Israel se queda cara a cara con Hamás en una nueva fase de la guerra

Tropas israelíes se acumulan a lo largo de la frontera de Gaza, a la espera de la orden de ocupación

Tras el ultimátum a los gazatíes para que se dirijan al sur de la Franja, se multiplican los contactos diplomáticos

Un golpe mortal a los planes de paz de Biden y Trump

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Benjamín Netanyahu, primer ministro de Israel, durante su visita a los kibutz atacados por Hamás de Be'eri y Kfar Azza EFE

Mikel Ayestaran

Enviado especial a Netivot (Israel)

Israel y Hamás están listos para la siguiente fase del conflicto. Cumplida una semana de la operación sorpresa de los yihadistas, Benjamín Netanyahu visitó a las tropas y recorrió algunos de los kibutz atacados como Be'eri y Kfar Azza, escenarios de las masacres islamistas. «¿ ... Estáis listos para la siguiente fase?», preguntó el primer ministro a su infantería y poco después compartió una foto con sus hombres con un texto que rezaba: «Con nuestros combatientes en Gaza, en la línea del frente. Todos estamos preparados».

Toda la zona que rodea Gaza ha sido marcada como zona militar y el paso está restringido. Los uniformados han establecido posiciones de artillería a lo largo de los 42 kilómetros de la verja de separación y los aviones de guerra trabajan sin descanso. La llegada masiva de tropas de los últimos días ha culminado en un auténtico muro humano israelí que blinda Gaza para consumar la «venganza» que reclama Netanyahu contra Hamás.

El viernes por la noche se lanzaron las primeras incursiones terrestres para rescatar cuerpos de rehenes e inutilizar lanzaderas de cohetes, un importante paso previo a la operación terrestre. Los islamistas tienen en sus manos a decenas de israelíes y extranjeros, militares y civiles, pero esto no ha frenado la ofensiva del Ejército. Las Brigadas Qassam, brazo militar de Hamás, informaron de la muerte de otros nueve rehenes en recientes bombardeos, con lo que ya son 22 los que habrían muerto bajo las bombas, según los islamistas.

Segundo ultimátum

Después de tres días de reuniones con dirigentes de Estados Unidos y Europa, Netanyahu cambió el traje por el chaleco antibalas y se trasladó al frente. Antony Blinken, Austin Lloyd, Ursula von der Leyen y Roberta Metsola dieron a Israel la luz verde para dar un paso más en Gaza y, tras su salida del país, los israelíes se quedan cara a cara con Hamás.

La visita de Bibi al frente se produjo en una jornada en la que el Ejército volvió a dar un ultimátum a los gazatíes para abandonar el norte de la Franja y buscar refugio más allá del río. En esta ocasión los militares concretaron un tiempo, de 10 de la mañana a 4 de la tarde, y ofrecieron dos vías seguras que se comprometieron a respetar. Estas carreteras se llenaron de coches cargados hasta los topes y de caminantes que tomaron el rumbo sur con la esperanza de ponerse a salvo. Naciones Unidas dijo que «cientos de miles» siguieron las indicaciones de Israel, aunque la mayoría optó por quedarse en una zona donde la población estimada era de 1,1 millones.

Hamás insistió un día más en que la llamada a la evacuación es «propaganda» del enemigo y pidió a la gente que no se moviera. El líder político del movimiento en el extranjero, Ismael Haniye, envió un mensaje a lo suyos desde su cuartel general en Doha en el que dejó claro que «los palestinos no vamos a emigrar a Egipto, nos quedamos en nuestra tierra, nunca la abandonaremos». Haniye acusó a Israel de cometer un «genocidio» con el apoyo de «Estados Unidos y algunos países europeos» y aplaudió «a los vecinos de Gaza que se enfrentan a la máquina de la barbarie del sionismo».

El mensaje de Haniye recibió el apoyo del ministro de Exteriores turco, Hakan Fidan, quien declaró que «rechazamos la política de expulsar a los palestinos de sus hogares en Gaza y exiliarlos a Egipto. Estamos totalmente en contra». La mayoría de habitantes de la Franja son refugiados expulsados por Israel de sus tierras en 1948 y 1967 y ahora se enfrentan a un nuevo desplazamiento masivo. Algunos llevan 75 años esperando volver a sus tierras y ahora corren el riesgo sufrir un segundo desplazamiento.

Drama humanitario

Los calificativos se agotan con el paso de los días. La situación es dramática en la Franja, pero nadie en el exterior parece escuchar los mensajes de alarma de las organizaciones humanitarias. La agencia de la ONU para los refugiados palestinos, UNRWA, dijo que sus refugios «ya no son seguros» y advirtió que se está acabando el agua para los 2,3 millones de residentes del enclave asediado.

Desde el hospital Al Shifa, principal centro de referencia, los responsables señalaron que la evacuación de los enfermos y heridos a centros del sur resulta «imposible». El hospital recibe cientos de heridos cada hora y ha usado el 95 por ciento de todas su material y medicinas disponibles. El director del centro, Mohamed Abu Selmia, denunció que «la situación es miserable». Los jardines que rodean el centro, así como los pasillos y escaleras se han convertido en refugio improvisado para decenas de miles de desplazados que confían en que Israel no ataque este lugar.

Frontera egipcia

Con todos los pasos a Israel cerrados y bajo un bloqueo total ordenado por el Estado judío como represalia por la operación de Hamás, la única salida posible de Gaza es el paso de Rafah, que lleva a Egipto. Durante todo el día reinó la confusión sobre la posible salida de extranjeros por esta vía, sobre todo tras la petición de Estados Unidos a sus nacionales para que viajaran allí, pero fuentes de seguridad egipcias declararon a Reuters que falta el acuerdo final con Israel.

Este es también el único camino para la entrada de ayuda. Turquía, Jordania o Qatar han enviado aviones con ayuda humanitaria y ahora decenas de camiones esperan con esa carga que tanto necesitan los gazatíes en el lado egipcio de la verja. Aquí tampoco hay acuerdo y en este caso el problema para el acceso son las discrepancias sobre la manera de realizar los registros de seguridad a cada camión antes de su entrada.

La diplomacia está en marcha y tiene mil frentes abiertos, pero como ocurre en estas ocasiones, va a un ritmo más pausado que la guerra. Estados Unidos es el único actor con capacidad real de influir sobre el terreno y fuentes diplomáticas que siguen el viaje de Blinken por la región –con paradas en Israel, Jordania, Qatar, Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos– indicaron que el secretario de Estado defiende la idea de crear «zonas seguras» para los civiles en Gaza que, en teoría, estarían a salvo de los bombardeos. Hasta que esto se logre no hay lugar seguro en Gaza.

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