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EL ÁNGULO OSCURO

Nos gobiernan resentidos

El resentido no consigue que las agresiones sufridas se desvanezcan

Juan Manuel de Prada

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Nos advertía Unamuno que, allá donde la envidia prolifera, el resentido es encumbrado como gobernante; pues a la postre sólo el resentido puede administrar la turbamulta de pasiones viles que alimenta la envidia, logrando además que tal administración parezca virtuosa. Gregorio Marañón propone una disección ... magistral de esta pasión maldita, tan habitual en los gobernantes que no han alcanzado el poder por la gracia de Dios, sino por procedimientos advenedizos (lo mismo da a través de una elección que a través de la fuerza). El resentido, a diferencia del hombre sano, no consigue que las agresiones sufridas se desvanezcan, sino que las retiene en la conciencia, regodeándose en ellas, dorándolas a fuego lento, hasta convertirlas en una septicemia moral que invade todo su mundo interior. Esas 'agresiones' pueden ser cualquier minucia inane: una ascendencia humilde, un sentimiento de preterición afectiva, una conciencia humillante de inferioridad, etc. Pero, a diferencia del envidioso, que focaliza su pasión dañina en quien la ha suscitado y lo hace de forma explosiva, el resentido logra sublimar esa agresión 'sentida' y hacerla impersonal, proyectándola sobre el mundo entero y esperando además a alcanzar el mando para obtener desahogo.

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