Flamenco
Sara Baras: «Mantengo el flamenco como lo entiendo, sin irme a otros registros»
La artista inaugura este viernes el Festival de Jerez con su última creación, 'Vuela', un homenaje a Paco de Lucía que estrenó en el Teatro Real
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Hace veinticinco años que fundó su compañía. Desde que con catorce años comenzara su carrera en la compañía de Diego del Morao, no ha parado. Sara Baras (San Fernando, Cádiz, 1971) dice sentirse ahora en la plenitud. «Mejor que nunca», repite. Acaba de estrenar ... en el Teatro Real de Madrid 'Vuela', un espectáculo en homenaje a Paco de Lucía, a quien tan bien conoció, y el próximo día 23 inaugura el Festival Flamenco de Jerez.
—'Vuela' rinde homenaje a un genio en el veinticinco aniversario de su compañía privada. Dos efemérides.
—En efecto, quería hacer las dos cosas y empecé a pensar cómo celebrar los veinticinco años, y cuál era el artista que más me ha influido en mi carrera y en mi generación, y era sin duda Paco de Lucía, del que se cumplía el décimo aniversario de su muerte. Y ha sido precioso. Lo hemos dividido en cuatro palabras: la madera, relacionada con el ritmo y la tradición y el suelo; el mar, tan importante y que es mi tierra de Cádiz; la muerte, no sólo perder a un ser querido sino aceptar esa pérdida y hay que seguir sintiéndolo, y volar, porque estos 25 años me dan la libertad de dedicárselos a quien quiera que es a Paco. No es un guion muy cerrado, pero sí tiene un hilo argumental.
— Siempre ha trabajado con su familia en su compañía y sus padres estaban muy cercanos. ¿Hay un antes y un después en su carrera tras el fallecimiento de su padre?
—Hice 'Alma' para rendir homenaje a mi padre, y pensaba que después de ciento cincuenta funciones de esta obra, con la que tenía un compromiso tan emocional y de sentimientos, creí que no iba a poder hacerlo en otra. Y sin embargo, sí lo he conseguido, porque mi padre está ahí, porque los consejos que me dio van cogiendo valor a medida que pasa el tiempo, y me doy cuenta de la grandeza que tenía mi padre. Ya no puedo bailar si no lo siento. Quiero transmitir que no estoy interpretando, sino que siento de verdad. Hay un detalle, una copla del último disco de Paco de Lucía que se llama 'Alma' y está dedicada a mi padre.
—¿El baile ha sido la terapia por la muerte de su padre?
—Sí, sí, claro que sí. Mi hermana Triqui le llamaba al espectáculo 'terapia para el alma'. Yo sé que siempre bailaré para él, y no me imaginaba que el escenario me iba a ayudar a encontrarme siempre con él. He crecido con esta pérdida y sé que hay que seguir. Tuve que bailar el día que murió y pude.
—¿Ha sido complicado hacer la música de un espectáculo con la obra de Paco de Lucía por medio?
—La música es de Keko Baldomero que creo está en el mejor momento de su carrera, y sí, era difícil, porque no sólo era hacer la música de Paco, sino hacerla para él, partiendo de su influencia. Está todo cuidadísimo. Tenemos un cantaora nueva, May Fernández, además de Matías López y la flauta de Diego Villegas. Yo creo que todo emociona.
—Lo ha estrenado en el Real, el gran mito que Paco de Lucía rompió.
—Por eso hemos querido ir al Teatro Real de Madrid porque hace 49 años Paco fue el primer flamenco en actuar allí. Estuvo su familia y nos hemos jartado de llorar.
—¿Cuando conoció a Paco de Lucía?
— Lo conocía de antes, pero la primera vez que me senté con él fue en Japón. Yo tenía 18 años y a partir de ahí nunca me ha soltado. En Madrid iba a Casa Patas o a Caracol a verme. Conmigo ha sido un maestro y un amor de persona. Me imponía, claro, pero su sentido del humor y lo cercano que era lo hacía fácil. Eso sí, te miraba y te quedabas congelada. Ahora tengo la suerte de estar de patrona en su fundación y estoy cerca de su familia.
