INUNDACIONES
«En El Palmar de Troya, cuando llueve fuerte ya sabemos lo que hay»
Los vecinos de esta localidad sevillana se han acostumbrado esta semana a vivir literalmente acorralados por el agua
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Aunque se sitúa en tierras con presencia humana desde hace muchos siglos, el núcleo de población que actualmente ocupa el municipio sevillano de El Palmar de Troya fue fundado por las personas que trabajaron en la construcción del pantano Torre del Águila, levantado en años posteriores a la Guerra Civil. De aquellas primeras chozas surgió el pueblo que se puede contemplar en la actualidad, y que, paradojas de la vida, está viviendo una semana muy complicada pendiente precisamente del nivel del pantano y del arroyo Salado, que han protagonizado espectaculares crecidas.
El Palmar de Troya es uno de los puntos negros de la provincia de Sevilla en cuanto a peligro de inundaciones, y sus pobladores se han tenido que enfrentar en muchas ocasiones a situaciones de peligro. El pasado martes 18 de marzo, aquellos que tienen la mirada más entrenada, comenzaron a temer que la situación podría complicarse, ya que el arroyo Salado había protagonizado una espectacular crecida, al recibir el agua que le venía del pantano, donde se habían abierto las compuertas para aliviar agua.
«Esos días muchas personas del pueblo fueron a comprar yeso y materiales para protegerse ante una posible inundación, pero ya han cerrado las compuertas y ahora la situación está mucho más tranquila», cuenta a ABC de Sevilla Diego Panal, vecino del pueblo y quién recuerda como «hace 15 años la situación fue mucho más complicada y se vivieron momentos de inundación en el propio pueblo». Los vecinos están acostumbrados a tener que enfrentarse a este tipo de situaciones, ya que la ubicación del pueblo provoca que cuando la lluvia arrecia, como mínimo haya que desalojar a los vecinos que viven en la zona conocida como Las Parcelas de Troya. «Aquí, cuando llueve fuerte, ya sabemos lo que hay», sentencia Diego.
Son casi 20 días lloviendo en menor o en mayor medida, lo que ha provocado que un pantano que hace dos o tres meses estaba famélico, y que casi se podía atravesar entero andando, haya protagonizado una importante crecida, hasta el punto de tener que soltar agua hacia el arroyo Salado, que discurre junto al casco urbano del pueblo y que estos últimos días ha lucido un aspecto imponente y amenazante a partes iguales.
Ismael Romero es un joven palmareño que estos días se está convirtiendo en un espectacular cronista gráfico de todo lo que está sucediendo en el área que ocupa el término municipal de El Palmar de Troya. Desde que la situación comenzó a complicarse el pasado martes 18 de marzo, no dudó en documentar la situación con su dron y su cámara fotográfica. Suyas son las imágenes tomadas desde el aire que han captado estos días como el casco urbano de El Palmar de Troya estaba literalmente acorralado por el agua.

«Creo que la gente de El Palmar en ningún momento se ha tomado la situación con miedo real, aunque sí es verdad que los peores momentos se vivieron el martes». Romero ha fotografiado con su dron la zona en los últimos días y asegura que «he notado una gran diferencia en el nivel del agua entre el miércoles y el martes, la verdad es que afortunadamente ha bajado bastante».
Una situación que además tiene una peculiaridad que los vecinos de la zona conocen muy bien, y es que el peligro no sólo viene de la cantidad de lluvia que pueda caer sobre El Palmar de Troya, ya que tanto el pantano Torre del Águila –un pantano que almacena agua para regadío-, como el arroyo Salado, reciben aguas que provienen de arroyos y torrentes que proceden de Montellano, Morón de la Frontera y Espera entre otras localidades. Por ello, a la hora de esperar crecidas e inundaciones, no sólo hay que tener en cuenta lo que llueva en El Palmar, hay que estar también pendientes de lo que caiga en el entorno.

Estas jornadas están siendo frenéticas para el alcalde de este pequeño pueblo, Juan Carlos González, quién ha acogido con los brazos abiertos la instalación del Puesto de Mando Avanzado en la localidad. Después de la última reunión, celebrada a las 18.00 horas de la jornada del jueves 20 de marzo, el propio alcalde aseguraba que «estamos bastante más tranquilos, porque se han cerrado las compuertas del pantano, pero debemos de estar pendientes de lo que llueva tanto aquí como en las zonas de influencia».
González, quién ha adelantado que el viernes 21 a las 12.00 horas, se celebrará una nueva reunión, afirma que «ahora mismo sólo tenemos algunos problemas puntuales en el alcantarillado, que ha sufrido mucho estos días y estamos usando bombas para asegurar la situación».
El casco urbano del pueblo, a pesar de estar rodeado de agua casi por los cuatro puntos cardinales, apenas ha sufrido incidencias a causa de la lluvia, por lo que quizás los vecinos puedan dormir tranquilos. Hasta el momento son los 17 residentes de las parcelas de Troya los que han tenido que ser alojados o bien en un hostal o en casas de familiares. La carretera que lleva a estas parcelas, que discurre paralela al cauce del Salado, sigue impracticable.
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