«Discutir menos con la pareja, no siempre es bueno»
Alicia González, psicóloga y autora de 'Parejas mejores' indica en esta entrevista cuándo merece la pena perdonar una infidelidad
¿Existe una 'cantidad normal' de deseo sexual en las parejas?

Alicia González, psicóloga y autora de 'Parejas menores' asegura que las relaciones que perduran en el tiempo, cuando son verdaderas y saludables, «son una fuente de aprendizaje profundo, de crecimiento y de estabilidad emocional». En su opinión, trabajar en una relación no es sinónimo de sacrificio ni de esfuerzos sobrehumanos. «Se trata de aprender a navegar juntos por los altibajos, de encontrar el equilibrio entre el 'yo' y el 'nosotros', de reconocer cuándo vale la pena seguir luchando y cuándo es mejor soltar».
Es habitual que cuando una persona busca pareja tenga un ideal y, sin embargo, pocas veces se cumplen esos ideales al empezar una relación. ¿Qué es lo que más atracción crea una pareja, sin contar con el aspecto físico?
La química no es solo cuestión de cuerpo físico, sino de conexión emocional e intelectual. Nos atraen quienes nos hacen sentir vistos, quienes nos despiertan curiosidad y nos retan sin hacernos sentir inseguros. La admiración y la sensación de hogar son imanes mucho más fuertes que cualquier ideal.
¿Qué motiva que unas parejas sean mejores que otras?
Las parejas mejores no son las que no tienen problemas, sino las que saben gestionarlos (o se esfuerzan por encontrar la manera de hacerlo). La clave está en la seguridad emocional: saber que, pase lo que pase, el otro es refugio y no amenaza. No mirar de reojo la puerta de salida ante cada conflicto. Construir sobre la confianza, el respeto y la capacidad de reparar después de cada tropiezo.
¿En qué aspectos fallan más las parejas? (comunicación, sexo...?
Los fallos más comunes están en la comunicación y en la gestión del deseo. No es que se quiera menos con el tiempo, sino que se deja de hablar de lo que importa: cómo nos sentimos, qué necesitamos, qué nos pesa. Y cuando no se habla, se acumula, se distancia, se apaga y se manifiesta en forma de resentimiento y soledad.
¿Cómo se puede discutir menos y mejor?
Discutir menos no siempre es bueno, lo importante es discutir bien. La clave está en aprender a diferenciar cuándo una discusión es una batalla y cuándo es una búsqueda de entendimiento. Hablar en primera persona, evitar reproches globales y regular la emoción antes de lanzarse al ataque, cambia la manera de experimentar una discusión y sobre todo el resultado.
Hay parejas que también discuten por whatsApp, ¿estamos demasiados conectados? ¿Es perjudicial?
Sí, y el problema no es solo la conexión constante, sino la falta de matices. Un mensaje de texto no lleva tono, ni mirada, ni pausas que eviten el conflicto. WhatsApp no es el lugar para resolver cosas importantes porque el cerebro rellena los vacíos con suposiciones (y casi siempre se equivoca).
¿Es peligroso dar por sentada a nuestra pareja?
Absolutamente. El amor necesita ser cuidado porque no es estático, sino un equilibrio que se ajusta cada día. Dar por sentado al otro no significa que el amor desaparezca de golpe, pero sí que se erosiona poco a poco, hasta que un día ya no queda nada que sostener. Esto respecto al cuidado, pero tampoco debemos dar por sentada a la persona que tenemos delante. Somos seres cambiantes y así debemos vernos como pareja, eso hará posible que sigamos admirando y aprendiendo a pesar del tiempo que llevemos juntos.
¿Qué hacer si llega la monotonía en la relación?
La rutina no es un problema, sino la desconexión que trae la monotonía. Se trata de traer novedad dentro de lo cotidiano: romper rutinas, explorar deseos, hacer cosas diferentes juntos. La chispa no se apaga porque pasa el tiempo, sino porque dejamos de alimentarla.
¿Por qué se es infiel?
No siempre es por falta de amor ni por deseo insatisfecho. A veces buscamos en otra persona lo que hemos perdido de nosotros mismos en la relación. La infidelidad puede ser un síntoma de desconexión, pero también un intento (torpe) de reencontrarse con una parte propia que parecía dormida.
¿Cuándo merece la pena perdonar y volver a intentarlo tras una infidelidad?
Cuando hay un compromiso real de reconstrucción. No se trata solo de que el infiel se arrepienta, sino de que ambos quieran entender qué pasó, qué dolió y cómo sanar. Sin trabajo mutuo y sin reparación genuina, el perdón es solo un parche.
¿Por qué hay parejas que vuelven y cortan una y otra vez? ¿Qué les engancha tanto?
Porque confunden intensidad con amor. Se enganchan al sube y baja emocional, a la adrenalina del perdón, a la esperanza de que esta vez sí funcionará. Pero si no hay un cambio real en la dinámica, el resultado será el mismo.
¿Crees que los jóvenes luchan menos por el amor duradero y, por eso, tienen relaciones más cortas o inestables?
No es que el amor importe menos, sino que las expectativas han cambiado. Ahora hay más opciones, la presión social sigue existiendo pero con otros matices y otras expectativas, y más conciencia de lo que no queremos tolerar. Las relaciones cortas no son un fracaso si nos acercan a lo que realmente necesitamos.
No es que se le dé menos importancia, sino que hay más opciones de realización personal fuera de la pareja. Antes, el amor era el centro de la vida; hoy, es una parte más. Lo importante es que, si elegimos el amor, lo hagamos de verdad, con intención y con cuidado.
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¿Qué diferencias hay entre las parejas de hace años y las de hoy?
Antes, las relaciones se sostenían más en la estabilidad, la protección, la identidad y el deber; hoy, en la conexión, la elección y el disfrute. El problema es que pasamos de aguantar demasiado a no tolerar casi nada. El equilibrio está en entender que el amor es tanto decisión como emoción.
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