desternillante conversación entre Strassera y su hijo. Luego vendrán los testimonios de las víctimas, el discurso del fiscal que se vio en todo el mundo, 'Nunca más'; la reparación, la justicia, el futuro: «La película cuenta un hecho del pasado reciente que atraviesa nuestro presente, pero que mira al futuro, hacia adelante. El 'Nunca más' habla claro de trazar una raya, que esto no puede volver a ocurrir»
Emocionar y entretener
Confiesa Darín que él disfruta como nadie cuando ve un «gran 'blockbuster'» hecho como solo los americanos saben hacer, pero «tenemos que defender el cine de autor porque es el que busca la emoción, el que nos piensa como personas». «Los seres humanos tendemos a buscar la parte bella del mundo», reflexiona un actor que no ha rodado explosiones mastodónticas, persecuciones donde morir es imposible ni tiroteos donde el protagonista sobrevive a una docena de balas en el cuerpo. «La gente busca la humanidad en lo que ve, busca al ser humano, aunque ambos mundos tienen que convivir y a mí me encanta cuando veo una superproducción bien hecha».
Así pasó feliz su lunes en San Sebastián Ricardo Darín, pese al dedo fracturado de la mano derecha que le impide saludar como le gustaría. Sabe que esta película le va a dar muchos meses de trabajo en forma de entrevistas, de viajes, de presentaciones. El filme ya se vio en Venecia, ahora está en San Sebastián, y tiene aspiraciones de volar muy alto. Produce Amazon, es decir, que hay dinero para la promoción, quién sabe si incluso para llegar -volver, en el caso de Darín- a los Oscar.