Muere Felipe Garín, exdirector del Museo del Prado
Especialista en Juan de Juanes y Sorolla, su sueño cumplido fue dirigir la Academia de España en Roma
Los museos españoles siguen haciendo agua

Con gran tristeza nos llega la noticia de la desaparición, a los 79 años, y tras una larga enfermedad que lo tuvo retirado del mundo, del historiador del arte valenciano Felipe Garín (1943). Hijo de Felipe Garín Ortiz de Taranco, que lo fue todo en la escena artística valenciana, desde muy joven siguió la senda de su padre, al que en 1968 sucedió en la dirección del Museo de San Pío V. En una época en que no existía el IVAM (a cuyo consejo rector pertenecería más tarde) ni nada parecido, abrió la pinacoteca valenciana al arte moderno, adquiriendo piezas de Mompó, el Equipo Crónica o Yturralde, entre otros, y montando con ellos una sala que le permitía al espectador que había vida más allá de Sorolla.
En 1970 obtuvo la plaza de catedrático de Historia del Arte de la Universidad valenciana, centrando sus estudios en los primitivos locales, y en especial en Juan de Juanes, aunque también trabajó sobre los siglos XIX y XX. A partir de 1972, y hasta 1987, estuvo al frente también del Museo González Martí. En el plano nacional, en la época de la Transición participó además de la política ministerial, primero como comisario nacional de exposiciones y luego como subdirector general de Museos. Director del Prado entre 1991 y 1993, contribuyó a renovarlo, aunque terminó teniendo un encontronazo con su ministra, la también valenciana Carmen Alborch, que lo llevó a dimitir.
Más tarde fue director del Instituto Cervantes de Roma. Perfecto anfitrión, te recibía entonces en Fiumicino, con su cordialidad acostumbrada, y un ejemplar de la guía del Touring Club de Italia como utilísimo obsequio. Pasó luego, sin solución de continuidad, a dirigir nuestra Academia allá. Lo recuerdo un día confesándonos, a Monika y a mí, que ni la dirección del museo de su ciudad natal, ni la del Prado, le habían llenado tanto de satisfacción como el ver cumplido su sueño de siempre: dirigir esa Academia (y el contiguo templete de Bramante). Pocos directores ha tenido aquella tan entregados a la causa como él, siempre pendiente de los becarios y sus necesidades.
Entre 2002 y 2004 fue presidente de la Sociedad Estatal de Acción Cultural en el Exterior (Seacex), donde también demostró gran capacidad de gestión. Con él llevamos a Roma, precisamente, una muestra de fondos del Reina Sofía, y a Rosario, cuando el Congreso de la Lengua, otra sobre Ramón Gómez de la Serna. Fue también director del Consorcio de Museos de la Generalitat, y asesor de Bancaja, con la que en 2007 trajo la magna muestra de los Sorolla de la Hispanic Society de Nueva York. La trajo, literalmente: le recuerdo expresando su contento por el deber cumplido al contemplar su ciudad natal desde la cabina del Jumbo, en la que había viajado, con su precioso cargamento en la bodega.
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