Arma y padrino
Sanchezlandés para 'dummies'
Los eufemismos solo tienen poder definitorio
Antifascistas que parecen fascistas
¿Ignorante o corrupto?
Lo malo de los eufemismos es que, puesto que únicamente sirven para renombrar de manera suavizada aquello que, por lo que sea, incomoda llamar por su propio nombre (por la crudeza o literalidad casi hiriente de la idea que designa) no tienen mayor poder ... sobre la realidad que ese: el meramente definitorio. Así, si por no decir «rearme» nos viésemos obligados (es un poner) a utilizar el sintagma «salto tecnológico», voluntad presidencial mediante con la loable intención de no alarmar o zaherir, para referirnos a la compra de misiles y drones por parte de Europa para fortalecer su plan de defensa, la realidad sería, sin embargo, la misma: que se estaría invirtiendo dinero en misiles y drones. En poco tiempo, por el uso diario y la costumbre, en cuanto escuchásemos a alguien decir «salto tecnológico», pensaríamos inmediatamente en capital europeo invertido en armamento y, poco tiempo después, esas dos palabras juntas resultarían insoportablemente directas y exactas, con su indiscutible matiz bélico en todo lo alto. Porque los eufemismos, debido a su cualidad de definitorios, rápidamente pierden su virtud de decorosos y se ven reducidos a puramente nominativos. Y hay que volver a empezar, ya se siente. Habría que buscar entonces otro nombre que lo sustituya, uno que suavice la rudeza marcial del antaño casto «salto tecnológico». Quizá debiéramos entonces empezar a hablar de «refuerzo instrumental de la seguridad comunitaria», para mitigar la recién estrenada crudeza semántica, para no ofender u ofender poco. Y no mucho tiempo después, tal vez unos meses no más, nos veríamos de nuevo en la obligación moral de encontrar una nueva manera de evitar el belicoso y áspero (tan poco pacifista, tan poco ecosostenible, tan poco agenda 2030) «refuerzo instrumental de la seguridad comunitaria». Y, no sé, tal vez empezaríamos a referirnos a él como «voluntad mancomunada de responsabilidad solidaria frente a eventuales hostilidades externas» y, más tarde, a la «unificación de eurocaudales para la inversión responsable en pertrechos para la defensa fraternal entre países miembros de la UE». Después vendría «reforzamiento de las líneas precautorias sin condicionalidad macroeconómica de invulnerabilidad de las demarcaciones en los márgenes externos del territorio común» y, luego, «euroestrategia de innovación alterna de condensadores de fluzo al condemor de fistro con edulcorante sin refinar». Y un día cualquiera, de pronto, alguien se dará cuenta de que los misiles y los drones, pese a la floritura del petimetre, están ahí. Que (nos) han costado una pasta, y que se invirtió en ellos para fortalecer la defensa en la Unión Europea. Y que eso se llama «rearme». Que llamarlo de otra manera no cambia su esencia, como no cambió el toque de queda que Pedro Sánchez se empeñara en llamarlo «restricción de movilidad nocturna», como llamarlo «fases de desescalada» no hizo que un confinamiento dejase de serlo, ni llamar «lucha armada» a la acción criminal de ETA legitimará jamás moralmente a los terroristas. El «reforzamiento del modelo autonómico» continúa siendo el conjunto de concesiones a los separatistas a cambio de su apoyo y, las mentiras del presidente, continúan siendo flagrantes falsedades por mucho que él las llame «cambios de opinión».
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete