LAPISABIÉN
'Momotxorros'
La excitación inversa que sienten por la bandera de España
Un recuerdo de Umbral
Dadle paso a lo atávico y les saldrá la bilis contra España. Todo perdido en la noche de los tiempos excepto la bandera, por la que tienen una excitación inversa en quemarla como momento cumbre de la 'momorrachada'. Hay zonas donde la Constitución ni está ... ni se le espera: como sabemos que es Alsasua en los mapas de la desesperanza. Alguien en un todoterreno, zarcillo de rigor, anda impidiendo que la ley gotee en Alsasua, y alguien con el pasado negro de delaciones y dianas sonríe cuando al ritmo se le mete el odio contra la civilización. Al carnaval de Alsasua quizá le viera algo de interés científico Julio Caro Baroja, pero lo que es hoy resulta un grito de aldea por donde no quieren que pase el siglo XXI. Es todo tan autogestionado, tan cateto, que pareciera aquello un festival de toscas máscaras venecianas con lo rural resonando con las 'txalapartas'.
Lo peor es el caldo en el que crece este carnaval, con el fuego destructor como protagonista y todos en estado catatónico en una danza de guerra 'momotxorra'. Es de muy valientes ir a quemar la bandera, como lo es dar una paliza en comandita a la Guardia Civil. Siempre que me hablan de carnaval, en verdad me hablan de bajas pasiones. Acaso en Cádiz es el carnaval un lamento con poética sal y pito de caña en su nervio, pero en Alsasua todo queda como un grito de neandertales. Si queman la bandera de España en los festivos, qué no andarán tramando esas pobres mientes en días laborables. Cuando por La Barranca hace sirimiri y mal día para la bicicleta.
Veo las imágenes y lo peor es que irán repitiéndose año por año. Los 'momotxorros' de Alsasua son, con todo, ciudadanos de pleno derecho. Tan españoles como El Cordobés, tan confundidos como sus padres y sus abuelos. Se nos está quedando un país perfecto en carnavales y en cuaresma. Te queman la bandera en fiestas, y la carita que se nos queda es todo un poema.
Están los 'momotxorros' con sus aullidos al cielo y sus bailes encalabritados y en trance. España huele pueblo, a gasoil y a sangre poco oreada en los apellidos de abolengo 'momotxorro'.
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