Cuando la escultura se bajó del pedestal y salió a las calles
La Fundación Juan March reúne en una exposición, que gira en torno al concepto de escala, un centenar de piezas de unos 70 artistas
Una maniobra milimétrica para trasladar un Chillida

En un encuentro con Giacometti, ante unas de sus esculturas figurativas, le preguntó Eduardo Chillida: «¿Por qué las haces tan pequeñas?» El artista suizo respondió: «Para que el espacio se agrande». Cuestión de escala.
El tamaño no importa, al menos en la ... escultura. Lo que sí importa es la escala, herramienta clave, condición esencial en el desarrollo de la práctica escultórica contemporánea. La Fundación Juan March atesora en su colección de arte esculturas monumentales. En su exterior, dos piezas emblemáticas de Eduardo Chillida ('Lugar de encuentros VI',) y Eusebio Sempere ('Órgano') dan la bienvenida al visitante. De este último, se conmemora este año el centenario de su nacimiento; en 2024 le tocará el turno a Chillida. Y, aunque a lo largo de su historia la fundación ha dedicado más exposiciones a la pintura que a la escultura (resulta más caro el transporte y los seguros, lo cual dificulta los préstamos), esta no ha faltado en su programación.
Es el caso de monográficas de Giacometti en 1976, Julio González en 1980 e Isamu Noguchi en 1994, además de algunas colectivas. En 1981 tuvo lugar 'Medio siglo de escultura, 1900-1945', que abarcaba las vanguardias europeas (futurismo, constructivismo, cubismo, dadaísmo o surrealismo) hasta la nueva figuración de posguerra. Ahora, la fundación cierra el círculo con la que podría considerarse como una segunda parte de aquella muestra: la escultura que va desde 1945 hasta 2000, y su relación con la escala, que «configura, envuelve y expande la escultura».
Al igual que hace la escultura contemporánea (se baja del pedestal y sale a las calles), parte del centenar de obras incluidas en la muestra no se exhiben en la sala de exposiciones de la Juan March, sino que se expanden por el vestíbulo (luces de neón de Dan Flavin, una obra de Fiona Banner..., maquetas y obras de pequeña escala de las esculturas que hay en el exterior del edificio), las escaleras (dos fotografías: una de Juan Navarro Baldeweg y otra de Luis Camnitzer), la entreplanta ('Tú/Yo/Ellos', de Tony Oursler), el patio y el jardín de la Banca March (que se abre al público por vez primera), y llega hasta las calles adyacentes, donde habrá un itinerario de escuchas. José Luis Maire, musicólogo, ha seleccionado quince extractos de piezas de arte sonoro y música experimental (John Cage, Steve Reich, Elle Fullman...), en las que la escala juega un papel importante. Es preciso descargarse una aplicación con un código QR, disponible en un tótem en la entrada de la fundación.



La tesis de la exposición, advierten Manuel Fontán del Junco, director de Museos y Exposiciones, e Inés Vallejo, jefa del proyecto expositivo, ambos de la Fundación Juan March, es «cómo a partir de 1945, una buena parte de los artistas europeos y norteamericanos reflexionaron sobre la escala y la utilizaron como un útil esencial para producir su obra». A partir de ahí, abadonó su lugar habitual en los museos, perdió el pedestal y se acercó a la instalación, la performance y la arquitectura.
Surgieron dudas, cuenta Fontán del Junco, de si en una sala de exposiciones de apenas 500 metros cuadrados cabrían las obras. Incluso se dudó de si la escultura de la segunda mitad del siglo XX encajaba en un espacio (el cubo blanco) del que había escapado. Propusieron capitanear el proyecto a Penélope Curtis, historiadora del arte especializada en escultura, que dirigía por entonces la Fundación Serralves de Oporto y era autora de un manual de escultura moderna que es un referente. Aceptó ser la comisaria invitada de esta exposición, que permanecerá abierta hasta el 2 de julio. 'Escala: Escultura (1945-2000)' reúne más de un centenar de piezas de 70 artistas de tres generaciones, cedidas por unos 60 prestadores, que utilizaron la escala como una herramienta esencial en su trabajo.



El recorrido, inverso al tradicional, se ha dividido en cinco secciones. Arranca en el interior de la fundación con 'Recinto', una reflexión sobre los efectos de la II Guerra Mundial, a raíz de la cual se empieza a concebir la escala de un modo distinto. Un grupo de artistas como Noguchi o David Smith trabajaron con la idea de jaulas (pueden ser hogar, pero también prisión) y la fragilidad del hombre en relación con la humanidad. Jaulas y estatuillas de Giacometti, un casco de Henry Moore, casas frágiles de Louise Bourgeois, un balcón de hotel de Juan Muñoz, pilares humanos de Stephan Balkenhol...
A continuación, se centra en el concepto de medida. «El metro se convierte casi en objeto de culto y muchas esculturas se basan en él», explica Penélope Curtis. Duchamp mostró un gran interés por la medida. Su obra 'Tres paradas estándar', de 1964 (préstamo del Pompidou), presente en la exposición, es precursora de esa obsesión por la medida en la escultura contemporánea. Otra pieza destacada es 'Un metro cúbico de infinito', de Michelangelo Pistoletto.
Hubo creadores que exploraron la repetición. Las posibilidades escultóricas entre el cero y el infinito. Artistas conceptuales y minimalistas como Dan Flavin, Donald Judd o Sol LeWitt se unen a Gabriel Orozco, Lygia Pape, Hans Haacke... en 'Progresión', tercera sección de la muestra. Una escultura en granito de Giovanni Anselmo, esculturas transparentes de Louise Nevelson, en cuero y tierra de Cildo Meireles, un reloj de arena de Bethan Huws, o una escultura efímera, de Féliz González-Torres: una pila de hojas de papel negro, renovables sin límite. Es una de sus series más famosas.
Dan Graham introduce un nuevo discurso arquitectónico en la escultura: la maqueta. En el apartado dedicado a la 'Proporción' se muestra 'Casa a escala humana', de Pistoletto, y la maqueta blanda de Claes Oldenburg del monumento donado por Pablo Picasso a Chicago en 1968. Katharina Fritsch está representada por una de las esculturas más impactantes de la muestra: 'Hombre y ratón', de 1991-92, un enorme ratón se posa sobre la cama donde duerme una persona.
Salimos del edificio. El patio y el jardín aledaño están 'ocupados' por obras de gran formato: 'Mini-Escort ampliado al 130%', obra emblemática de Elizabeth Wright, de 1999; 'Tres chinos', de Juan Muñoz... Sorprende ver en este bucólico lugar una ambulancia. En realidad, es una pieza artística: 'Accident Motion Pictures' (2003), de Miguel Palma. Muy cerca, 'Novela de Münster', de Dominique Gonzalez-Foerster. La instalación original, realizada para una muestra de escultura al aire libre, constaba de 34 reproducciones a escala 1:4 de obras que habían participado en las sucesivas ediciones de la exposición entre 1977 y 2007. Aquí se exhiben solo unas cuantas.
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Entre las obras realizadas 'site-specific', encargadas por la Fundación Juan March y la Banca March en los últimos sesenta años, además de las ya citadas de Chillida y Sempere se hallan 'Almudena', de Miguel Berrocal; 'Juan March Ordinas', de Pablo Serrano; 'Castilla', de Gustavo Torner; 'Laberinto húmedo (Habitación vegetal XVIII)', de Cristina Iglesias; 'El viento de Balos', de Martín Chirino; y 'Talismán II', de Blanca Muñoz.
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