Cofradías y parroquias sevillanas, una relación que se rompe con el tiempo
Históricamente y a lo largo de los siglos, las hermandades sevillanas han buscado templos o capillas propias para no depender de las decisiones de párrocos
También hay corporaciones que han permanecido en sus sedes fundacionales o en otras iglesias desde hace centurias
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Las hermandades hispalenses han sufrido a lo largo de su historia decenas de envites y uno de ellos históricamente ha sido la vida diaria dentro de su parroquia y la relación con el párroco que tocaba en ese momento. Apenas quedan un puñado de hermandades ... que, después de varios siglos de historia, siguen estando en sus mismas sedes. Por ejemplo, este 2025 la Amargura celebra tres siglos desde que llegó a San Juan de la Palma, mientras que otro caso paradigmático es el de San Bernardo, corporación creada en su arrabal y para su barrio.
Igualmente, una corporación que no se ha movido desde prácticamente su fundación de su templo es La O, aunque hay que apuntar que la iglesia es parroquia desde hace poco más de un siglo y que anteriormente, era una 'ayuda' de Santa Ana pero los hermanos del Viernes Santo siempre han estado bajo la dirección de un sacerdote en la calle Castilla. La Exaltación es otra corporación que aunque tiene orígenes confusos, lleva en Santa Catalina desde hace más de 4 siglos por lo que salvo el exilio forzoso por las obras desde 2004 hasta 2018 y desde 1923 a 1932, los titulares siempre han estado bajo el edificio gótico mudéjar.
Sin embargo, a lo largo de las centurias, las hermandades han ido buscando sedes propias alejándose de conventos donde se fundaron o de parroquia en las que estaban a merced del sacerdote que en aquel momento era el responsable del templo. Los cultos, los altares o las juntas de gobiernos fueron focos de numerosos problemas desde que se crearon las cofradías hasta la actualidad.
También, los cofrades tenían una inquietud para tener sus propias casas, almacenes y capilla como ocurrió con La Carretería, la cual construye una propia en el siglo XVIII a pocos metros del río Guadalquivir para dejar la iglesia de San Francisco de Paula (hoy del Sagrado Corazón de la calle Jesús del Gran Poder). Una situación similar ocurre con los Servitas, cuyo origen es en 1696 en San Marcos pero que a mediados del 'Siglo de las Luces' ya posee la sede anexa al templo gótico mudéjar.
Hermandades que siguen en sus parroquias pero fundadas en el siglo XX
Sí existen corporaciones que se fundaron en el siglo XIX o XX y siguen en sus templos como son La Paz, San Gonzalo, El Cerro del Águila, Santa Genoveva o Santa Cruz pero la regla es que 3 de cada 4 hermandades de la capital hispalense han cambiado de sede a lo largo de historia y en numerosas ocasiones ha estado entre medio la relación con la parroquia.
Un hecho histórico fue cuando San Isidoro cambió de la iglesia de Santiago a la actual parroquia en el siglo XVII. En ese momento, el sacerdote llegó a encadenar a la primitiva imagen del Señor de las Tres Caídas a la capilla para que la imagen no se fuera con la corporación. Los hermanos de aquel entonces tuvieron que encargar a Alonso Martínez una talla de nueva factura que es el actual titular. El Cristo que se quedó en Santiago no volvió a la hermandad del Viernes Santo hasta el último cuarto del siglo XX en la época del episcopado de José María Bueno Monreal.

Otra parroquia que acogió a varias cofradías y que estuvo mucho tiempo sin ellas ha sido San Jacinto. Desde justo antes de la pandemia, sí comenzaron a volver los cultos a este templo pero los dominicos fueron muchas décadas reacios a las cofradías porque a lo largo del siglo pasado salieron de allí Las Aguas, la Esperanza de Triana, la Estrella y el Rocío de Triana. Todas ellas con un denominador común, buscando un templo propio para gestionar ellos mismos.
Otro templo que ha vivido idas y venidas de hermandades ha sido San Lorenzo. El Gran Poder llegó en 1703 pero se fue en 1965 a su templo que acabó siendo basílica en 1992. La Soledad de San Lorenzo es la que más tiempo lleva en la parroquia, desde 1868 y el Dulce Nombre llegó desde San Antonio de Padua justo un siglo más tarde. También, la Divina Pastora acabó marchándose de la iglesia dejando atrás la capilla donde recibe culto ahora la dolorosa del Sábado Santo.
La Macarena construyó su basílica abandonando San Gil después de tres siglos en la parroquia, la Guerra Civil destruyó Santa Marina entre otras iglesias e hizo que la Mortaja se fuera a la iglesia del antiguo convento de la Virgen de la Paz, y que la Divina Pastora iniciara un camino errante hasta desembocar en el capilla de la calle Amparo. San Román dejó de ser la sede de los Gitanos porque la cofradía construyó su santuario. Son sólo algunos ejemplos de cómo han sido las circunstancias de varias corporaciones para acabar abandonando parroquias para buscar iglesias propias dentro del avance de la corporaciones hispalenses en el siglo XXI.
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