Las odaliscas regresan al harén de la Alhambra
Los Reyes inauguran una exposición que deconstruye el mito de estas esclavas orientales a través de obras de Ingres, Delacroix, Matisse o Picasso

Un paseo nocturno por los palacios nazaríes de la Alhambra , acompañados por Antonio Peral, arquitecto conservador del monumento, con las flores en todo su esplendor perfumando embriagadoramente el recinto, y aún sin la llegada de las masas de turistas internacionales, es suficiente para ... entender la fascinación que sintieron los escritores y pintores del XIX por esta joya, Patrimonio de la Humanidad. Es el caso de Washington Irving . Una placa a la entrada de una de las estancias recuerda que escribió allí sus célebres 'Cuentos de la Alhambra'. Una fascinación que nos legó una Alhambra tan real como soñada , mitificada, una jaula de oro perfecta para las odaliscas y las ensoñaciones orientales. Autores como Victor Hugo o Gautier alimentaron las fantasías en torno a los sultanes y sus odaliscas. En el harén del sultán había concubinas y odaliscas (esclavas), que han sido constante motivo de inspiración no sólo pictórica, sino también literaria, teatral, cinematográfica... Ellas son las protagonistas absolutas de 'Odaliscas. De Ingres a Picasso' , una exposición que puede verse, hasta el 10 de septiembre, en e l Palacio de Carlos V de la Alhambra y que este mediodía han inaugurado los Reyes. Su presupuesto ha rondado los 400.000 euros y la entrada es gratuita.

La odalisca, uno de los mitos de la modernidad , toma el testigo de las diosas mitológicas de la Antigüedad (pintadas por Giorgione, Tiziano, Veronés, Tintoretto) como excusa para que los pintores experimenten con el desnudo femenino. Explica María López, comisaria de la muestra, que esta exposición deconstruye el mito de las odaliscas , un mito que tiene su origen en 'Las mil y una noches' : Sherezade, la protagonista, es una odalisca que entretiene al sultán contándole un cuento cada noche. Pero una traducción francesa de 1704 a cargo de Antoine Galland falseó la historia original: se representa a Sherezade de forma sexualizada, como una mujer que lo consigue todo gracias a su erotismo y sensualidad y no a su inteligencia. Esa imagen deformada es la que llega a la Corte francesa de Madame de Pompadour , donde las damas se disfrazan de odaliscas con telas orientales. Pintores como Boucher las retrata de forma obscena. Se produce una asimilación del harén oriental y los burdeles parisinos: la odalisca se confunde con la prostituta ya en la pintura de Renoir y Manet . Paradójicamente, cuando la mujer lucha por la igualdad de derechos y el acceso a la universidad, la odalisca es uno de los temas artísticos más populares.
La palabra odalisca es de origen turco : oda (cámara) y lik (doncella). Explica Bárbara Boloix, de la Universidad de Granada, en el catálogo de la muestra que los harenes eran mundos complejos, jerarquizados , en los que convivían mujeres de muy diversas etnias, clases sociales, procedencias, culturas, edades... Los harenes del Imperio turco otomano fueron los que más fascinaron a Occidente. Son numerosas las leyendas en torno a estos harenes, cuya situación exacta en la Alhambra sigue siendo un misterio. Antonio Peral cuenta que en el baño de Comares (uno de los lugares más mágicos del monumento) el sultán nazarí lanzaba una manzana a la esclava con la que quería pasar la noche. Y que había músicos ciegos amenizando las veladas.

La exposición, cuyo diseño museográfico corre a cargo de Frade Arquitectos, reúne medio centenar de piezas : junto a las pinturas (hay importantes préstamos de museos franceses como el Louvre, el Orsay, L'Orangerie, el Pompidou, el Picasso de París o el Museo Ingres Bourdelle de Montauban) hay objetos de las colecciones de la Alhambra que formaron parte de los harenes nazaríes del mundo oriental: zócalos de alicatado, celosías, paneles de yesería, cortinas, alfombras, mobiliario, lámparas, jarrones, joyas...

El recorrido arranca en una sala dedicada exclusivamente a Ingres , quien sintetiza en sus odaliscas, de una gran sensualidad y erotismo , la liberación de la forma a través de la línea. Destaca 'La pequeña bañista' , un tesoro cedido por el Louvre. En primer plano, una joven desnuda de espaldas, que luce un turbante. Al fondo Ingres representa un harén. Junto al lienzo, 18 dibujos preparatorios de Ingres para sus obras más célebres, cedidos por el museo del artista en Montauban: hay estudios para 'La pequeña bañista', 'El baño turco' o 'La gran odalisca', su gran obra maestra, que ya estuvo hace un tiempo en el Prado. El artista, que nunca viajó a Oriente, deforma el cuerpo femenino : la espalda de la odalisca es más larga de lo habitual. Añadió tres vértebras, conocidas como 'vértebras Ingres' . El lienzo está presente en la muestra a través de algunos bocetos, además de una versión reducida que hizo el propio Ingres y de una copia de Jules Flandrin. Es Ingres quien oficializa el tema de las odaliscas cuando pinta en 1814 'La gran odalisca' para Carolina Murat, hermana de Napoléon. Para el rostro utilizó el de una niña de diez años. Un encargo que no gustó a la comitente y devolvió al pintor. Ingres lo llevaría dos años después al Salón de París y acabó adquiriéndolo el conde de Pourtalès.

Delacroix sí viajó al norte de Marruecos e hizo de sus escenas de harén un triunfo absoluto del color. Aunque al principio comenzó retratando a mujeres argelinas bordando, cuidando de sus hijos, años después pintó odaliscas desnudas en pequeño formato. Son célebres y muy cotizadas sus 'Mujeres de Argel en su apartamento' , que presentó en el Salón de París de 1834 y años después versionaría Picasso en una serie de 15 lienzos y más de 70 dibujos. Delacroix está presente en la muestra con una sola obra, un estudio para sus 'Mujeres de Argel', cedida por el Museo de Bellas Artes de Rouen. Ingres tuvo una gran influencia en Picasso : éste fagocita la deformación del desnudo del pintor francés en sus obras cubistas, sus desnudos de Marie-Thérèse Walter de 1932, e incluso 'Las señoritas de Aviñón' bebe de las odaliscas mitificadas de Ingres . A Picasso le acusan hoy de maltratador, como hemos visto estos días en el Museo Picasso de Barcelona. Para María López, « Picasso es un depredador en todos los sentidos, sobre todo artísticamente . Se apropia de todo y lo hace suyo. Al igual que Ingres, depreda los cuerpos para deformarlos». En la última sala de la exposición cuelgan importantes obras de Picasso, como 'Mujer desnuda con gorro turco', del Pompidou, o 'Mujer con pandereta', de L'Orangerie de París. También, algunos estudios para 'Las mujeres de Argel de Delacroix' o un precioso retrato de una odalisca, dibujado en la hoja de un bloc el 30 de agosto de 1951 en Saint-Tropez.

Matisse sí viajó a la Alhambra . Hace unos años una muestra en estas mismas salas recordaba aquella visita. El artista francés descubre a Ingres en las exposiciones de 1905 y 1907 en París. En 1905 se exhibió en el Salón de Otoño 'El baño turco', junto con sus dibujos preparatorios. En 1907 se mostraron cara a cara en el Louvre 'La gran odalisca', de Ingres, y la 'Olympia', de Manet . Las odaliscas son, para Matisse, una excusa plástica que le permite fusionar el cuerpo desnudo con una exuberante decoración a su alrededor. Contaba Picasso que Matisse le legó, tras su muerte, sus odaliscas. Solo hay una obra del artista francés en la exposición: 'Odalisca en una butaca negra', préstamo de una colección particular de Estados Unidos. Ha resultado imposible conseguir más préstamos, pues estaban reservados para una exposición en el Pompidou y después iban a viajar al lejano Oriente.

