Picasso se reivindica en primera persona
El Museo Picasso de Barcelona acoge la primera gran antología de autorretrato del artista malagueño

Pablo Picasso se autorretrató desde su infancia hasta poco antes de su muerte. Más de ochenta años retratándose. Una afición que ahora podemos analizar con detalle gracias a la exposición “Yo Picasso” que presenta en primicia su museo de Barcelona.
El artista escribió: “Yo pinto del mismo modo que otros escriben su autobiografía. Mis telas, acabadas o no, son las páginas de mi diario, y tienen validez como tales. El futuro escogerá las páginas que prefiera”. Esta declaración deja evidente su obsesión por captar sus diferentes estados de ánimos y sus diferentes etapas biográficas.
Los comisarios Eduard Vallès e Isabel Cendoya reconocen que no hay una estructura lineal en el autorretrato picassiano. “La mayor parte de los autorretratos tradicionales los hizo antes de adentrarse en el cubismo con 'Les Demoiselles d’Avingon (1907)”. Este dato queda palpable en el espectacular “Autorretrato” de 1907, un óleo sobre lienzo, que se enmarca en el precubismo y que es una de las grandes joyas de esta exposición. El cuadro, que pertenece a la Národní galerie de Praga, ya estuvo hace años en el museo de Barcelona y ahora tiene el honor de capitanear la campaña de publicidad de esta cita obligada para los amantes del arte.
En la primera sala encontramos estos retratos que pertenecen a los primeros años. En esta necesidad de afirmarse descubrimos su primer óleo conocido donde aparece en segundo plano junto a un familiar con bigote que toma el protagonismo; el artista se pintó durante el verano de 1895 en Málaga a la temprana edad de trece años.
Barcelona, fuente de inspiración
Siempre se ha dicho que Picasso pintó la mayoría de sus autorretratos en Barcelona y esta gran recopilación lo confirma. En esta ciudad se dedicó a investigar las sombras, los rasgos y los contrastes entre los claros y los oscuros de la cara.
Y de ahí pasa a los autorretratos como creador, como artista, como pintor. En este apartado se puede hacer una división clara: los autorretratos individuales y en los que aparece acompañado en entornos bohemios con sus amistades. Su traslado a París en abril de 1904 cambiaría todos sus hábitos. Entre sus diferentes trabajos reconocemos a un Picasso disfrazado de Arlequín en el Lapin Agile, óleo que pertence a The Metropolitan Museum of Art de Nueva York. O interpretado como un saltimbanqui en un óleo propiedad de la National Gallery of Art de Washington.
El comisario Eduard Vallès desvela algunas curiosidades de este gran viaje por el “yo” de Picasso. “En 1945 pintó una cabeza de muchacho, un retrato evocativo de su juventud, un ejercicio de volver a recuperar su infancia”, señala Eduard Vallés. La sombra también es clave en su trabajo. En 1953 pintó “La sombra sobre la mujer” después de que su mujer Françoise le abandonase y en 1963 realizó “El pintor y la modelo I”.
Sus autorretratos son, en efecto, un gran ábum de su vida personal y artística. Finaliza esta actividad en 1972 con dos autorretratos sobre la muerte, premonitorios de su defunción que ocurriría en abril de 1973. La despedida de esta gran muestra impactará al espectador con su “Autorretrato” de 1972 hecho con lápices y ceras de colores que pertenece a una colección particular de Tokio.
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