ENTREVISTA A Einat Wilf
«Habrá paz cuando los palestinos comprendan que pueden construir su Estado al lado de Israel, no en su lugar»
Según la politóloga israelí Einat Wilf, autora de 'La guerra del retorno', «los israelíes caímos en la trampa de no tomarnos en serio a Hamás»
Ingresos multimillonarios y carteras de inversión: las pingües finanzas de Hamás
La politóloga Einat Wilf (Jerusalén, 1970) es una de las intelectuales más reputadas de Israel. Criada en una familia laborista sionista, fue parlamentaria en la Knéset, el órgano unicameral que ostenta el poder legislativo en su país, y es autora, junto al investigador ... y escritor israelí Adi Schwartz, de 'La guerra del retorno' (Nagrela Editores). Su visita a España, invitada por el Centro Sefarad-Israel, no puede ser más oportuna, pues la guerra en Oriente Próximo aporta nuevos elementos de análisis sobre un conflicto enquistado y sangriento.
-¿Qué opina de la respuesta militar de su Gobierno a los ataques de Hamás del 7 de octubre? Llegan noticias muy preocupantes sobre la muerte de miles de civiles en Gaza y un desastre humanitario sin precedentes en la región.
-Es un delirio terrible y, obviamente, no queríamos esto. Toda guerra es un infierno. Después de los atentados, los líderes de Hamás dijeron en televisión que habían engañado a los israelíes haciéndoles creer que se iban a centrar en gobernar Gaza y mejorar las condiciones de sus habitantes. Poca gente se dio cuenta de lo grave que era esa afirmación. Hamás estaba diciendo: «Estúpidos israelíes, realmente pensábais que nos preocupábamos por nuestro pueblo, cuando todo ese tiempo estábamos planeando la masacre más brutal y el secuestro de judíos». Este es el enemigo al que nos enfrentamos. Un enemigo que se esconde bajo mezquitas, escuelas y hospitales, que no lleva uniforme, que no va de frente. Estamos tratando con cobardes.
El 7 de octubre llevaban ropas de Hamás porque querían que todo el mundo viera quién estaba masacrando a familias. Tan pronto como regresaron a Gaza se pusieron sus ropas de calle. Cuando nos hablan de bajas no las desglosan, no nos dicen cuántos terroristas han caído. Son solo números. Es cierto que la pérdida de vidas civiles es mayor que en enfrentamientos anteriores con Hamás, pero aun así sigue siendo inferior a cualquier otro conflicto comparable, por ejemplo a la guerra contra el Daesh. Israel está decidido a que esto no vuelva a ocurrir, que ningún asesino pueda organizarse de nuevo en Gaza para atacarnos. Entendemos que esto va a ser una guerra brutal.
-Hasta el momento, y a la espera de que se haga efectivo el acuerdo para el intercambio de rehenes por prisioneros, Israel ha desoído las llamadas para un alto el fuego.
-Los israelíes piensan: ¿qué es lo que no entienden? Hubo un alto el fuego el 6 de octubre. Tenemos un siglo de historia en el que cada vez que los árabes masacraban a los judíos, la respuesta era: aceptemos lo que quieren, porque son violentos y peligrosos. Y cuando los judíos se defendían, la respuesta se remontaba a la creación de Israel. Sabemos que cuando perdemos a nadie le importa, y cuando contraatacamos nos piden un alto el fuego. E Israel entiende que pedirlo ahora es, básicamente, reconocer que no ha pasado nada. A veces pienso que esto es como la reina de un concurso de belleza pidiendo la paz mundial. Pero los terroristas entraron en las casas de personas pacíficas y secuestraron a niños, bebés, madres y ancianos de sus camas. Me hubiera gustado ver al secretario general de la ONU o al jefe de la Cruz Roja sentados en la frontera de Gaza con Egipto diciendo «no nos movemos de aquí hasta que Hamás libere a todas las personas secuestradas. Israel no os debe nada, Israel no tiene que daros nada».
Cuando Boko Haram secuestró a más de 200 niñas en Nigeria el mundo entero se movilizó. A nosotros nos han dejado solos. Aquellos que cometieron la masacre tienen que comparecer ante la justicia al igual que ocurrió en los Juicios de Núremberg. Y las autoridades palestinas tienen que dejar claro que quieren desarrollar Gaza para el pueblo, no como una forma de engañar a los israelíes hasta la próxima matanza. Eso debería estar en cada pancarta y en cada petición de alto el fuego de un político español, por ejemplo. Los periodistas deberían preguntarle: ¿por qué no pides la liberación de los secuestrados, el desarme de Hamás, el procesamiento de los responsables…? Eso es lo que significa ser un político, no una reina de la belleza.
-Usted completó el servicio militar como agente de Inteligencia. ¿Qué valoración hace de los errores cometidos por el Gobierno de Netanyahu, que no previó los ataques terroristas?
-Hamás realmente engañó a EE.UU. haciéndole creer que se preocupaba por su pueblo. Pero aquella masacre también dice mucho de los israelíes, que no fuimos lo suficientemente paranoicos. En realidad, no creo que necesitemos una tecnología muy sofisticada. Solo necesitamos escuchar lo que dicen los árabes: te vamos a asesinar, no deberías existir. A veces se valora más lo secreto, lo sofisticado, en vez de lo que sale en televisión, pero yo sostengo lo contrario. Necesitamos leer lo que escriben. Necesitamos escuchar lo que dicen. Harán lo del 7 de octubre una y otra vez hasta que los judíos desaparezcan, así que escuchémosles. Hay que respetarlos en el sentido de tomarlos en serio, así no habríamos caído en la trampa.
