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Donald Robertson: «No encontramos cinco minutos al día que pueden cambiar nuestra vida, pero dedicamos horas a las redes sociales»

estoicismo

El autor del libro 'Piensa como un emperador romano', basado en la vida y enseñanzas de Marco Aurelio, es psicoterapeuta y experto en el tratamiento de la ansiedad

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El terapeuta y escritor escocés Donald Robertson, experto en estoicismo
Laura Pintos

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Junto con su formación como psicólogo y terapeuta de la escuela cognitivo-conductual, especializado en enseñar habilidades psicológicas a partir de evidencias científicas, el escocés Donald Robertson ha dedicado su vida a estudiar la filosofía griega y romana clásicas. Esto lo ha convertido en uno de los mayores expertos sobre la aplicación de estos conocimientos en la vida moderna y en el estoicismo, tema que trata en su su libro 'Piensa como un emperador romano', publicado ahora en español.

El psicoterapeuta -que en esta obra aborda la vida y las enseñanzas del emperador Marco Aurelio, y a través de ellas va contando cómo llevarlas a cabo- está convencido de que el autoconocimiento puede darnos una vida más plena, calmada e íntimamente satisfactoria, y contrarrestar males cada vez más comunes como la ansiedad -su gran área de interés como profesional-, el estrés, la depresión y la frustración.

En una conversación exclusiva con ABC Bienestar, Robertson explica cómo determinadas técnicas de pensamiento -desde la vista cenital hasta el 'memento mori'- ayudan a encontrar el auténtico propósito de cada uno, superar problemas, gestionar mejor las emociones y sentirse más conectados en un mundo que nos tiene «alienados».

Nació en Escocia, vivió y trabajó durante dos décadas en Londres y luego emigró a Canadá. ¿Qué es lo principal que aprendió al cambiar de país y sociedad?

Me ha enseñado a vivir de manera más sencilla. Además de mudarme he estado viajando mucho y tenía que caberme todo en una maleta como fuera. Entonces me di cuenta de todo lo que tenía, de lo que acumulaba, de que tenía la casa repleta de trastos que seguro no necesito, del propio hecho de poseer tantas cosas… También me ayudó a ganar perspectiva sobre mi propia sociedad. Visitando otras culturas y viendo la diferencia pude dar un paso atrás para observar, para empezar, la cultura británica, cómo vivimos y cómo hacemos las cosas, desde un punto de vista más desapegado.

¿Y sobre usted mismo? ¿Cómo lo ayudó el estoicismo en estos grandes cambios?

El estoicismo me anima siempre a ver el valor que tiene esa perspectiva más amplia, esa mirada desde fuera, también sobre mí mismo, me alienta a depender más de mí y menos de lo material y además enseña mucha gratitud, lo cual me parece muy útil. La psicología moderna está muy interesada en estos beneficios psicológicos de practicar la gratitud. En sus 'Meditaciones', Marco Aurelio lo escribe de una manera muy bonita, cuenta cómo hay gente que se imagina la presencia de cosas ausentes, y entonces las desean, cuando en realidad hay que esforzarse por lo contrario: imaginarse la ausencia de las cosas presentes, para sentir gratitud. Puede sonar un poco absurdo, pero a veces al viajar imaginaba cómo sería no tener electricidad o un techo, cosas que solemos dar por sentado. Ahora mismo, mientras hablamos, nieva tremendamente en Montreal y miro por la ventana e imagino cómo era antes, cuando vivían en otras casas mucho más rudimentarias y sin calefacción eléctrica, y agradezco todo lo que tengo. Estos pensamientos me refrenan y me ayudan a estar menos apegado a mis posesiones.

En el estoicismo se va más lejos y se propone pensar o ensayar mentalmente situaciones catastróficas o la propia muerte, con el 'memento mori', como forma de valorar las cosas en su justa medida. Son dos ideas potentes, pero que pueden angustiar un poco al empezar a practicarlas.

Requiere valentía y un esfuerzo brutal hacerlo, es cierto. Me puedo imaginar vivir sin calefacción, pero imaginarme mi propia muerte ya es otra cosa y un ejercicio difícil. Esta idea del 'memento mori' se remonta de hecho a antes de la filosofía griega, al templo de Apolo, en Delfos, donde había una inscripción que ponía 'conócete a ti mismo'. Séneca y Plutarco explicaron que podía tener varios significados, uno de ellos es que al entrar a un lugar así tomes consciencia de tus limitaciones y de que eres un simple mortal. Y Sócrates recoge la idea al decir que la filosofía sirve para prepararse para la muerte. El estoicismo viene a enfatizar la importancia de contemplar la condición de mortal como una técnica cognitiva bien simple que nos cambiará la perspectiva de manera radical. Pasa también cuando tenemos una muerte cercana o repentina, que cambian nuestras prioridades y el enfoque hacia valores más internos, como el amor, la amistad, la salud, la realización personal. Desde el momento en que nacemos somos aleccionados con valores a menudo muy superficiales, y eso ya pasaba en Grecia y la Roma antigua, relativos a la riqueza, el éxito, la reputación. Ya de niños emulamos a famosos y nos vamos a por el consumismo, porque estamos bombardeados constantemente con toda esta propaganda del materialismo, el narcisismo…lo llevamos dentro, pero si lo pensamos bien, el dinero no evitará que muramos todos, por lo que hay que ver otros valores, despertar y darse cuenta de lo que realmente importa. Por eso contemplar tu muerte ayuda. Proyectarse ya en tu lecho de muerte te abrirá los ojos a lo que debes cambiar cuando aún hay tiempo.

