La historia de los valiosos manuscritos de Borges que llegaron a la BNE en 2018
Desde la institución sostienen que no anunciaron al público la compra de los autógrafos de «Emma Zunz» y «Quevedo humorista», por 300.000 euros, debido a una cadena de errores
Dicen que la razón más probable de la ceguera de Borges fue la miopía degenerativa, aunque seguramente el tamaño diminuto de su letra no ayudó a conservar su salud visual. El argentino escribía en pequeñito, por muy grande que fuera su obra. Cuando tachaba, ... además, lo hacía a conciencia, sin dejar ni un solo rastro de su error. Era un perfeccionista, qué duda cabe. El manuscrito de « Emma Zunz », el único de sus relatos protagonizado por una mujer, lo pergeñó en unas hojas contables. El argentino copiaba los párrafos hasta pulirlos por completo , uno tras otro, y luego recortaba los definitivos para unirlos entre sí. De esta manera montó el cuento, como un puzle maravilloso. Era un método laborioso y depurado, que no utilizó en uno de sus textos tempranos, « Quevedo humorista », de 1927. El borrador de ese breve ensayo, del que más tarde renegó por su lenguaje ampuloso, está lleno de correcciones, y en el reverso de sus páginas hay esbozos de varios poemas que luego recogió en «Cuaderno San Martín». El papel es muy valioso, siempre.
Así son los dos valiosos manuscritos del ilustre literato que la Biblioteca Nacional de España (BNE) adquirió en diciembre de 2018 por 300.000 euros , en un movimiento que no se anunció en su día y que ni siquiera se recogió en la memoria anual de la institución, pero que reveló el diario «Clarín». ABC ha visto los documentos, que hasta hace poco ni siquiera aparecían en el catálogo digital. Se guardan en la Sala Cervantes, donde los investigadores que así lo deseen pueden consultarlos, previa autorización. El motivo por el que han permanecido tantos meses lejos del conocimiento del público, tal y como repiten varios cargos de la BNE, se debe a una cadena de errores: se discutió cómo difundir la noticia, pero luego se perdió en una marea de comunicados.
Según José Luis Bueren , director técnico de la BNE, la compra de estas piezas fue normal, sin nada que destacar, más allá de la negociación por el precio, que en su opinión es «razonable», y que supuso más de la mitad del presupuesto anual para este tipo de operaciones. La vendedora fue Solange María Fernández Ordóñez, hija del abogado de Borges, quien los había recibido del autor en unos cuadernos como regalo. Al darlos en herencia, según relató ella misma en su libro «La mirada de Borges», de 2006, se acordó lo siguiente: «Mi padre murió tres meses después que Borges y los cuadernos debieron repartirse entre los herederos. Se vendieron en ese momento, aunque algunas condiciones se plantearon como indiscutibles para su adquisición: los manuscritos debían quedar en la Argentina y era necesario garantizar su buena conservación y el acceso para el estudioso que deseara trabajar con ellos». Sin embargo, han acabado en España.
«La verdad es que ese es un tema, quizá, siempre delicado . Lo cierto es que los manuscritos de Borges llevan mucho saliendo a subastas internacionales y distribuyéndose por muchos países. Es algo que se puede tener en cuenta, sin duda, pero también en este caso hablamos de un autor muy relacionado con España, con la cultura española, con la literatura española, que encaja muy bien en nuestras colecciones. Eso también pesa a la hora de que la BNE decida adquirir unas obras como estas», argumenta Bueren, que recuerda que en Argentina no existe una legislación que proteja esta clase de exportaciones. «Es algo que allí es objeto de debate», apostilla.
Una colección enriquecida
En 1985, la BNE se hizo con una de sus joyas recientes: el original de « El Aleph », quizás el libro más celebrado de Borges, que está encapsulado en plástico, para protegerlo del tiempo y las manazas. Ahí vemos las notas al pie señaladas en rojo y los renglones torcidos (¿de Dios?). También rectificaciones y anotaciones a la inversa, que debieron de ser un quebradero de cabeza para su editor, que seguramente revisó todo esto con lupa. Ahora, a ese tesoro se le suman dos nuevos valores.
«Teniendo en cuenta que estamos en un momento de declive de la escritura, de la caligrafía, los autógrafos hoy por hoy son de una gran relevancia, y más cuando hablamos de figuras como esta», asevera María José Rucio Zamorano , responsable del servicio de Manuscritos e Incunables de la BNE. Insiste la experta en que no es muy común pescar algo así en el mercado, ya que los herederos no suelen desprenderse de este patrimonio. «Tiene que ser como en estos casos: regalos que el autor hizo en vida a algún amigo... Con estas incorporaciones Borges es uno de los autores fuera de la península de los que más autógrafos tenemos», remata.
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