¿Por qué la relación de España con la Administración Trump puede acabar muy mal?
El nuevo presidente no es ni tonto, ni Franco
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¿Por qué la relación de España con la Administración Trump puede acabar muy mal?
Guía para entenderse con Donald Trump
BRICS o no BRICS, el gran problema que tiene el Gobierno de España con la nueva Administración Trump no es precisamente una cuestión académica sobre en qué bloque internacional se encuadra nuestro país. No es un tema de que la diplomacia española juegue ... en la liga de la forzada multipolaridad antioccidental auspiciada por China y Rusia. Más allá de la amenazadora falta de confianza apuntada por el nuevo ocupante de la Casa Blanca, la cuestión clave que puede lastrar el futuro de la relación bilateral más importante para España es la falta de conciencia sobre el tremendo lío en el que nos podemos meter.
La obsesión patria por forzar la política exterior a través del embudo de la envilecida política nacional, esta vez se presenta con un precio prohibitivo. Y no solamente en lo que se refiere a multiplicados aranceles para las exportaciones españolas con destino al mercado de Estados Unidos. Ahora, más que nunca, no se debe ignorar la relación directa entre el papel que España juega en el mundo y nuestra prosperidad y seguridad.
El Gobierno de España camina sobre una capa de hielo muy fina, que se puede resquebrajar en cualquier momento. Ya en el tiempo de descuento de su primer mandato, Trump reconoció la soberanía de Marruecos sobre el Sáhara Occidental. Y desde entonces, no se ha desaprovechado ocasión de significarse: desde el veto a la entrada en puertos españoles de buques con destino a Israel hasta romper el consenso de la Unión Europea contra el 'dumping' de coches eléctricos chinos. Al mismo tiempo España mantiene una mínima inversión en defensa, mientras Washington ya no habla de un esfuerzo del 2% del PIB sino del 5%.
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Trump no es ni tonto, ni Franco. El nuevo presidente y Elon Musk son las dos caras de una misma criptomoneda. Toca responder en consecuencia, a sabiendas de que el 'amigo americano' ya no existe ni para España ni para nadie.
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