Villavicencio, el candidato ecuatoriano asesinado, se sabía amenazado: «Si me cuesta la vida, me cuesta»
Ecuador vive en estado de 'shock' por el asesinato del candidato presidencial a manos de los cárteles de la droga y tras meses de violencia extrema
Matan a tiros al candidato presidencial de Ecuador Fernando Villavicencio
Mónica Ojeda: ¿Qué haremos los vivos?

«Si a mí me cuesta la vida, me cuesta», sentenció hace unos días Fernando Villavicencio a un grupo de periodistas, dejándolos sin palabras. El asesinato del candidato presidencial, del movimiento Construye, en la tarde del miércoles tras un mitin político en Quito, ha ... sumido a Ecuador en una suerte de desolación política, por el dolor, la angustia y la furia colectiva ante el magnicidio, a once días de acudir a las urnas, en medio de una violencia inusitada atribuida al crimen organizado vinculado a los cárteles de la droga mexicana, que se ha expandido en varias provincias.
Los sicarios hicieron numerosos disparos y al menos tres fueron directos a la cabeza del candidato, hiriéndolo de muerte. Para huir, lanzaron un artefacto explosivo, pero no llegó a estallar, por lo que los agentes del orden hicieron una detonación controlada; mientras que las nueve personas que resultaron heridas, entre ellas la candidata a la Asamblea Nacional (Congreso) Gisela Molina y dos policías, fueron atendidos en el lugar o llevadas a hospitales. Uno de los sicarios que fue herido en su huida falleció en la ambulancia.
En medio de la conmoción, los siete candidatos a la presidencia exteriorizaron su repudio al atentado, y expresaron su solidaridad con la familia, sus simpatizantes y el país, y tres de ellos, Yaku Pérez, Otto Sonnenholzner y Jan Topic, anunciaron la suspensión de sus campañas. Los dos primeros, incluso, llamaron a una reunión urgente de los aspirantes para tomar decisiones respecto de los comicios, que la autoridad electoral ha ratificado serán el 20 de agosto, al igual que el debate este domingo 13.
Planes contra los cárteles
En las redes, después del asesinato, se difundieron vídeos con declaraciones de Villavicencio, que hoy cobran una dimensión extraordinaria, en las que denunciaba haber recibido amenazas contra su vida, hechas por alias Fito, de la banda Los Choneros, vinculado al cártel de Sinaloa. En esos audios, en momentos distintos de los últimos días, el candidato también repetía no tener miedo, y confirmaba su planteamiento de crear una cárcel especial de altísima seguridad en la Amazonia «para encerrar a violentos como Fito». Villavicencio también había repetido que haría una depuración de la Policía Nacional porque aseguraba que había sectores que tenían vínculos con las mafias.
El presidente de la República, Guillermo Lasso, convocó un gabinete de seguridad con la presencia de la fiscal general del Estado y los presidentes de la Corte Nacional de Justicia, el Consejo de la Judicatura y el Consejo Nacional Electoral (CNE). Decretó el estado de excepción por 60 días en todo el territorio nacional, así como tres días de luto. Pasada la medianoche, flanqueado por las autoridades, declaró que no le entregarán el poder al crimen organizado, aunque esté disfrazado de organizaciones políticas.
Fernando Villavicencio estaba en el grupo de los cuatro candidatos con opciones de pasar a una segunda vuelta junto a la candidata de la Revolución Ciudadana (RC5), Luisa González, que encabeza todos los sondeos de opinión. En alguna de las encuestas ocupaba, cómodamente, el segundo lugar con una cifra importante.
En medio del dolor, el movimiento político Construye (centro derecha) de la alianza Gente Buena que auspiciaba a Villavicencio debe designar un nuevo candidato a la presidencia, porque así lo señala el Código de la Democracia, aunque al estar impresas las papeletas, se mantendrá su foto. El reglamento dispone que los miembros de la Junta Electoral informarán a los votantes el nombre del nuevo candidato.

Mensaje aterrador
Analistas consultados coinciden que el mensaje que envían las mafias es aterrador, porque difícilmente alguien más se atreverá a investigar y denunciar como lo hizo Villavicencio. También reflexionan sobre la escalada de la violencia en la política ecuatoriana, porque el 23 de julio pasado asesinaron al alcalde de Manta, Agustín Intriago, a plena luz del día y rodeado de gente.

La semana pasada, en una reunión con un pequeño grupo de periodistas, Fernando Villavicencio, con tono serio, habló de las amenazas que tenía y dijo que eran muy serias; señaló que de ello sabían incluso amigos que lo habían advertido, pero, a renglón seguido, aseguró que él no iba a detenerse.
Las muestras de solidaridad y repudio llegaron de inmediato. Los embajadores de la UE y de Estados Unidos fueron contundentes al condenar el crimen. La OEA guardó un minuto de silencio. El Gobierno de España dijo que apoyaba el proceso electoral ecuatoriano, su democracia y a las autoridades para que investiguen el crimen y se castigue a los responsables.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete