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J. D. Vance, el perro de presa que ya apunta a sucesor de Trump

Su discurso en Múnich contra Europa y su papel en la bronca con Zelenski en el Despacho Oval le han puesto en el foco

Hijo de la América profunda, su lealtad y sintonía con el presidente de EE.UU. parecen encumbrarle

La tensa bronca a gritos entre Zelenski y Trump en el Despacho Oval

El vicepresidente de EE.UU. J. D. Vance reuters
Javier Ansorena

Javier Ansorena

Corresponsal en Nueva York

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«Desde su sabiduría, el país ha ideado para mí el cargo más insignificante que haya ideado nunca la imaginación de un hombre». John Adams estrenó el cargo de vicepresidente de EE.UU. en 1789 y, con él, la frustración que lo acompaña. Ser ... el segundo del presidente es estar en la cima del poder y, a la vez, ser insignificante. «Vale menos que un cubo de orín templado», dijo en alarde escatológico John Nance Garner, vicepresidente con Franklin Delano Roosevelt entre 1933 y 1941. «Tienes autoridad, cargo y responsabilidad, pero sin poder real para hacer nada», lamentó Spiro Agnew, segundo de Richard Nixon entre 1969 y 1973. «Eres invisible», protestaba Walter Mondale (con Jimmy Carter, 1977-1981). «Siempre estás en la sombra», añadía Joe Biden, que estuvo ocho años en el cargo con Barack Obama (2009-2017).

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