La odalisca representaba la imagen soñada, mitificada de la mujer oriental, plena de erotismo y misterio . Algunos artistas ( Constant, Gérôme, Seel ) contribuyeron a difundir las fantasías, tópicos y prejuicios misóginos en torno al harén. En la muestra cuelga 'La odalisca tumbada' de Constant, préstamo del Orsay, inspirado en una visita que hizo el artista a la Alhambra. En el cuadro aparece una inscripción, que corresponde a un lema nazarí: 'No hay vencedor sino Dios'. También se exhibe 'Las jerifas', del mismo artista, del Museo de Bellas Artes de Pau. En ambos lienzos se aprecia una mirada hipersensualizada e hipererotizada a la mujer oriental , desnuda, voluptuosa, en un entorno con una decoración opulenta. Es la mirada de un voyeur. Otros pintores, en cambio, como Émile Bernard o Fernand Lantoine , mostraron un interés etnográfico retratando a mujeres reales del norte de África . Del primero cuelgan en la exposición obras como 'Interior árabe' y 'Mujer de Abisinia con vestido de seda'. Del segundo, 'Duco Sangharé, dama de etnia peul'. Todas ellas cedidas por el Museo del Quai Branly de París.

Pero también hay ausencias muy destacadas en la exposición. A las ya citadas de Ingres y Matisse, se suman obras como 'La siesta', de Picasso , propiedad de la Fundación Almine y Bernard Ruiz Picasso, depositado en el Museo Picasso de Málaga. El elevadísimo coste de la prima del seguro (se calcula en torno a unos 60 millones de euros) ha impedido que viaje a Granada. Tampoco están 'Las mujeres de Argel en su habitación' de Delacroix, una 'Odalisca' de Mariano Fortuny que no ha cedido el MNAC... Tanto el MoMA de San Francisco y el Museo Picasso de Antibes como Catherine Hutin, hija de Jacqueline Roque, última esposa de Picasso, iban a prestar obras que finalmente se han caído de la exposición.
«¡Vuelve la Alhambra!» , exclamaron los conservadores del Louvre cuando fue la comisaria a pedir préstamos para la exposición. Una gran noticia. Y es que la Alhambra ha sufrido muchísimo por culpa de la pandemia. Se vio obligada a cerrar hasta en dos ocasiones el año pasado : del 13 de marzo al 17 de junio y del 26 de noviembre al 1 de diciembre. Un tiempo en el que se han seguido haciendo obras de conservación preventiva. El 90% de sus ingresos procede de taquilla. E n 2020 perdió el 71% de sus visitantes . Ha tenido que tirar de remanente de tesorería. Su presupuesto este año es de casi 30 millones de euros. El aforo actualmente es del 65%. No se cubre al completo ningún día desde su reapertura.

Rocío Díaz Jiménez, directora general del Patronato de la Alhambra y el Generalife , habla de la situación que vive el monumento: «Vamos poco a poco. Avanzamos lentos, pero seguros. Estamos obligados a reinventarnos . Renovamos la apuesta de las exposiciones de carácter internacional. Hay que volver al circuito internacional . La Alhambra nunca debería haber perdido las relaciones con las instituciones internacionales. Fue y ha de seguir siendo un espacio de inspiración y admiración». Anima a visitar la Alhambra («es el mejor momento») y anuncia la subida del precio de la entrada , que no cambiaba desde 2013: pasará de 14 a 18 euros. «Han aumentado los costes, se ha contratado a más personal», advierte Rocío Díaz, quien cree que « hay que poner en la vanguardia a la Alhambra ». Entre los próximos proyectos, remozar las portadas del Palacio de Carlos V en agosto. Ni siquiera el terremoto político en el Ayuntamento de Granada ha podido ensombrecer el mágico regreso de las odaliscas al harén de la Alhambra.
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