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La infección respiratoria del Papa, un problema frecuente que llena de octogenarios los hospitales en invierno

Un catarro banal puede convertirse en una bronquitis o una neumonía de pronóstico grave

El Vaticano cancela todos los compromisos del Papa para este fin de semana

El Papa, enfermo de bronquitis, hace nombramientos estratégicos para el futuro cónclave

Entrada al hospital Gemelli de Roma, donde permanece Francisco ingresado desde el viernes 14 de febrero
Nuria Ramírez de Castro

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El ingreso del Papa Francisco en el hospital Gemelli de Roma no será tan breve como se pronosticaba el pasado viernes. Este martes se cumplen cinco días de su hospitalización por una bronquitis que arrastraba desde principios de febrero, según explicó el Vaticano. Aunque los especialistas que le cuidan en el hospital vaticano evitan en los partes médicos citar el diagnóstico concreto de su problema de salud. No se habla de bronquitis sino de infección respiratoria. «Es un término muy amplio que puede indicar una bronquitis pero también una neumonía u otra patología respiratoria de carácter infeccioso. Probablemente, para no estar obligados a ser muy específicos y a dar muchos detalles», comenta Juan Pablo de Torres, codirector del Departamento de Neumología de la Clínica de la Universidad de Navarra (CUN).

El cuadro que presenta Francisco «no es infrecuente», advierte De Torres. Es similar al que se suele ver en muchos hospitales en invierno entre personas de edad avanzada. Un catarro banal que evoluciona con el tiempo a una neumonía y obliga a ingresar a los pacientes entre siete y diez días. Si todo va bien, con la ayuda de oxígeno y tratamiento antibiótico se evoluciona favorablemente, aunque también estas infecciones están detrás del aumento de mortalidad en invierno en personas octogenarias.

En los últimos partes médicos, se aseguraba que la situación del pontífice era «estable», pero también de que no se trataba de una situación fácil: «Todos los exámenes realizados hasta la fecha son indicativos de un cuadro clínico complejo que requerirá una adecuada estancia hospitalaria». Según uno de los últimos comunicados, los análisis muestran »una infección polimicrobiana de las vías respiratorias que ha determinado un cambio de tratamiento».

La traducción literal del italiano de infección polimicrobiana indicaría que se trata de una infección causada por varios agentes infecciosos, ya sean virus, bacterias o hongos. Aunque también podría ser un problema multibacteriano, causado por varias bacterias.

«En cualquier caso, esto no significa que su situación sea de mayor gravedad», asegura José María Eiros, catedrático de microbiología y jefe de Servicio de Microbiología del Hospital Universitario Río Hortega de Valladolid. «Hay patógenos que por sí mismos son indicadores de gravedad, sin que estén acompañados por otros. Sin conocer los resultados de las pruebas realizadas al Pontífice, presumimos que tiene una infección provocada por varios agentes, lo cual dificulta la resolución del cuadro y exige a veces una terapia que combine varios tratamientos».

El periódico italiano «Corriere della Sera» se atreve a dar nombres y apellidos de esos patógenos: mycoplasma pneumoniae, estreptococos y estafilococos, que circulan en esta época y pueden provocar neumonía en ancianos y personas debilitadas. Pero podría ser cualquier otro.

Con cortisona

El viernes 14 de febrero, en su última aparición pública, se le veía cansado y con la cara hinchada, quizá por el uso de corticoides. Estos fármacos se usan en pacientes de su edad como medicamentos antiinflamatorios y uno de los efectos secundarios es que puede reducir las defensas inmunitarias y provocar infecciones oportunistas. Sería una explicación a la aparición de varios patógenos en los análisis realizados.

Bergoglio, de 88 años, sufre desde joven problemas respiratorios. Con 21 años le tuvieron que extirpar un lóbulo del pulmón y esto tampoco mejora su pronóstico. En su evolución, importa también las otras afecciones que padece (comorbilidades) y su estado general. «Lo que más preocupa es que haya complicaciones y se produzca un fallo en un órgano importante como los riñones, el corazón o el hígado», insiste el especialista de la CUN. La buena noticia es que permanece «estable» y sin fiebre.

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