— Veinticinco años de compañía, ¿todo a pulmón?
—He tenido dos encargos, el de 'La Pepa', algo precioso, y luego un copatrocinio con la Bienal de Flamenco con 'Mariana Pineda'. Pero el resto, los veinticinco años, con 4.000 funciones a mis espaldas y 18 espectáculos con una compañía de elenco grande, eso ha sido a pulmón, sí. Y miro hacia atrás y no sé cómo hemos podido. Pero no tengo palabras suficientes para la gente que me ha ayudado y, sobre todo, al público que sigue llenando los teatros. Empecé llenando con 'Sensaciones' hace veinticinco años y sigue ahí. Tengo cien funciones después del Real y las entradas se agotan. Esto no es fácil, porque miras y dices: «Yo quiero estar ahí y emocionarme, pero ellos ¿me seguirán?». Pues sí, el público responde. Eso sí, tengo un equipazo maravilloso, pero no bajo nunca la guardia, no se puede. Son muchos años
—¿Tiene 52 años y parece que no cesa su energía?
—Porque entreno a diario. Raúl, que es mi entrenador personal, se ocupa de que no me lesione, de fortalecer esto y lo otro. Él ve mis ensayos, y de verdad, me siento más fuerte que nunca. He trabajado mucho mi cuerpo y también el crecimiento personal está no sólo en tu cuerpo, sino en tu mente. La madurez te da ventajas, tengo la velocidad y la fuerza de siempre, pero mi mente de mujer de cincuenta años tiene más recursos. Pisas de forma diferente
—¿Qué ha tenido que dejar atrás Sara Pereyra para convertirse en Sara Baras?
—¡Guau !, a ver. Pues yo antes pensaba que Sara Pereyra y Sara Baras eran diferentes, que la segunda era más valiente que la primera. Pero ahora son la misma, se han encontrado, y quien le da la base a Sara Baras es Sara Pereyra, aunque es la primera la que se sube al escenario. Eso sí, con mucho trabajo, como decía el maestro Paco, sin trabajo, aunque tengas facultades, no hay nada que hacer. Pero mi trabajo no es de 8 a 3, es una forma de sentir y de vivir.
—A la vista de por dónde se desarrolla ahora el flamenco, ¿diría que es usted una bailaora clásica del siglo XXI?
—Empecé siendo lo contrario y, sin embargo, sí, creo que mantengo el flamenco tal como yo lo entiendo. Hay una parte en la que te vuelves más tradicional, independientemente de que mi lenguaje y mi estética no tiene nada que ver con lunares y volantes, es especial. Pero me siento muy orgullosa de no tener que irme a ningún registro y seguir en la línea del flamenco.
«Tuve que bailar el día que murió mi padre. Hice 'Alma' en su honor, y el escenario me sirvió de terapia. Ahora sigo bailando para él»
Sara Baras
Bailaora y coreógrafa
—¿Habrá nuevos personajes tras Mariana Pineda y Juana la Loca?
—Claro, tengo muchos, y además la madurez te da una forma de interpretar de otra manera, con un mensaje positivo. Aunque en 'Vuela' haya un acto que se llama muerte, es profundo, pero no triste.
— Tiene 52 años, ¿reivindica la mujer de los 50 tan viva como a los 20?
—Nunca pensé que estaría así. Estoy en el mejor momento de mi vida. En la madurez tomas otra conciencia de las cosas, y eso es maravilloso. Yo pensaba de joven que a esta edad tendría que aprender a bailar más despacio, a expresarme con un peso artístico fuerte, pero con menos rapidez, y no, no, estoy en mi mejor momento y disfruto de mi baile como nunca, no lo adapto, me exijo y sigo la misma línea desde que empecé. Los cincuenta son maravillosos
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