La Galería de las Colecciones Reales revela uno de sus misterios: las primeras obras que recibirán al visitante
Cuatro columnas salomónicas de Churriguera que han recuperado su pasado esplendor ya están instaladas en la planta de los Austrias

Como un mago que envuelto en un halo de misterio va mostrando sus cartas, así la Galería de las Colecciones Reales está revelando las obras que poco a poco van poblando sus salas ante la próxima apertura del museo prevista para el verano ... . La presidenta de Patrimonio Nacional, Ana de la Cueva, y la directora de las Colecciones Reales, Leticia Ruiz, han presentado este martes las primeras piezas ya instaladas en el lugar donde se expondrán, en el preámbulo de la gran planta dedicada a los Austrias. «Estamos en la cuenta atrás para la inauguración de la Galería y todo marcha según lo previsto«, asegura Ana de la Cueva.
Ante un tapiz de la serie de 'Los Honores' aún tapado y las vitrinas que en un futuro albergarán las dos piezas deltesoro visigodo de Guarrazar que conservan las Colecciones Reales, la presidenta de Patrimonio Nacional y Leticia Ruiz han dado a conocer las cuatro columnas salomónicas ya restauradas que recibirán a los visitantes en el inicio de su recorrido por el museo. Para De la Cueva, son «una muestra muy clara» de lo que será la propia Galería, un edificio de formas austeras y rectilíneas que dialogará con 650 obras de arte ricas y variadas, algunas tan barrocas como estas columnas.
Un azul lapislázuli oculto
Hace más de un siglo que nadie contemplaba ese azul lapislázuli que se escondía bajo los motivos vegetales en pan de oro de estas columnas barrocas que formaron parte del retablo mayor de la desaparecida iglesia del Hospital Virgen de Montserrat. Rescatadas en 1903, antes de que este templo situado en la plaza de Antón Martín fuera derruido, debido a su colosal tamaño (miden casi seis metros de altura y pesan 600 kilos) no se trasladaron como el resto de las piezas del retablo al convento madrileño de Santa Isabel, en la calle Atocha.
Las columnas diseñadas por Francisco de Herrera el Mozo y realizadas por un joven José de Churriguera entre 1674 y 1678 se conservaron durante décadas en los almacenes del Palacio Real de Madrid y solo a partir de los años 80 pasaron a decorar un acceso al edificio por el Campo del Moro. Por entonces, sin embargo, «no se parecían en nada a lo que tenemos hoy aquí», señala Ana de la Cueva. Una capa de barniz oscurecido y policromía en blanco ocultaba su aspecto original.
Antes
Después


La restauración llevada a cabo en los últimos cinco meses 'in situ' ha desvelado el intenso esmalte azul marmoleado que perduraba bajo los repintes y que las hace únicas, pues en el barroco español lo habitual es que las columnas salomónicas se doraran por entero. «Son piezas capitales del barroco español porque fueron claves para el desarrollo de este estilo y porque las realizó el mejor diseñador de finales del XVII«, remarca José Luis Sancho, investigador de Patrimonio Nacional.
Aragón en Madrid
«Un primer ensayo del estilo churrigueresco«, añade Leticia Ruiz, para quien estas columnas que cobijaban el camarín de la Virgen de Montserrat son además »piezas señeras de la presencia del Reino de Aragón en la Corte«. Fundado en 1616 en tiempos de Felipe III, este Hospital que se erigía en el lugar que hoy ocupa el Teatro Monumental representaba oficialmente a la Corona de Aragón en Madrid y ofrecía asistencia social a los residentes aragoneses en Madrid.

«Son unas columnas de un gusto exquisito, muy barroco, y con un acabado sorprendente», comenta Lourdes de Luis, jefa del Servicio del Departamento de Restauración de Patrimonio Nacional, al hablar de estas piezas formadas cada una por ocho tambores de pino procedentes de los bosques de Valsaín (Segovia), huecos en su interior y ensamblados, y decoradas con tallas de hojas de pámpano y racimos de uvas. De Luis explica que además de recuperar su color original «en un 80%», las columnas presentaban grietas de ensamblaje y daños ocasionados por la cera de las velas que iluminaban el retablo a diversas alturas en los siglos XVII y XVIII.
Recuperado su esplendor pasado, ahora esperan en la planta -1 a los futuros visitantes de este proyecto museístico que, en palabras de sus promotores, es uno de los más importantes de Europa de las últimas décadas. Mientras, tras los biombos instalados en la sala para dar privacidad a los operarios de montaje aguardan más secretos que poco a poco Patrimonio Nacional irá desvelando.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete