Baloncesto
El baloncesto se olvida de Laso: seis meses sin sentarse en un banquillo
Pese a su currículum, el vasco aún no ha encontrado un nuevo trabajo desde su marcha del Madrid tras el infarto. «Quiere entrenar, la felicidad le viene con una pelota en la mano»

El deporte es olvidadizo, incluso malévolo, cuando uno deja de presentarle ofrendas en forma de triunfos. Pablo Laso (Vitoria, 55 años) lo sabe bien. El entrenador vasco, una leyenda absoluta del Real Madrid (segundo con más títulos, 22, y primero en partidos dirigidos, ... 860), sufrió un infarto de miocardio el pasado 5 de junio mientras los blancos disputaban contra el Baskonia las semifinales de la ACB. Pánico y preocupación que al final quedaron en un susto, pues Laso, tras ser ingresado en la UCI y ser sometido a un cateterismo, fue dado de alta tan solo un día y medio después del percance médico. «He tenido la suerte de que la vida me ha dado un aviso», aseguró el técnico por aquel entonces, mientras filtraba que estaba dispuesto a volver a dirigir a sus pupilos antes del final de temporada. Su entusiasmo fue frenado en seco. Chus Mateo, su segundo, fue el encargado de sentarse en el banquillo durante la final de liga contra el Barcelona, donde los de la capital sepultaron a los catalanes en prácticamente todos los aspectos que presenta un partido de baloncesto (3-1 en el marcador final). El 20 de junio, en el WiZink Center, Laso levantó el título liguero número 36 del Real Madrid, un final épico a una temporada dura como ninguna en la dilatada historia del club blanco y un homenaje digno a la figura del vasco. Pero entonces, la situación sufrió una escalada impensable.
A principios de julio, una bomba cayó sobre la familia del Real Madrid. El club anunció su destitución apoyándose en unos informes médicos internos que desaconsejaban que Laso, tras su infarto, volviese a coger las llaves del trasatlántico. Una versión que chocó abiertamente con la del entrenador, quien aseguraba que los doctores que lo atendieron en el hospital de La Moraleja durante su infarto le aseguraron que sí podía volver al banquillo del Madrid: «Los médicos que me han tratado me han dicho que estoy perfectamente y me hubiera gustado que el club, si tenía otra información, me la hubiera comunicado. Los informes médicos del Real Madrid yo no los tengo, tengo los míos. No sé si es una traición, pero yo me voy a fiar de lo que me dicen los médicos. Todos mis informes médicos son personales».
Pese a la insistencia de Laso, que siempre tuvo como primera opción quedarse en su cargo, la decisión fue irrevocable y Chus Mateo fue nombrado nuevo técnico del equipo. En el tiroteo, una baja. Como adelantó Marca en su día, el doctor de la sección de baloncesto, Miguel Ángel López, fue despedido tras negarse a dar la baja laboral a Laso como, según el rotativo, pedía la dirección deportiva. López fue despedido y el histórico capítulo de Laso en el Madrid se cerró con un violento portazo. Desde entonces, un fundido en negro.

Las apariciones de Laso han sido esporádicas desde entonces y, pese a mostrar su evidente descontento por cómo se gestionó su marcha del Real Madrid, nunca ha acabado por cargar abiertamente contra sus antiguos superiores. Se ha limitado a comunicar lo evidente: quiere volver a entrenar. «No tengo prisa por volver, pero volvería mañana», aseguró recientemente en una entrevista a Relevo. Pero pese a sus ganas, pasan los meses y Laso, con la actual temporada alcanzando su ecuador, se ha convertido en una especie de unicornio dentro del baloncesto de élite. Su abultado palmarés (22 títulos con el Madrid, incluidas dos Euroligas) le avala de sobra como un capitán apto para la máxima exigencia pero, por diferentes circunstancias, ningún conjunto ha acabado por decantarse por el vasco como técnico jefe. La decisión del Madrid de no arriesgarse por una cuestión de salud a contar con el técnico la comparten otros clubes. Ninguno da el paso de recuperarlo para las canchas.
Entrenar cuanto antes
Pocas personas conocen mejor al Laso entrenador que Jota Cuspinera (Guecho, 54 años), exentrenador de clubes como Fuenlabrada y Estudiantes y que fue asistente del vitoriano entre 2009 y 2014 en el Real Madrid. Pese a que las Navidades ya campan a sus anchas, Cuspinera atiende a ABC para explicar el momento anímico y profesional que vive su antiguo compañero. «Estuve con él el otro día. Pablo está bien, obviamente entristecido por abandonar la que ha sido su casa durante los últimos 10 años. Allí estaba a gusto, es un club al que adora. Pero dicho esto, él asume perfectamente lo que ha pasado. Es entrenador, estas cosas ocurren y está pendiente de que le salga una propuesta», explica el técnico, quien también transmite que Laso no tendría inconveniente en probar surte fuera de nuestras fronteras.
«Pablo quiere entrenar y por lo que yo le conozco, si el proyecto le gusta, no tiene problema en salir de España o en dirigir a un conjunto que no sea top. A él lo que le mola es estar en una cancha entrenado. Obviamente, si le sale una oferta para llevar otro equipazo como el Real Madrid, pues estará muy feliz, pero igual de feliz le haría otra cosa. La felicidad le viene con una pelota en las manos, le da igual dónde».
Otra de las dudas que surgen de manera inevitable durante la charla con Cuspinera es cómo afecta un parón tan prolongado a una mente diseñada para pensar en baloncesto de élite las 24 horas del día. «Lo primero que hay que tener en cuenta es que Pablo no sale voluntariamente del Madrid. Yo estoy convencido de que lo que él querría es estar entrenando y en el Real Madrid. Una vez estás fuera, pues lo que intentas es ver el lado positivo de la situación. Son periodos donde más allá del nerviosismo que te generan, los aprovechas para ver baloncesto y no desde la perspectiva del equipo que entrenas, sino desde un punto de vista más general. No estás atado, te sirve para reordenar ideas y apuntar otras nuevas que querrías intentar una vez vuelvas a sentarte en un banquillo».
Para Cuspinera, el infarto de Laso ya es agua pasada. «Pablo ya lo dijo, tiene los informes que demuestran que está bien y que puede entrenar. Claro que yo no soy el que contrata. Pero lo que sí que te puedo decir es que vi a un Laso que se preocupa por su salud y que evidentemente, pese al pequeño incidente que tuvo, se encuentra bien y tiene muchas ganas de entrenar».
Prisas y emoción son las nuevas vías sobre las que discurre la carrera de Laso. ¿Iniciará la próxima pretemporada con un equipo? ¿El baloncesto se atreverá a recuperar al que ha sido el técnico de referencia de las última década en Europa? Aunque, como afirma Cuspinera, la gran virtud del vasco es que «es muy difícil que se ponga nervioso».
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