Sífilis y gonorrea con más de 50 años: nunca se es muy mayor para una infección de transmisión sexual
Las ITS han experimentado un incremento notable en la última década, pero no solo en los más jóvenes. La vida sexual se alarga, pero la conciencia de protegerse se relaja porque, entre otras cosas, ya no hay miedo al embarazo
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«Pero si es mi vecino», «si era muy guapa», «parecía muy limpio». Frases como estas o parecidas son las que verbalizan en consulta algunos pacientes cuando asisten incrédulos al diagnóstico de una infección de transmisión sexual (ITS). Pero juzgar el estado de salud ... de una persona por su apariencia o cercanía es temerario. En el caso de los adultos más mayores, se une además la sensación de que las ITS son cosa de jóvenes. La realidad es que «hay que quitarse estereotipos, cualquier persona con relaciones sexuales está expuesta a tener una ITS», afirma el doctor Pablo Ryan, adjunto de Medicina Interna del Hospital Infanta Leonor de Vallecas y miembro de la junta directiva de Seisida. No pronuncia esta frase con ánimo de asustar, pero sí de que se tome conciencia porque las ITS han experimentado un crecimiento notable en la última década en todas las franjas de edad.
En Europa, en 2022, el número de casos notificados experimentó un aumento significativo en comparación con el año anterior, con un incremento del 48% en los casos de gonorrea, un 34% en los de sífilis y un 16% en los de clamidia, según datos del Centro Europeo de Enfermedades Infecciosas (ECDC). En España, el último informe de vigilancia epidemiológica de ITS revela que, en 2022, se alcanzaron las mayores tasas desde que existen registros en gonorrea (23.333 casos), sífilis (8.141), clamidia (26.518) y linfogranuloma venéreo (912). El VIH, gracias a los tratamientos que consiguen que el virus sea indetectable y por tanto intransmisible y a la profilaxis preexposición, cuenta desde 2017 con una tendencia descendente de nuevos casos. En 2022, se notificaron 2.956 nuevos diagnósticos, según datos del Ministerio de Sanidad.
«Durante los últimos diez años ha habido un aumento muy transversal de las ITS bacterianas. Se debe a distintos factores, no solo a uno. Las ITS siempre reflejan los cambios sociales que hay. En Occidente, ha habido un cambio en las conductas por el uso de las redes sociales para hacer contactos: el número y la concurrencia en las relaciones con distintas personas al mismo tiempo es más frecuente que antes. Si le sumamos que hay una disminución del uso del preservativo por distintas razones (anticonceptivos, profilaxis preexposición VIH) es lógico que haya más exposición a estas bacterias y por tanto más contagios», explica el doctor Jordi Casabona, portavoz de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (Seimc) y director científico del Centro de Estudios Epidemiológicos sobre las ITS y el Sida de Cataluña (Ceeiscat).
De este repunte de las ITS no se libran ni los más jóvenes ni los adultos mayores. «Empezamos con las relaciones sexuales antes y las tenemos hasta más tarde. En los mayores, además, hay falta de información porque este perfil de población relaciona ITS y VIH con grupos de riesgo y ellos no se sienten parte de esos grupos, aunque utilizan las mismas aplicaciones para conocer gente. Hay que ser consciente de que cuando uno tiene sexo sin protección con alguien es como si lo estuviera haciendo con todos los que han tenido relaciones con esa persona antes», explica Emma Fernández, enfermera experta en VIH, con 22 años de experiencia, miembro de Seisida y antropóloga.
Precisamente, una nueva revisión de investigación, que será presentada en un día previo al Congreso Europeo de Microbiología Clínica y Enfermedades Infecciosas en Barcelona del 27 al 30 de abril, analizará cómo gestionar el aumento de las ITS, como gonorrea, sífilis y verrugas genitales, en los adultos mayores. La presentación estará a cargo de la profesora Justyna Kowalska de la Universidad de Medicina y del Hospital de Enfermedades Infecciosas de Varsovia, Polonia.
La experta se basa en datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU. que indican que las tasas de clamidia, gonorrea y sífilis entre los estadounidenses de 55 años o más se han más que duplicado en los últimos 10 años. En concreto, las tasas de gonorrea entre las personas de 55 a 64 años aumentaron de alrededor de 15 casos por 100.000 personas en 2015 a 57 por 100.000 en 2019. En Inglaterra, se registraron 31.902 nuevas ITS en personas mayores de 45 años en 2015, cifra que aumentó a 37.692 en 2019.
En España, en 2022, el 12,9% de los casos de gonorrea, el 30,1% de los de sífilis; el 9,4% de los de clamidia y el 27% de los de linfogranuloma venéreo corresponden a la franja de edad de los mayores de 45 años.
«El aumento de las tasas de divorcio, el abandono de los condones porque no hay riesgo de embarazo, la disponibilidad de medicamentos para la disfunción sexual, el gran número de adultos mayores que viven juntos en comunidades de jubilados y el mayor uso de aplicaciones de citas probablemente hayan contribuido a la creciente incidencia de ITS en personas mayores de 50 años», explica la profesora Kowalska, quien considera que probablemente estos datos «subestimen el verdadero alcance del problema, ya que el acceso limitado a los servicios de salud sexual para las personas mayores de 50 años y el intento de evitar el estigma y la vergüenza tanto por parte de estas personas como de los profesionales de la salud está llevando a que este grupo de edad no busque ayuda para las ITS».
