Juanita Reina, patrimonio de la Macarena

25 AÑOS DE LA MUERTE DE JUANITA REINA

La Virgen de la Esperanza lleva el pelo de la cantante, a quien la hermandad dedicó un balcón en la basílica y pidió una calle en el barrio

Juanita Reina y la duquesa de Alba junto a la Esperanza Macarena ABC

Juanita Reina, de cuya muerte hoy se cumplen 25 años, fue uno de los personajes más relevantes de la historia contemporánea de la hermandad. La cantante fue una de las grandes benefactoras de la hermandad y ayudó a universalizar su nombre por ... todo el mundo. Su devoción por la Virgen de la Esperanza la llevó incluso a donarle el pelo, a incrementar su patrimonio hasta el punto de que fue camarera de honor en vida y la corporación, el año pasado, la incluyó dentro del listado de personalidades que forman parte del 'patrimonio inmaterial macareno', antropología pura del barrio y donde Juanita está al lado de figuras como Joselito el Gallo o Juan Manuel Rodríguez Ojeda.

Fue tanto el amor que profesó por la Macarena que en la lista de trabajadores de su compañía figuraba siempre el nombre de una tal Esperanza que nadie sabía quién era, y a la que le pagaba un sueldo todos los meses. Esa Esperanza era la Virgen y el dinero iba a parar a la hermandad.

La calle Parras

Juanita Reina contribuyó a consolidar el mito de la calle Parras al paso de la Esperanza. Allí nació, en pleno coración del barrio, casi en la esquina de la calle Escoberos. El Ayuntamiento le dedicó un azulejo. Porque allí, en el barrio, siguió siendo la hija de Miguel el Pescadero, pero nunca llegó a cantarle desde el balcón una saeta. Sí le cantó la salve 'Esperanza y Macarena', que reza «Celestial Madre mía de la gracia y la pena...», y que le compuso el maestro Quiroga.

Pero no se atrevió con la saeta. Sólo lo hizo una vez. Fue en la Madrugada de 1992, desde el balcón de la basílica que desde entonces lleva el nombre de Juanita Reina. Cuentan que todavía suena ahí su voz.

A la que sí amadrinó y consiguió que cada año le cantara una saeta a la Virgen fue a Pastora Soler. La llevó siendo una niña al balcón de Enrique Pavón en la calle Parras, frente a la embocadura de Sagunto. Estaban allí todos y la cantante de Coria formó un lío, que repitió cada año hasta que hace poco dejó de hacerlo tras un problema de salud. Desde entonces, Pastora Soler ha recuperado su actividad profesional, entera, menos cantarle a la Macarena.

La calle perdida

Pese a la enorme vinculación de Juana con Sevilla, y en especial con su barrio de la Macarena, la también actriz no tiene una calle dedicada en su ciudad. La hermandad quiso arreglar ese olvido y solicitó formalmente que la calle Muro pasara a llevar el nombre de su eterna camarera de honor. No salió adelante.

Juanita Reina, que fue capaz de cortarse el pelo para donárselo a la Virgen, que le regaló una túnica bordada al Señor de la Sentencia que este año ha lucido en su honor en el Vía Crucis y el quinario, o una toca de sobremanto a Esperanza, habita en la memoria etnográfica del barrio y pervive en los versos que sonarán siempre tras la Reina de San Gil: «Amapola en el trigo, azucena morena/ el Señor es contigo Esperanza y Macarena».

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