España se rehabilita de la piratería
Tras haber estado durante años en la «lista negra» de Estados Unidos, un reciente informe de la UE nos sitúa como el cuarto país de Europa en pago por contenido digital legal. El 54% de los españoles afirma haber desembolsado en el último año, lo que supone 30 puntos más que en 2017

En la España en crisis de 2010, de cada 100 canciones digitales consumidas, 97 eran pirateadas. Las películas, el 77%. En 2011, leíamos: «España, líder mundial en piratería», según el informe de la Federación Internacional de la Industria Fonográfica, en el que se encumbraba musicalmente ... a nuestro país como el «number one» en bajada ilegal del globo y duplicando la media europea. En realidad, se trataba de una cima de barbanegrismo cultural de un largo periodo de años , apoyado también por el «top manta», y en el que gigantes como Blockbuster o tiendas de discos tan emblemáticas como Madrid Rock cayeron a plomo. Sin embargo, la vida siguió descargándose y fueron emergiendo los Spotify , Filmin o Netflix , y el mapa de la situación cambió y hasta la conciencia de un país volteó : ya no somos unos piratas.
El pasado martes se publicó una encuesta de la Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea (EUIPO) donde apuntaban que el 42% de los europeos han pagado por acceder, descargar o reproducir contenido protegido por derechos de autor de un servicio legal en los últimos 12 meses, lo que supone un aumento de 17 puntos porcentuales desde el último estudio de este tipo realizado en 2017. Pero atentos, en España esta práctica se elevó al 54%, lo que significa hasta 30 puntos porcentuales más que en 2017 (y 35 puntos más que en 2013). Diríase que se ha dado el gran salto en estos últimos tres años, situándonos bastante por encima de la media europea. ¿Por qué?

«Por dos motivos. El primero es que los contenidos online son asequibles a través de las plataformas. Y el segundo, la calidad. La evolución de la percepción de esta calidad ha subido mucho. En 2013 solo un 54% pensaba que el contenido era de una buena calidad y ahora estamos a un 76% », nos explica Julio Laporta , el director de Comunicación de la EUIPO. En esta línea de análisis está Rubén Gutiérrez , director general de la Fundación SGAE: «Se ha producido una expansión de la oferta de contenidos, cada vez más diversa y exhaustiva, llegando a todo tipo de targets, desde aquellos contenidos más mainstream hasta otros mucho más especializados. Por otro lado, y en directa conexión con el primero, ha habido un cambio generalizado de buena parte de la sociedad española relativo al respeto a la propiedad intelectual y a la valoración social del pago por contenidos».
Los 30 puntos porcentuales españoles de crecimiento hacia el pago por contenido, a su vez, tienen dos líneas de observación. Por un lado, desde 2017 solo Malta ha transitado un auge mayor (32 puntos más) de todos los países europeos. Pero, además, actualmente España es el cuarto país de toda la Unión Europea en porcentaje de pagadores legales por contenido online, solo por detrás de nuestros vecinos del norte Finlandia (58%), Suecia (57%) y Dinamarca (55%). En 2017, ocupábamos el puesto 18 de la Europa de los 27. Ver para creer nuestra evolución, teniendo en cuenta que durante años estuvimos en la «lista negra» de países piratas elaborada por Estados Unidos. Y no habrá tantos parámetros en los que ocupemos puesto tan noble en la UE.
Gutiérrez explica esta bisagra en nuestra historia pirata: «En pocos años hemos pasado de que socialmente se considerasen aceptables actitudes que no respetaban la propiedad intelectual a que sea valorada positivamente y a que muchos de los servicios basados en el pago por acceso a contenidos sean vistos como algo que genera una distinción positiva, incluso de mostrarse orgulloso». De hecho, la medición de esta percepción está también en esta encuesta de la EUIPO, en la que han participado 25.636 residentes de la UE mayores de 15 años , donde se constata que cuanto mejor se comprende la propiedad intelectual, menos se consume lo ilegal. «Cada vez más ciudadanos comprenden que cuando alguien crea hay que darle una retribución económica». A nivel europeo, «el 89% de los encuestados indica que, si el precio fuera razonable, prefiere acceder lícitamente». El director ejecutivo de la EUIPO, el belga Christian Archambeau , secunda la tesis: « Cuanto mejor se conoce la propiedad intelectual, menos probable es que se vulnere ». Respecto a España, el director de la SGAE opina: «Según los resultados de distintos informes, ahora mismo sólo una minoría considera aceptable obtener contenidos ilegalmente de la red».
¿Y antes éramos tan piratas? «Hace unos años, el incumplimiento de las leyes relativas a la propiedad intelectual estaba generalizado», explica el experto Gutiérrez, «durante un tiempo, y estoy recordando los años previos e inmediatamente posteriores a la crisis económica de 2008, daba la impresión de que el mayor problema que tenía este país era su relación garantista con la propiedad intelectual . Ahora nos parece imposible, pero en aquellos momentos llegamos a vivir situaciones tan excepcionales como que una concentración frente al Ministerio de Cultura por el canon digital convocara a un número similar de activistas al de la manifestación de una huelga general. Se generó un contexto social que justificaba el incumplimiento sistemático de las leyes». Para el director de la SGAE esta concepción lastró la modernización del sector e hizo que «algunas plataformas que ahora forman parte de nuestro paisaje cultural, en España tardaran mucho más por la incertidumbre económica generada por esa percepción social frente a la propiedad intelectual».
Pero en esta España, en la que solo el 10% de los encuestados reconoce haber accedido a contenidos ilegales, se abren paso otros problemas, que son globales. Recordemos que en ABC contamos hace poco que a nivel internacional miles de músicos se han unido para reclamar a Spotify una retribución más justa por sus canciones . «Y un malestar similar existe también respecto a las plataformas audiovisuales», añade el analista de la SGAE, que cree que esta reordenación del entorno digital es el siguiente paso para distribuir los ingresos de tal manera que «la creación tenga un pago que facilite la existencia, fundamental para cualquier sociedad, de un colectivo artístico».
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete