Pulso entre la República Checa y Hungría para que el grupo Visegrado continúe siendo proeuropeo
Si como presidente del comité militar de la OTAN Petr Pavel defendió el acercamiento a Moscú, tras la invasión de Ucrania declaró a Rusia como la mayor amenaza para la estabilidad europea y ha dado un salto cualitativo en la ayuda militar a Kiev
El Grupo de Visegrado se plantea incluir a Eslovenia

Hungría ya tensaba el Grupo de Visegrado con sus conflictos con Bruselas antes de la invasión rusa de Ucrania, pero desde que comenzó la guerra se ha esforzado por acercar este foro a las posiciones de Putin y esa es la principal de las diferencias entre sus integrantes. ... El presidente checo, Petr Pavel, que ocupa la presidencia rotatoria de un año del Grupo de Visegrado (V4), hasta julio de 2024, no está dispuesto a permitirlo e insiste en que el formato debe mantenerse fiel a sus orígenes. «Creo que a largo plazo tiene sentido esforzarse por garantizar que Visegrado sea fiel a su espíritu fundacional, que era democratizador y proeuropeo», ha dicho, refiriéndose no tanto a la primera reunión en 1335, cuyo anfitrión fue Casimiro III de Polonia, sino a la refundación de 1991, cuando, tras la caída del Muro de Berlín, tuvo lugar el encuentro de Václav Havel, Lech Wasela y Jósef Antall, tres protagonistas de primera línea del proceso desde el comunismo hasta la libertad.
Desde entonces, el V4 ha desplegado estrategias conjuntas de cooperación económica, defensa y comercio, además de servir para reforzar las posiciones de sus miembros en el mercado de intereses de Bruselas, pero sin perder su espíritu «europeista y democrático», destaca Pavel. «Los formatos regionales no pierden su importancia y me alegro de poder recibir a mis homólogos de los cuatro países de Visegrado aquí en el Castillo de Praga en noviembre», ha defendido el la vigencia del foro, que reúne a los gobiernos de la República Checa, Eslovaquia, Polonia y Hungría, precisando que el objetivo es trabajar juntos en el seno de las estructuras democráticas occidentales: la UE y la OTAN. Pavel cree poder embridar los sentimientos prorrusos arraigados tanto en Eslovaquia como en Hungría. «Las elecciones parlamentarias en Eslovaquia que se celebrarán dentro de unas pocas semanas mostrarán qué tipo de futuro quieren y elegirán los eslovacos. Creo que, sea cual sea el resultado de las elecciones, nuestra excelente amistad seguirá siendo fuerte y yo personalmente trabajaré por ello», ha adelatnado Pavel.
Y en cuanto a Hungría, el primer ministro Viktor Orbán lleva todo el verano esforzándose por tejer una red alternativa de influencias, con especial atención a los Balcanes. A la celebración de la fista nacional ha invitado este mes al presidente serbio, Aleksandar Vučić, con quien comparte el deseo de limitar las influencias occidentales en la región e impedir la inmigración, para centrarse en la grandeza de la nación y en un estilo de liderazgo de enfoque antiliberal y autocrático, además de, y esta es la cuestión clave, una actitud pro-Kremlin. «La cooperación entre Hungría y Serbia nunca ha sido mejor que hoy», describe el Ministro de Asuntos Exteriores húngaro, Péter Szijjártó, mientras celebra que Vučić haya prometido enviar más gas ruso a Hungría en caso de que Ucrania rompa su acuerdo de tránsito. Hungría sigue obteniendo alrededor del 80 por ciento de su gas natural de Rusia, principalmente a través del gasoducto Turkstream, que atraviesa Serbia. De esta forma, elude la política de la UE y contenta a Moscú.
En septiembre, Orbán dará un paso más en esta estrategia, con la celebración de la Cumbre Demográfica de Budapest, a la que ha invitado como primera oradora a la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, una de los principales aliados del primer ministro en Europa y a la que corteja crecientemente, a medida que el V4 no satisface sus demandas. Meloni, sin embargo, está alineada con el apoyo de la mayoría de los países de la UE a Kiev y su equipo presenta la participación de Meloni en la Cumbre Demográfica como una señal de su buena relación con la presidenta húngara Katalin Novák, no con Orbán.

La elección de Pavel como presidente de la República Checa ha redireccionado el V4. Si como presidente del comité militar de la OTAN, entre 2015 y 2018, Pavel defendió las vías de entendimiento con Moscú, tras la invasión de Ucrania declaró a Rusia como la mayor amenaza para la estabilidad europea y ha dado un salto cualitativo en la ayuda militar a Kiev. Apoyado en la presidenta eslovaca Zuzana Caputova, ha reequilibrado las relaciones internas en el V4 hasta llevar a Orbán a reorientar su diplomacia. Las próximas elecciones eslovacas pueden, sin embargo, volver a hacer girar la brújula. Según las encuestas, el ex primer ministro Robert Fico podría volver a ganar la carrera y desviar al país de su actual rumbo hacia Occidente. La región se percibe además en compás de espera a las elecciones de Estados Unidos de 2024, dado que los gobiernos asumen que si ganase Donald Trump la guerra en Ucrania cambiaría también de signo.
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