Hazte premium Hazte premium

«Cuando amo me entrego con todas las consecuencias»

El ex de Carolina de Mónaco y actual pareja de Rachida Dati es una estrella del cine francés... sin pelos en la lengua

OSKAR L. BELATEGUI

Ahora mismo es el hombre más perseguido por los paparazzi en Francia. Vincent Lindon (Boulogne-Billancourt, 1959), pareja de Carolina de Mónaco en los 90, vive un idilio con la exministra de Justicia Rachida Dati, la ambiciosa política de origen magrebí aupada y defenestrada por Sarkozy. A Lindon le conocemos en España del papel couché , pero atesora una larga filmografía a las órdenes de los directores franceses más prestigiosos. Pocos días antes de ser pillado junto a Dati, el actor nos atendía en París para charlar sobre las servidumbres de la fama y los culpables de esta crisis. La excusa, su papel en «Pater», de Alain Cavalier, donde juega a ser primer ministro.

—«Pater» es una película experimental, que mezcla realidad y ficción. ¿Es usted un valiente o un inconsciente al aceptarla?

—Un poco ambas cosas. Se suele decir que tal o cual actor ha sido muy valiente, muy arriesgado, y, vamos, esto tampoco es Kosovo, ¿eh? Yo me meto en mi cama tranquilo, no hay que exagerar. Arriesgo porque hablo de cosas íntimas, me lanzo con el corazón en la mano. A los actores que interpretan con sinceridad no se les puede atacar por eso. Es la misma persona la que, con 20 años transcurridos, ha hecho «Pater» y estuvo con la princesa. Pero cuando yo amo algo me entrego con todas las consecuencias. Soy la misma persona la que, habiendo vivido ambas experiencias, podría no haber salido indemne si hubiera pensado el riesgo que corría. Yo quiero algo y me tiro de cabeza.

—¿Comparte las revolucionarias ideas de este primer ministro de «Pater», crítico con la deriva de Francia?

—Lo que digo en la película son cosas que yo pienso. Cuando afirmo que la Legión de Honor es una ridiculez, y que la gente que se marcha del país tendría que devolver las condecoraciones que ha recibido; y cuando digo que un político que roba un solo franco debería ser condenado a la pena máxima es porque lo pienso. Dios, cuando veo a esos políticos que van en moto con una corbata rosa…

—Sorprenden esas opiniones con su imagen de burgués bon vivant . Usted en el pasado apoyó al conservador Chirac.

—Llevo diez años haciendo papeles de proletario: albañil, profesor de natación, camionero, parado... No tengo casa propia. Ni helicóptero, ni barco. Soy burgués porque nací así, no puedo decirle a mi padre que rectifique. Pero si los burgueses solo pudieran ocuparse de los burgueses y los ricos de los ricos, estaríamos apañados. Me gano bien la vida, pero eso no me impide ver que cada vez los ricos tienen más y los pobres, menos.

—Aboga por poner un tope a los sueldos de directivos y consejeros.

—Sí. Un directivo no debería ganar quince veces más que un operario. Juro que si yo fuera primer ministro lo impondría. Si los que ganan mucho al menos distribuyeran parte en impuestos... El problema de fondo es de valores. Los que estamos abajo queremos ganar tanto como los de arriba, y nos entregamos a un consumismo salvaje en lugar de adecuarnos a nuestras posibilidades.

–En España los actores se quejan del acoso mediático...

—Pobre Banderas, pobre Bardem. Dígales que me dan pena… ¡Por favor! Yo soy un hombre libre. Hago lo que me da la gana, voy a bares, bebo, digo lo que quiero, la gente me reconoce y me dice que le ha gustado mi última película... Esto es un sueño. Lo que le recomiendo a Bardem es que pierda un poco de su popularidad, compruebe que ya no le conocen y ya verá qué bien lo pasa. Es un excelente actor, pero no puedo con ese victimismo.

—Quizá Bardem se queja de que se inmiscuyen en su vida privada.

—¡Ah! La vida privada es otra cosa. Me parece bien que se queje de que los paparazzi no le dejan en paz. Pero entonces no vayas a la alfombra roja de Cannes con tu novia; o sea, la llevo porque me conviene pero luego me quejo. O uno muestra siempre la vida privada o no la muestra nunca. Yo no me dejo ver en ningún acto público con la mujer con la que comparto mi vida. Si me hacen fotos, los llevo a juicio. Pero si voy a los Premios César con mi hija y me fotografían, me jodo. Hay periódicos que, en su día, se inmiscuyeron en mi vida privada. Ahora me piden entrevistas y les digo que no. Después de haberles sacado indemnizaciones no voy a hablar con ellos porque me convenga.

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación