PJ Harvey: de los tambores de guerra a los paraísos perdidos de la infancia
La cantante y compositora británica regresa tras siete años de silencio con 'I Inside the Old Year Dying', mágica y perversa fábula sobre la pérdida de la inocencia y el tránsito a la edad adulta
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Polly Jean Harvey (Bridport, 1969) se fue a ver mundo, palpó heridas y cicatrices y, cuando quiso darse cuenta, casi se queda por el camino. Dos años de gira, más de cien conciertos aquí y allá, un día en Nueva Zelanda, otro en ... Japón. De Brasil a Barcelona y vuelta a empezar. Ni siquiera con 'Let England Shake' estuvo tanto tiempo en la carretera. «No estaba segura de si quería seguir escribiendo álbumes y tocando o si era hora de un cambio en mi vida», reconocía en una entrevista reciente.
La semana pasada, en una extensa charla con Laura Snapes en las páginas de 'The Guardian', la británica, probablemente una de artistas más relevantes y trascendentes de la música contemporánea, ahondaba en la sensación de hartazgo y vacío que la acompañó mientras estiraba la gira de presentación de 'The Hope Six Demolition Project' hasta finales de 2017. Durante los conciertos, decía la cantante y compositora, se veía a sí misma desde fuera interpretando su papel y «tratando de desentrañar quién y qué» era en ese momento de su vida.
«Estaba muy cansada: luego recordé lo cansada que había estado escribiendo», confesaba. Cómo no estarlo. 'The Hope Six Demolition Project', su último disco hasta la fecha, era un álbum de espacios abiertos y vergüenzas al aire; un disco de rock incandescente al que dio forma viajando primero por Kosovo, Afganistán y Washington D. C., y encerrándose después en un estudio semiabierto al público en la Somerset House londinense.
Venía Harvey de su segundo Mercury Prize y de la cima de 'Let England Shake', relectura en clave convulsa de la historia de su país y ajuste de cuentas con siglos de violencia y desmanes bélicos ( «brazos y piernas en los árboles», que canta en 'The Words That Maketh Murder»), así que el desgaste debió de ser notable. De fondo, tambores de guerra y cadenas arrastrándose por el suelo. Canción protesta que, ahora lo sabemos, casi acaba con ella y con sus ganas de seguir haciendo música.
'Love me tender'
«Vete a casa ahora, amor, deja tu vagabundeo», canta, se canta ahora, en la arrebatada y majestuosa «A Noiseless Noise», despedida y cierre del magnético y espectral, del fabulosamente perverso 'I Inside the Old Year Dying'. Su primer disco en siete años y un viaje de vuelta a casa, al paisaje emocional de la adolescencia y al paraíso perdido de la infancia, que la británica transforma en brillante y enigmática fábula sobre sus propias raíces. La vida, la muerte y el espectro de Elvis,«love me tender, love me sweet», danzan de la mano en este disco-refugio; un álbum con el que la inglesa que se encierra en sí misma para cantarle a la pérdida de la inocencia y a la transformación interior.
Imágenes bíblicas, referencias shakesperianas y algún que otro espectro del pasado circulan por un disco concebido como extensión sonora de 'Orlam' poema narrativo escrito en el dialecto de la región de Dorset que la autora de 'To Bring You My Love' publicó el año pasado. Ahí está, como en el libro, Ira-Abel Rawles, una niña de nueve años que empieza a dejar atrás la inocencia de la infancia mientras se adentra en un confuso y turbulento claroscuro emocional. Una historia casi de fantasmas (o sin el casi) con la que Harvey regresa a la zona en la que se crió para inventarse un nuevo mundo hecho de folk espectral, percusiones penetrantes y zumbido de sintetizadores. A su lado, John Parish y Flood, sospechosos habituales a los que se suman discretas aportaciones vocales de los actores Ben Whishaw y Colin Morgan.

En el 30 aniversario del volcánico 'Rid On Me', Harvey también desempolva guitarras angulosas y blues espartano en 'Seem an I', pero lo que manda en ''I Inside the Old Year Dying' es la sutileza instrumental, los misteriosos sonidos de campo y la voz de Harvey emergiendo de entre las tinieblas. «¿Eres Elvis? ¿Eres Dios? ¿Jesús envió para ganarte mi confianza?», se pregunta en 'Lwonesome Tonight', epicentro emocional de un disco en el que, calendario en mano, cada canción corresponde con un mes; un año en la vida de Ira-Abel y en su a ratos accidentado tránsito a la edad adulta. Ahí la tenemos, en la canción que da título al álbum, deslizándose de su piel infantil para perderse en el bosque.
También Harvey ha mudado de piel y, después de revisar a fondo toda su discografía con ediciones expandidas, ultima una nueva versión de sí misma que se hará carne sobre el escenario a partir del 22 de septiembre, comienzo de una nueva gira europea por teatros que, vaya, de momento pasa de largo de España. Y no, no parece 'I Inside the Old Year Dying', con los temblores de 'August', la nebulosa acústica de 'A child's Question, July' y el ensalmo vocal de 'All Souls', un disco demasiado apropiado para festivales de gran formato.
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