Depardieu, un problema de Estado que divide a la cultura francesa
Macron se ha alineado con una docena de actores que, contra la mayoría, aún lo apoyan
La polémica salpica a Victoria Abril, acusada por la actriz Lucie Lucas de cometer «agresiones sexuales contra sus compañeros»
Gran polémica tras la defensa de Macron a Gérard Depardieu: «Enorgullece a Francia»

Emmanuel Macron ha convertido en problema cultural, político, gubernamental y nacional el comportamiento obsceno, las agresiones sexuales y violaciones del actor Gérard Depardieu. Entre el 2015 y el 2020, cuando intentó evadir impuestos de Francia, al mismo tiempo que visitaba y 'fraternizaba' con Fidel ... Castro, Vladímir Putin, Kim Jong-un, y los tiranos de Chechenia, Bielorrusia y Azerbaiyán, Depardieu fue acusado de agresiones sexuales por numerosas mujeres, jóvenes, en su mayoría. Sin consecuencias judiciales.
En 2020, la Justicia consideró fundadas las denuncias de violación y agresiones sexuales contra el actor presentadas por la actriz Charlotte Arnould. En 2022, confirmó «los indicios suficientes que pueden confirmar las agresiones sexuales y la violación». El pasado mes de abril, trece mujeres publicaron testimonios implacables del comportamiento agresor, machista y violento del actor. Ya en septiembre, la justicia consideró fundadas las denuncias de la actriz Hélène Darras de violación y agresiones sexuales. Días atrás, el 7 de diciembre, la cadena pública France 2 emitió un programa especial de una hora presentando, por vez primera, un vídeo realizado durante una visita de Depardieu a la capital de Corea del Norte, donde fue recibido por Kim Jong-un.
Ese vídeo, en el que aparecía un Depardieu grosero, obsceno y sucio, de una calaña vergonzosa, provocó una tormenta nacional, agravada por Macron. Rima Abdul Malak, ministra de Cultura, se hizo eco del sentimiento más generalizado en los medios artísticos y culturales, afirmando que debía iniciarse un procedimiento para retirar al actor la Legión de Honor.
Depardieu, por su parte, contrató los servicios de una muy eficaz experta en relaciones públicas, que también defendió a otro mediático agresor sexual, Dominique Strauss-Kahn, antiguo ministro socialista de economía y presidente del FMI. Gracias a esos servicios, el día 26 se publicó una defensa firmada por rostros populares como Carla Bruni, Carole Bouquet, Charlotte Rampling o la española Victoria Abril. Un documento que ha enfrentado a la Cultura en Francia. «Gérard Depardieu es probablemente el más grande de todos los actores. El último pilar sagrado del cine. No podemos permanecer mudos ante el linchamiento que sufre (...) dejando de lado la presunción de inocencia de la que habría gozado, como cualquier otra persona, si no fuera el gigante del cine que es», reza la carta. Tras publicarse, otras voces han salido en contra, como hizo ayer Lucie Lucas, compañera de reparto de la última serie de Victoria Abril, que ha aprovechado para cargar contra todo y contra todos al punto de decir, en Instagram, que Victoria Abril también ha cometido «agresiones sexuales contra sus compañeros».
Cinco graves dilemas
Emmanuel Macron, por su parte, se metió solo en la «boca del ogro obsceno», saliendo en defensa de Depardieu, estimando que «Francia puede estar orgullosa» del actor. Cuatro palabras que agravaron todos los problemas.
Un problema político porque desautoriza con severidad a su propia ministra de Cultura.
Un problema cultural porque, aunque Macron se posicione del lado de los firmantes de la carta, la inmensa mayoría del mundo del cine, el teatro, la literatura y el periodismo considera obsceno y miserable el comportamiento del actor con las mujeres.
Un problema judicial porque el jefe del Estado habla en mitad de una instrucción judicial, interviniendo públicamente en un debate estrictamente jurídico. Intromisión política inflamable.
Un problema moral cuando Macron defiende la «altura artística» de un actor, pero olvida decir algo en defensa de las decenas de mujeres que han denunciado con nombre y apellido los abusos que sufrieron. La actriz Sophie Marceau lo ha resumido de este modo: «Tuve que pararle los pies cuando comenzó a tocarme los senos. Las maquilladoras huían cuando lo veían. Cuando lo denuncié al director con el que trabajábamos, me trató de cabrona. Depardieu era la gran estrella».
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Y un problema social porque al convertir desde el Palacio del Elíseo un caso judicial en un asunto de debate, Macron se transforma voluntariamente en juez y parte desde la cúspide del Estado.
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