Juana Reina, elegancia pura sobre el escenario
25 AÑOS DE LA MUERTE DE JUANA REINA
La sevillana debutó con sólo trece años en el Teatro Cervantes y llegó a tener su propia compañía

A Juana Reina nadie le regaló nunca nada. Nació en el seno de una familia humilde en el barrio de la Macarena el 25 de agosto de 1925. Su padre, que era pescadero, se las arreglaba cada día para poner un plato de comida en ... la mesa mientras ella y su madre cuidaban de la numerosa prole. La niña no soñaba con muñecas y vestidos cuando tenía un ratito libre, se colocaba delante del espejo para imitar a las grandes artistas del momento como Imperio Argentina, Pastora Imperio e incluso a Greta Garbo a la que veía de vez en cuando en el cine cuando acompañaba a su abuelo. Fue él quien se dio cuenta de que tenía dotes para el escenario. Y a escondidas de su padre, la llevó al cine Cervantes donde debutó con sólo trece años en los pases matinales. Lo hizo al principio formando parte del coro de la zarzuela La Rosa del Azafrán y luego en solitario.
MÁS INFORMACIÓN
Ya para entonces la vocación era imparable y viendo aquello, su padre cedió convirtiéndose en el principal apoyo y su mayor protector. A Miguel Reina le dolían los oídos cada vez que surgía la conversación de la moral relajada de las artistas y tuvo claro que no quería aquello para su hija. La tuvo siempre bajo una férrea disciplina cuando visitaban los distintos teatros. La ruta era misma fuese la ciudad que fuese: del escenario al hotel y del hotel al escenario sin dejarse querer más de la cuenta por los admiradores. Dicen que los espantó a todos y hasta rechazaba canciones en nombre de su hija si la letra no era de su agrado.
Su primer espectáculo fue 'Los churumbeles', que estrenó en el antiguo teatro San Fernando de la calle Tetuán, derribado hace más de medio siglo. Aquel montaje, financiado gracias a un préstamo de un familiar, dio la vuela por toda Andalucía. Ya para entonces su padre se había convertido en su representante y había logrado contactar con los maestros Quintero, León y Quiroga que escribían para las grandes damas de la copla del momento, con Concha Piquer a la cabeza.

El éxito del espectáculo 'Solera'
Después llegó 'Tabaco y Seda', un espectáculo con más recursos que estrenó en el teatro Reina Victoria de Madrid. Pero su consagración fue con Solera, donde explotó en sus canciones el mundo taurino y gitano. Aquel montaje tuvo hasta seis ediciones entre 1940 y 1946. Los discos se vendían como rosquillas y era una de las artistas más reclamadas allá donde iba. La llegaron a comparar con las grandes damas de la ópera y la zarzuela, pero Juana siempre se mantuvo en la copla, de la que fue una clara referencia hasta bien entrados los años sesenta.
A pesar del estrecho control de su padre, la artista siempre llevó la delantera y llegó a fundar su propia compañía. Ese profundo amor por el trabajo hizo que relegara todo lo demás hasta el punto de sacrificar la oportunidad de tener una familia propia. El amor le llegó de forma tardía y de la mano del bailaor Federico Casado Lagrenti, apodado Caracolillo. Juana «navegaba por los treinta», como dice la canción que sus autores de cabecera compusieron para narrar su propia historia, cuando conoció al gaditano y se enamoró perdidamente de él. Pero su padre intentó frustrar esos amoríos como había hecho tantas veces antes. No le venía mal a Miguel Reina aquel apodo del 'telón de acero' por los sumamente posesivo que era con su hija. Pero Caracolillo no se conformó y cumplió con aquella prueba de amor que le pidió su suegro y que consistió en pasar tres años sin tener contacto alguno con su novia. La relación se quedó en un secreto intercambio de cartas que tuvo como cómplice a la Macarena que les prestó su camarín para depositar las misivas.

Una mujer dueña de su destino
El matrimonio no frenó las aspiraciones de la cantante, que le dejó claro a su marido que no se iba a retirar. Ya había cumplido los 39 cuando nació su único hijo Federico y seguía subida a los escenarios. Pero la llegada de la Transición y los nuevos tiempos relegaron la copla a un género menor, vinculado al franquismo y su fama, como la del resto de sus compañeras, se vino a menos. Fue en los ochenta cuando hubo un resurgir con las nuevas voces como Rocío Jurado e Isabel Pantoja. El último gran espectáculo en el que participó la tonadillera de la calle Parras fue 'Azabache', estrenado con motivo de la Expo 92.
Siete años después falleció de un problema respiratorio en la clínica Sagrado Corazón. Y como escribió Antonio Burgos: «Juana, como era Sevilla y de Sevilla, tuvo que pagar el IVA: el Impuesto por Vivir en Andalucía y no estar en Madrid pintando la mona, impuesto que se paga en olvidos y en injusticias. Así que decidle al señor alcalde, decidle al corregidor que pongan pronto en los carteles de las calles de Sevilla un nombre, que yo lo quiero mirar: Juanita Reina y olé, Juanita Reina y olá». Todavía estamos esperando
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete