El peor viaje de Félix Gómez: «No conseguí que la India entrara en mí ni yo entrara en ella»

«Todo el mundo habla de esa India mística, con la espiritualidad, el yoga, la medicina ayurvédica, pero nadie te habla de aterrizar en Delhi y encontrarte con esa neblina que lo cubre, y que no es niebla sino contaminación«. Ese fue el primer choque, nada más poner un pie en tierra. »Un golpe muy grande«, dice, al punto de no entender »cómo se puede permitir que viva así la gente«.

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El otro gran impacto fue el de comprobar «lo que realmente implica la sociedad de castas«, porque »aunque te hayan hablado sobre el tema, inevitablemente piensas que debe ser cosa del pasado, pero no«. Al contrario, »está muy presente en la actualidad«. Su guía, sin ir más lejos, les contó »cómo tuvo que romper un noviazgo porque su chica era de otra casta«. Por la calle, la situación era enervante: »No podíamos ni tocar a una persona que estuviese, por ejemplo, en el suelo, aunque necesitase ayuda«. »El viaje, para mí, no fluía, aunque hubo momentos bonitos, pero esta parte no me dejaba disfrutar«.

En los desplazamientos, asegura, siempre va «abierto, con ganas de experimentar... Pero la India me resultó muy dura». Algunos de sus colegas sí que se lo pasaron muy bien, pero él no: «No conseguí que la India entrara en mí ni yo entrara en ella. Había una mirada distante y crítica todo el tiempo».

A partir de ahí, Félix Gómez empieza a reflexionar en voz alta: «Tengo la sensación de que estamos viviendo de espaldas al resto del planeta. Se desperdicia más del 60% de los alimentos que producimos, y con lo que producimos podríamos alimentar a toda la humanidad, simplemente si hubiera una redistribución lógica. Hay muchos científicos y filósofos y antropólogos que hablan de la teoría del decrecimiento. Son cosas que me interesan y que me remueven por dentro». De repente interrumpe la retahíla. «…Y no sé cómo hemos llegado hasta aquí».

Convenimos que quizás sea más práctico hablar de la película 'Solos en la noche', dirigida por Guillermo Rojas, en la que Félix Gómez se integra en el reparto coral de «una comedia ambientada en la noche del 23-F«. Sí, comedia en el contexto del golpe de estado: »A mí también me costó de entender cuando me la contaron, pero en cuanto vi el guion me subí al carro sin dudarlo«. El resultado es un metraje que mueve a la reflexión sobre »las libertades que damos por sentadas, los derechos que hemos adquirido y creemos que ya nadie nunca nos los va a quitar, y que se pueden perder en una noche«.

Asegura que le entusiasma encarnar personajes de otros momentos históricos, y todavía más si son de la España del siglo XX. «La historia, como la agricultura y la naturaleza, es un tema que me toca, sobre todo desde que rodé 'Amar en tiempos revueltos'«. Cuando se empezaba a emitir la serie, una tarde se quedó a ver uno de los episodios con su abuela Inés, en Sevilla. Ella, que jamás había hablado de la guerra, empezó a decir: »Ay, hijo mío, si tú supieras...«. Ese día se puso a contarle cosas. »Hay algo en mí que cuando se trata de libertades, de ultras, de radicales... se me activan muchos miedos«. Prosigue: »Es que ya ha pasado antes, ya hemos leído muchas distopías ¿cómo puede ser que haya gente que no se dé cuenta?«. Nuevamente: »¿Cómo hemos llegado hasta aquí? ¡Menudo viaje nos estamos pegando!«.