Lo que pasa es que vivimos a un ritmo frenético, en una sociedad de gente ocupada y en la era de la procrastinación. Aunque veamos lo importante, no lo hacemos o lo postergamos una y otra vez. ¿Cómo podemos superar esto, encontrar ese tiempo?

Es un reto. Lo veo en terapia con muchas de las personas a las que trato. A veces les das una técnica de diez minutos al día para trabajar su problema y aún así no lo hacen, dicen que no han tenido tiempo aunque yo les dijera que era algo muy breve y muy importante. Es un desafío por tanto encontrar la manera de motivar a la gente para hacer esos ejercicios que les ponemos. Una forma que encontré es decirles que, en lugar de tareas, les voy a pedir que dejen de hacer determinadas cosas. Me he especializado en ansiedad, con lo cual muchos de mis pacientes están muy agobiados, suelen pensar en círculos y de manera muy prolongada y obsesiva hasta llegar a pensamientos catastróficos y miedos terribles sobre el futuro. Es una bola que va creciendo y en la que te pierdes, y que provoca otros problemas, que no duermas bien, etcétera, así que les planteé que sumaran las horas que dedican a pensar, y a preocuparse, a lo largo de una semana, de un año, de su vida. Y buscamos formas de interrumpir eso y salir de ahí, de dejar de tener esos pensamientos y preocupaciones, ahorrando de esta manera tiempo para hacer otras cosas. Ya lo decía Marco Aurelio también, porque el estoicismo tiene mucho en común con la terapia cognitiva. Mientras esa filosofía lleva las cosas al extremo y las aplica a la vida en general, en terapia aplicamos técnicas para un área de la vida en concreto. Volviendo a él, decía: muchas de las cosas que te dices a ti mismo y haces cada día son innecesarias. Debes tener claro tu objetivo, tu propósito fundamental y alimentarlo, todo lo demás es superfluo y una distracción de ese camino que es el tuyo. Debemos ahorrar tiempo y así encontraremos oportunidades.

Las redes sociales contribuyen a esa distracción.

Las redes sociales muy adictivas, están diseñadas para serlo. Si cronometramos el tiempo que les dedicamos, vemos que es desbordante. Puede que con 5 minutos al día obtengamos cambios en nuestra vida y sin embargo no los encontramos, aunque los estamos desperdiciando en ellas. ¿Qué pasaría si dedicáramos un minuto al día a pensar en nuestra propia muerte? Muchas cosas cambiarían.

'Piensa como un emperador romano'

Imagen - 'Piensa como un emperador romano'
  • Editorial Temas de hoy
  • Fecha de publicación 17/1/24
  • Páginas 352

Habla de enfocarse en el propósito de cada uno, pero no todos lo han conseguido identificar. ¿Cómo hacerlo?

Esta es la pregunta más importante de nuestra vida. Porque gira alrededor de esto, y sin embargo gran parte de ella estamos en el mal camino. Los estoicos dicen que en realidad sabemos cuál es nuestro propósito, pero requiere esfuerzo verlo. Es un mapa que está dentro. Existen trucos y técnicas para hallar la brújula. Hay muchas maneras, una es contemplar las vidas de otros y pensar las cualidades que más admiramos en esas personas. Sócrates ya lo hacía: admirar a otros y aplicarlo en ti mismo. Como terapeuta, he trabajado con pacientes que no ven sus valores y entonces detectamos lo que odian, que es más fácil porque nos gusta mucho quejarnos. Pues bien, al explorar por ahí salen los opuestos y encuentras lo que valoras. Sale esa brújula moral. Empiezas por lo negativo y sale lo positivo. Normalmente también caes en que dedicas cero tiempo al día a cultivar justo esos valores.

Este es un camino de esfuerzo y de compromiso, es más difícil que dejarse llevar. ¿Eres más feliz si lo acometes?

