de lejos
¿Por qué no tiene sentido un reconocimiento exprés y unilateral de Palestina como Estado?
Las declaraciones realizadas por el presidente del gobierno de España durante su reciente visita a Israel no son compatibles con las aspiraciones a jugar un papel constructivo de mediación
Sánchez acusa a Israel de «matanza indiscriminada de civiles»

Las declaraciones realizadas por el presidente del gobierno de España durante su reciente visita a Israel no son compatibles con las aspiraciones a jugar un papel constructivo de mediación, organizar una cumbre internacional y resucitar un proceso de paz muerto desde hace demasiados años. ... La métrica sobre la actuación de Pedro Sánchez va más allá de lo partidista cuando Hamás le ha felicitado por su «postura clara y audaz». Y Podemos ha presumido de lograr, junto a la «presión social», que el presidente se «mueva».
La actuación de Sánchez en esta guerra de Israel contra Hamás se entiende mucho más en clave nacional que en clave internacional. Un episodio más dentro de ese desatino reiterado que consiste en banalizar la política exterior de España, forzándola por el embudo partidista sin reparar en su relación directa con nuestra seguridad y prosperidad.
En el caso de los palestinos, la posición de Sánchez arrastra también un preocupante nivel de incongruencia. No hace tanto tiempo, comportándose como un realista nivel Kissinger, Sánchez reconoció la soberanía de Marruecos sobre el Sahara Occidental. Sin mayor consideración a la humanidad de los saharauis, su derecho a la autodeterminación, la legalidad de Naciones Unidas y las responsabilidades de España como antigua potencia colonizadora.
El reconocimiento de Palestina como Estado, y sujeto de Derecho Internacional, se está planteando de la peor manera posible, como si el PSOE fuera a gobernar para siempre. Sánchez habla de un reconocimiento exprés, e incluso unilateral, contraviniendo la proposición no de ley aprobada en 2014. Según la unánime resolución del Congreso: «Este reconocimiento debe ser consecuencia de un proceso de negociación entre las partes que garantice la paz y la seguridad para ambas, el respeto a los derechos de los ciudadanos y la estabilidad regional». Reconocimiento que debería ser una decisión coordinada dentro de la Unión Europea y parte de una «solución definitiva y global» basada en la creación y coexistencia de dos Estados y «teniendo plenamente en cuenta las legítimas preocupaciones, intereses y aspiraciones del Estado de Israel».
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