Arte
«Lo nuestro es un intercambio de ideas sin intención alguna»
Dominique Gonzalez-Foerster y Enrique Vila-matas
Literatura y arte conceptual se dan la mano en la obra de Dominique Gonzalez-Foerster, en colaboración con Vila-Matas, que se expone en Madrid, en la galería Albarrán Bourdais, bajo el surreal título de 'Farmacias distantes'
Enrique Vila-Matas hace tiempo que transita por el abismo que dibuja los límites territoriales de la literatura y del arte contemporáneo. Dos mundos que, según donde te coloques, te pueden mirar bien –con un guiño cómplice–, o con una ojeriza tremenda que a ... veces roza lo agresivo y desagradable. Explicado 'grosso modo', digamos que a la literatura le cuesta más entrar por el aro de lo artístico con dejes conceptuales que al arte por el de la literatura, por muy conceptuales y experimentales que discurran sus lecturas entre líneas. Sin duda, está mejor visto un creador (plástico) que devore libros de noche y de día que un escritor que acabe como cómplice de lo conceptual, de Duchamp y sus secuaces. A tenor de sus organizados detractores, bien pueden imaginar que Duchamp tiene más fieles y 'malignos' seguidores que cualquier secta que emborrona las páginas de sucesos cotidianos.
A Enrique Vila-Matas le han reprochado que coquetee con el arte en sus libros, en sus novelas, pero nunca el mundo del arte le ha repudiado con un «zapatero a tus zapatos». Él mismo lo resume jocosamente de esta manera: «debo de ser como un artista conceptual porque el 'New York Times' dijo que escribía novelas conceptuales, pero yo no lo creo... Hay pensamiento y ficción. Eso es otra cosa«. Por ello se encuentra, desde hace mucho tiempo, tan cómodo cuando participa en una exposición como esta de la galería Albarrán Bourdais en Madrid con Dominique Gonzalez-Foerster. La última de una larga lista de colaboraciones con ella misma y con otros nombres de postín (por ejemplo, la gran Sophie Calle, aunque este sueño compartido se trastocó en pesadilla) o eventos, como la Documenta de Kassel. «He encontrado muchas ideas en los museos, ideas que me hacían escribir cuando veía obras de los dadaístas, de Picasso, de Dalí... Dicho todo esto, mi pintor favorito es Velázquez», remata Vila-Matas esta evocación del juego multidisplinar. Dominique Gonzalez-Foerster, al hilo del discurso, toma el guante y confiesa que «con Duchamp la fascinación nunca acaba».
Devora libros
Ella, de origen francés (nace en Estrasburgo en 1965), se define como una persona que devora libros desde siempre, desde que era una niña («es la clásica lectora que escribiría», sentencia Vila-Matas), y eso se refleja en todos y cada uno de sus trabajos. La primera vez que yo asistí a uno de sus montajes fue en el MUSAC, de León; era su primera exposición en España y ya hacía referencia a sus famosos 'tapices de lectura'. Luego, vendrían el Palacio de Cristal del Museo Reina Sofía... Con Enrique se topa por primera vez en Granada, en la Casa de García Lorca; ambos habían sido invitados para participar en un encuentro cultural y multidisciplinar. «Quería hacer una cosa con el piano de Lorca y con Lou Reed, que no se pudo llevar a cabo«, él recuerda sin demasiada nostalgia. Ella iba a »colocar una de las alfombras de lectura«. La secuencia siguiente resulta tan azarosa como una novela del propio Vila-Matas en la que se abren puertas y aparecen habitaciones con llaves y maletas rojas en distintas ciudades, de París a Montevideo. El escritor la narra con una agilidad maestra: «Llegamos los dos a la misma hora, y el mismo minuto, al mismo hotel de la ciudad... Ya en la casa del poeta, hice una prueba con los libros que Dominique tenía colocados en su instalación: moví uno cualquiera al azar. Al día siguiente, ella los volvió a colocar en su sitio. Fue así como supe que Dominique era muy reflexiva, que detrás de todo esto había una mente, un proyecto muy estructurado».
Vila-Matas
«Es una historia muy triste y muy bonita que, sin duda, me parece un homenaje a mi padre»
En la pieza central que ocupa la sala de la galería y que da original título a la exposición, 'Farmacias distantes', hay un cojín que reproduce la portada de la novela de Vila-Matas 'Doctor Pasavento'. Dominique confiesa desde la complicidad más absoluta que tardó en llegar a leer la obra del autor español, «el apellido Vila-Matas lo asociaba con la literatura latinoamericana, con el realismo mágico, que nada me interesa. Un apellido compuesto, como el García Márquez». Los dos ríen ante la anécdota. Prosigue explicando el 'enamoramiento': «Luego, leí su 'París no se acaba nunca' y al llegar a la última página quedé fascinada, en 'shock', ante la concepción de que son libros-biblioteca, muy literarios. En los que encuentras un montón de referencias... En su caso no están forzadas, fluyen y relacionan todo con naturalidad». Y yo doy fe, ahora que les he tenido sentado juntos, que una idea se hila a la otra, sin apenas interrupciones.
Gonzalez-Foerster
«Leí su 'París no se acaba nunca' y al llegar a la última página quedé fascinada»
Y si tiras del hilo llegas al origen de este ovillo, el de las 'Farmacias distantes'. Singular título que retocó el mismo Vila-Matas para que tuviera un toque literario y cuasi-cinematográfico, como 'Tambores lejanos', tal cual comenta. El cine era una de las aficiones de su padre, y el 'Ladrón de bicicletas', de Vittorio de Sica, su película favorita. «En un bar de Barcelona, cuando salimos a la calle –prosigue–, le conté a Dominique que mi padre iba con una cinta métrica por la parte alta de la ciudad. Yo le acompañaba para medir qué distancia había entre una farmacia y otra, porque era obligatorio que hubiera entre una y otra una distancia determinada. No tenía dinero, pero cuando encontraba el sitio se asociaba con alguien que le dejaba un adelanto y montaba una farmacia que luego vendía... Es una historia muy triste y muy bonita que, sin duda, me parece un homenaje a mi padre... También recuerdo que un día bajaba con él y me preguntó qué quería ser de mayor y yo le dije que director de un circo...».
'Ready-made'
Sin duda, una farmacia lleva a otra. A la de unos parientes de Dominique en Grenoble, al 'ready-made' de Duchamp, a la que acudían los miembros de Dau al Set en Barcelona y se intercambiaban libros como medicinas... No crean que es broma, aunque Vila-Matas, sentencie divertido que a estas alturas de la historia encadenada «puedo hacer un libro de farmacias...». Este extraño juego Dominique Gonzalez-Foerster y Vila-Matas lo definen como «una obsesión, un intercambio de ideas sin intención alguna, la creación pura».
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