Manto de la Virgen de Consolación

Terciopelo, tisú y oro para la Madre de Dios

Reyes Romero Bernardino y miembros de la Junta de Gobierno de la Sed narran el proceso tras el bordado de la original pieza, que Pasión en Sevilla ha podido conocer en exclusiva

Escudo papal del manto de la Virgen de Consolación que está bordando el Taller de Charo Bernardino M.J.R.Rechi

El Miércoles Santo de 2024 será una jornada visualmente muy atractiva al concentrarse los dos grandes estrenos plásticos de la Semana Santa. Por una parte, el esperado nuevo misterio del Buen Fin a cargo de Darío Fernández Parra, de encargo más reciente y, ... por otra, el cierre del ciclo de renovación patrimonial vivido en la Hermandad de la Sed en torno al palio de la Virgen de Consolación.

La dolorosa de Dubé de Luque se presentará en su paso de palio con un manto al fin bordado que no pasará inadvertido por la originalidad de su diseño, que conjuga tres soportes (terciopelo, tisú de oro y malla fina) y la maestría en la ejecución.

Como no podía ser de otra manera, tras los trabajos se encuentra el taller de Charo Bernardino, con su hija Reyes al frente, que no ha dudado en abrir sus puertas a Pasión en Sevilla para la realización de este reportaje, con la diligente venia de la Hermandad. De hecho, se trata de un grupo de artesanos de absoluta confianza por parte de la Cofradía de Nervión desde la adjudicación de los bordados del palio, hace ahora una década holgada, y con el que se prevé que el manto haga un conjunto muy compacto.

El azul se erige como eje cromático de la pieza por el tributo a la advocación de la Inmaculada Concepción presente en la primitiva hermandad, lo que también justificó en su momento esa sonada policromía del imaginero en los bellos iris de la virgen. «Para asegurarnos de que fuese un azul elegante contamos con el asesoramiento de José Víctor Rodríguez, de Victorio y Lucchino», explica el hermano mayor, quien también nos acompañó en la visita, sobre un color que además recoge la voluntad de Dubé.

Último tramo

Si bien desde la corporación se contaba con tener el manto listo antes de que acabase el año, la realidad es que la entrega se retrasará hasta el primer tercio de 2024. «No ha habido ningún percance, simplemente que el manto tiene muchísimo trabajo», explica Pepe Cataluña, que había incluso reservado «una sala en el Ayuntamiento para exponerlo» en este tramo central del otoño. Sobre repetir este proceso de cara a la Cuaresma surge la duda: «si se entrega con el tiempo suficiente, se hará».

Los próximos meses son fundamentales porque también está a expensas el nuevo pollero, que garantice que el peso añadido «no caiga de ninguna manera sobre la Virgen» y el remate de una nueva vitrina donde conservarlo durante todo el año. «Pensaba que en los pocos meses que me quedan iba a estar más tranquilo», bromeaba Cataluña acerca del proyecto definitivo con el que se despide de la máxima representación en la Hermandad, un cargo que ostenta desde hace nueve años.

Y es que las primeras puntadas se dieron en septiembre de 2018. Durante los más de cinco años de proceso, el manto ha pasado por varios frenos que contribuyen a los plazos que ahora se manejan. Uno de ellos fue la inoperancia que dejó la pandemia «que nos impidió poder ir a los Espolines de Garín (Valencia), donde se hace el mejor tisú de Europa, a ver el tejido; o incluso poder reunirnos para dar más rapidez a las decisiones».

Otro, más estético, por las modificaciones leves del diseño a petición del vestidor para potenciales recogidos en el frontal. «La zona en cuestión tenía unas cartelas a las que se les ha aligerado el grueso bordado inicial. Si no se hubiera adaptado, el resultado habría sido poco natural», explica el hermano mayor.

La propia Reyes Romero añade un hándicap más, que no es otro que la reinterpretación del diseño del malagueño Fernando Prini a la realidad de la ejecución. «Te diría que más del 50 por ciento del trabajo se ha hecho directamente sobre el tejido principal, como las barras de hojilla o las cartulinas, lo que vuelve más compleja la labor que si fuesen piezas sueltas. De hecho toda esa otra parte está prácticamente lista», indica la responsable de un taller en el que actualmente también se está pasando a nuevo terciopelo (y morado) el manto de Borrero de la Esperanza de Triana y se están restaurando las antiguas bambalinas juanmanuelinas de la Amargura (propiedad del Desconsuelo de Jerez desde hace décadas), entre otros encargos de alto nivel.

Volviendo al manto de Consolación, la mayor complejidad en el bordado ha radicado justo en lo que lo hace único: el doble protagonismo del terciopelo y el tisú. Uno en el eje central y el otro en la guardilla, lo que puede recordar «al simpecado de la Hermandad de las Tres Caídas de Triana, que perdió esa disposición tiempo atrás en una restauración», como apuntó Adelardo Martín de la Vega, miembro de la Comisión de Patrimonio de la Sed, que tampoco quiso perderse la génesis de estas páginas. «Hay que ir poco a poco, cortando el terciopelo, rebanando el tisú… enjaretar las dos partes es muy laborioso. Pide sobre todo, tiempo», añade Reyes acerca de una pieza «nada al uso» en la que además se conjugan distintas técnicas de bordado.

Como por ejemplo, muestras de 'milanés', una manera de «simular el tejido de un tisú a partir de puntadas milimétricas de hilo de oro intercaladas con la seda». En este caso concreto se ha empleado para dar «cierta sensación de color, muy sutil, en el tronco y las hojas del árbol de Jesé», apunta Martín, también consiliario segundo.

El efecto en la calle

Aunque toda obra pensada para ser 'expuesta' en la vía pública siempre ofrece visiones distintas cuando se observa bajo iluminación interior, el manto de la Virgen de Consolación tiene unos matices tornasolados especialmente interesantes, tantos como posiciones o luces medien en su contemplación. «Las tintadas de aquí suelen ser sota, caballo y rey. Pero cuando se busca en un Pantone un color específico, como éste, suele dar problemas. Estamos sorprendidos del buen resultado que ha dado este terciopelo», recalca la bordadora.

Es más, una vez asegurado el color del terciopelo -traído desde Italia- se adaptó al mismo el tisú, que cuenta con la particularidad de que va del revés «para evitar sensación de destello». Bordar en oro sobre la cara principal «habría dejado un resultado muy compacto en el que no se iban a apreciar los elementos del diseño». Además, pese al volteo esta cara sigue ofreciendo notas doradas, que serán muy apreciables cuando la Virgen esté en su estación de penitencia.

Toda esta suma de detalles, sin prescindir en ningún momento de bordados muy sevillanos, que retrotraen al Taller de Olmo y a Herminia Álvarez Udell, y elementos de clara simbología para la hermandad, confieren esta sensación de pieza maestra, originalísima. Y que atraviesa ya su cuenta atrás para que Sevilla pueda disfrutarla como broche de excepción a la dulcísima estampa de María Santísima de Consolación, Madre de la Iglesia, bajo su renovado paso de palio.

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