Sí, eres más feliz, hay investigación que lo respalda. Uno de los enfoques sobre la depresión clínica es un activación conductual diseñada para tratarla que muestra que cuando la personas pasan más tiempo y dedican más esfuerzo a actuar acorde con las características que valoran se sienten menos deprimidas. Solíamos creer que cuando alguien estaba deprimido no hacía suficientes cosas que le aportaran placer, pero ahora sabemos que lo que no hace es cosas con sentido, que lo hagan sentirse realizada. A menudo son personas que pasan mucho tiempo haciendo cosas superficialmente placenteras, desde juegos de ordenador hasta droga, pero eso no te saca de la depresión, parece contribuir más bien. Sí lo consiguen las cosas que tengan sentido para ti desde lo más profundo de tu ser. Pero cuidado con la palabra felicidad, porque se ha corrompido. Originalmente era sentirse afortunado, bendito, realizado, ahora la decimos sin saber realmente qué significa ser feliz, la usamos para describir el efecto de tomar chocolate, en lugar de llevar una vida plena. Hay tal nivel de confusión, se ha ido degradando el significado. Pero sí, se puede conseguir un sentido de felicidad más sano cuando uno vive acorde con los valores que uno admira.

Del prólogo del libro

«Si quieres aprender a pensar y también a actuar como el mejor emperador romano que hubo, no conozco mejor libro que este».

Pepe García

elestoico.com

Otra técnica que menciona en este libro es la de la vista cenital. 

Es una de las más importantes. La psicología moderna nos muestra que cuando una persona está muy enfadada, o tiene mucha ansiedad, su capacidad de atención se hace muy pequeña, solo puedo hacer o atender a una cosa. Eso amplifica lo que nos enfada o da miedo y nos impide resolverlo. Los medios de comunicación y las redes sociales también empequeñecen esto, nos hacen más asustadizos, más tontos, nos dañan, nos atrapan en la visión del túnel, en la que perdemos la panorámica general y la perspectiva. La realidad completa y global y lo que les pasa a otros quita intensidad a esos miedos y sentimientos negativos, por lo que practicar la vista cenital es terapéutico y beneficioso, es más genuino y más realista.

Estamos más conectados que nunca pero poseemos muy poco sentido de pertenencia a un todo mayor, somos individualistas y más egocéntricos. Muchos dicen que ver lo que les pasa a otros sin embargo no les ayuda en su propia vida, no experimentan esa conexión.

Estamos alienados, completamente alineados del mundo de los demás. El estoicismo consideraba muy importante superar esa desconexión, sentirnos uno con uno mismo y luego con la propia humanidad y el universo, atender a tres niveles y estar en armonía en todos ellos. Querían combatir todo lo que se interpusiera en ese camino, como el odio o la ira, que nos aparta de la humanidad.

Usted estudia a los estoicos. ¿No le resulta descorazonador comprobar que les preocupaban las mismas cosas del ser humano, es decir, que hemos avanzado tan poco en este aspecto, aún con tantos avances en tecnología o ciencia, por ejemplo?

En algunas áreas se ha hecho progreso, en otras no ha sido así. o no al mismo ritmo o nivel. Un buen ejemplo es la retórica y las habilidades de persuasión, ahora somos primitivos si nos comparamos con los griegos, diría que hemos dado pasos atrás. Los estoicos tenían ideas que ya venían de Sócrates o incluso se pueden ver algunas similares en el budismo, es como una filosofía perenne que se ha ido redescubriendo a lo largo de la historia. Cambiar supone un esfuerzo, siempre lo requiere. Primero, la persona debe ser consciente de que lo que está haciendo no ayuda, le está dañando. El primer paso es darse cuenta. Todos llevamos la sabiduría dentro, es un misterio cómo lo tenemos delante de las narices pero no nos damos cuenta. Yo pienso que el hecho de que alguien tan lejano, que hablaba otro idioma y vivía en otro mundo, dijera cosas que reconoces y te identifican no hace más que validar y confirmar que tu intuición es correcta. Anima ver que otras personas llegaron a la misma conclusión.

En 'Piensa como un emperador romano' da un concepto revelador que, si se asimila a fondo, puede desarmar muchas cuestiones: todas las emociones están basadas en creencias.

Es la base psicológica más importante del estoicismo. Lo más importante que nos enseña es que lo que nos altera no son las cosas sino nuestro juicio sobre ellas. Es de Epicteto y los fundadores de la terapia cognitiva la citaron, por lo que para los terapeutas es casi un tópico. Solo darnos cuenta de eso permite tomar un paso al lado o atrás -le llamamos distanciamiento cognitivo en terapia- y observar cómo interactúan pensamientos y emociones. Con esa perspectiva, las emociones que eran tan fuertes se moderan y la persona piensa de una manera más flexible y por tanto puede resolver los problemas mucho mejor. Una de las estrategias psicológicas fundamentales y más útiles viene de ahí.

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Sobre el autor Laura Pintos

Periodista por curiosidad extrema, aficionada a contar historias, adicta a escribir para intentar entender el mundo. Presentadora y moderadora. En ABC, soy jefa de Estilo, sección de viajes, gastronomía, moda, belleza, decoración, lujo y bienestar. Podcast Abecedario del Bienestar.

Laura Pintos

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