Tanto Kowalska como los expertos españoles consultados por ABC para este reportaje coinciden en que las campañas de salud sexual se centran en los jóvenes y pasan por alto las necesidades y experiencias de las personas de 50 años o más. «Los mensajes de promoción de la salud dan la impresión de que los condones y las preocupaciones sobre las ITS sólo se aplican a los jóvenes. Pero los peligros de las ITS no diagnosticadas y no tratadas, como los cánceres relacionados con el VPH, son muy reales, particularmente en este grupo de edad, que tiene más probabilidades de tener afecciones subyacentes como enfermedades cardíacas y accidentes cerebrovasculares», afirma la profesora Kowalska.
Aunque la frecuencia de la actividad sexual tiende a disminuir con la edad, los adultos mayores siguen practicando sexo. En un estudio realizado en Inglaterra, la mitad de los hombres y casi un tercio de las mujeres de 70 años o más declararon ser sexualmente activos. En la misma línea, en un estudio sueco, el 46% de las personas de 60 años o más aseguraron ser sexualmente activas, al igual que el 10% de las personas de 90 años o más.
«Aumentar el conocimiento de los adultos mayores sobre el riesgo de contraer ITS y cómo tener relaciones sexuales más seguras es crucial para hacer frente a niveles récord de ITS. Las personas mayores tienen derecho a una buena salud sexual, así que normalicemos las conversaciones sobre sexo y personas mayores, y cambiemos la narrativa sobre el envejecimiento», dice la profesora Kowalska.
En opinión del doctor Casabona, las personas tienen que encontrar el equilibrio entre una sexualidad satisfactoria y segura: «Esto no se consigue solo con información. Se necesita educación sexual, que en España es una asignatura pendiente importante; promoción del preservativo y facilitar al máximo el acceso al diagnóstico precoz de las ITS y al tratamiento para que sean transmisibles por menos tiempo». El director del Ceeiscat considera que, frente a grandes campañas, sería más efectiva la implementación de programas muy específicos según los determinantes y factores de riesgo de cada grupo poblacional. «En los adultos mayores es importante que los profesionales hagan las preguntas pertinentes para identificar estas situaciones, igual que se pregunta si fuma, bebe o hacer ejercicio», concluye el portavoz de SEIMC.
Aunque, según la ITS, hay tratamientos más o menos eficaces, es importante prevenirlas y diagnosticarlas a tiempo porque pueden causar importantes secuelas: cáncer por virus del papiloma humano (VPH) o por hepatitis, infertilidad por clamidia, afectaciones neurológicas y ceguera por sífilis, son algunos ejemplos. Además, en ITS como la gonorrea, han ido apareciendo resistencias a los antibióticos que complican su abordaje.
Preservativo y más
Los profesionales consultados están de acuerdo en la utilidad del preservativo como herramienta para disminuir al máximo el riesgo de contagio de ITS, siempre y cuando se use de forma consistente en toda la relación y en todos los tipos de prácticas sexuales. Una recomendación que no siempre se cumple. Solo el 58% de los jóvenes de entre 18 y 26 años afirma usar el preservativo masculino cuanto tiene relaciones sexuales con penetración, una cifra que baja al 48% en los adultos de entre 27 y 58 años, independientemente de si están solteros o en pareja, según el XI Barómetro de Control. Preguntados por el sexo oral, el 47% de los jóvenes de entre 18 y 26 años afirma no usar el preservativo masculino. En el caso de los adultos, el 46% asegura no utiizarlo para esta práctica. «Cualquier mucosa es susceptible de adquirir la infección si entra en contacto con el agente. En la gonorrea, por ejemplo, un alto porcentaje se presenta como infección faringítica por vía oral», señala el doctor Casabona.
La enfermera experta en VIH Emma Fernández recomienda también el uso de lubricantes, sobre todo en mujeres más mayores. «La sequedad vaginal favorece que se produzcan microheridas durante las relaciones que son una puerta de entrada más fácil a las ITS», explica.
Es importante estar al día con la vacuna del VPH (la ITS más frecuente) y de la hepatitis B. En VIH no hay vacuna pero se cuenta con la profilaxis preexposición (medicamentos que reducen las probabilidades de contraer el VIH). En gonorrea, sífilis y clamidia se está estudiando la doxiprevención, que es el uso del antibiótico doxiciclina en las 24-72 horas posteriores a una relación sexual sin protección, para minimizar las posibilidades de contagio. «Los riesgo de usar este antibiótico indiscriminadamente es que aumente la sensación de no riesgo y que aparezcan resistencias a estas bacterias y a otras sensibles«, advierte el doctor Casabona.
Los expertos también recomiendan hacerse chequeos periódicos de salud sexual, especialmente si se tienen relaciones sin protección. «Uno de los principales problemas con las ITS es que muchas no producen síntomas o son muy leves y esto hace que el paciente no se percate y no se trate, con el consiguiente riesgo de transmisión a otras personas«, apunta el doctor Ryan. «Son pruebas relativamente sencillas de realizar. Se pueden hacer en el centro de salud y es una oportunidad para hablar con su médico sobre salud y educación sexual», concluye.