-Israel, en muchos sectores sociales, políticos y culturales de Occidente, está perdiendo la batalla del relato. También en España, lo que generó hace unas semanas las protestas de su embajada. Las manifestaciones propalestinas superan con mucho a las proisraelíes. ¿A qué cree que es debido esto?
-Y así y todo la gente piensa que los judíos controlan el mundo. Somos muy, muy pequeños, solo 15 millones frente a 500 millones de árabes y 1.500 millones de musulmanes. Siempre van a tener un mayor número de personas en las calles y en las redes sociales, y siempre tendrán el apoyo de aquellos en Occidente que todavía cargan con ideas antiguas. No debemos olvidar la contribución de Rusia y la Unión Soviética al auge del antisionismo como una nueva cubierta 'respetable' para el viejo antisemitismo. Ese legado sigue muy presente en los círculos de izquierda de Europa.
Hay generaciones que se han criado con el mantra de que el sionismo en Israel y la estrella de David son racismo a tiempo parcial. Pero esa teoría del chivo expiatorio, de la búsqueda de un culpable de los fracasos propios, acaba por destruir a las sociedades que la practican: el nazismo, el comunismo, el panarabismo, el islamismo yihadista, el extremismo de izquierdas… todos son fracasos. No hacen nada bueno por su gente, nunca han sido capaces de traer prosperidad. Cuando fracasas necesitas culpar a alguien, y los judíos son un chivo expiatorio histórico realmente eficaz. Y la única razón por la que la gente en Occidente se preocupa por los palestinos es porque luchan contra los judíos. Esas manifestaciones son sólo una máscara respetable.
-En su libro habla del «derecho de retorno» palestino como el mayor obstáculo para una paz duradera en la región.
-En el siglo XX los imperios colapsan y los estados emergen para reemplazarlos. Este proceso es sangriento, tiene dos guerras mundiales y varias guerras regionales y civiles, con decenas de millones de refugiados. A todos estos desplazados se les dijo: es trágico, pero estas son las nuevas fronteras, y eso es todo. No hay vuelta atrás. No hay vuelta atrás físicamente ni en el tiempo. Esta es la nueva realidad, el imperio se ha ido. Este es el nuevo estado, tu casa podría estar al otro lado de la frontera, pero se acabó. Y este estado es ahora soberano, y si no quiere dejarte entrar no hay nada que hacer. Muchos permitieron la entrada a personas similares, pero no a las que luchaban contra ellos.
El Estado de Israel fue capaz de obtener la independencia y los países árabes no tuvieron éxito a la hora de impedirlo. Nuestro país es el resultado de un alto el fuego. En 1948, setecientos mil palestinos se vieron obligados a abandonar sus hogares a causa de la primera guerra árabe-israelí. Ahora, la mayoría de sus viviendas han desaparecido, pero millones de sus descendientes siguen inscritos como refugiados, y muchos de ellos viven en campos de refugiados. Continúan sin echar raíces y demandan su asentamiento en el Estado de Israel basándose en su «derecho de retorno».
Pero es importante decir que no existe ninguna construcción legal que otorgue a los palestinos ese derecho que creen superior a la soberanía israelí. Tomar Israel para deshacer Israel es algo que no existe para ningún otro país. Y es por eso que estamos atascados. Si dejas que esta situación de refugiados continúe para siempre, si creas la idea del retorno perpetuo sólo vas a tener guerra una y otra vez. Imagine a los europeos enfadados después de la Segunda Guerra Mundial reclamando las viejas fronteras, que los alemanes dijeran que quieren recuperar Polonia Occidental. Europa habría estado en guerra para siempre. Lo que todos querían es que los palestinos fueran la punta de lanza de la guerra perpetua contra Israel para que los judíos nunca tuvieran un minuto de paz. De eso trata 'La guerra del retorno'.
-¿Qué le parece la posición del Gobierno español?
-Sé que su presidente está considerando el reconocimiento de Palestina como un Estado. Suecia lo hizo en 2014. Entonces escribí un artículo en el que dije: mira, genial, pero dinos qué fronteras estás reconociendo. Supongamos que van a ser Gaza y Cisjordania. Luego habría que dejar muy claro que cualquier persona que viva en una Palestina reconocida como Estado no puede ser un refugiado en su propio país. Y habría que detener la financiación de Occidente y no promover una coexistencia que potencie la vieja idea de la guerra perpetua contra el Estado judío. Hay que ser sinceros al respecto, por favor. Así que si Pedro Sánchez quiere reconocer Palestina bajo esas premisas, es mi invitado.
-¿Cuál sería, en su opinión, la solución a este conflicto, que no suponga la destrucción de Israel ni la condena de los palestinos a ser unos refugiados eternos?
-En primer lugar, es importante recordar que los palestinos no son refugiados si utilizamos las normas internacionales, ninguno de ellos lo es en Gaza y Cisjordania, ya viven en Palestina. Ya están asentados en Jordania. No son refugiados en el Líbano sirio, la mayoría de ellos se fueron. Mi refugiado favorito es el multimillonario Mohamed Hadid, padre de las modelos Gigi y Bella Hadid, que es ciudadano estadounidense. No es precisamente en quien piensas cuando escuchas la palabra refugiado, pero todavía está registrado como tal.
En realidad, no hay un problema real de refugiados palestinos, hay un problema simbólico, que es lo que hay que resolver. Cuando la gente se pregunta quién debe gobernar, no puede ser Hamás, tal vez la Autoridad Palestina, pero ya gobernó Gaza, Hamás la derribó y desde entonces ha estado gobernando Alá. Los palestinos deben gobernarse a sí mismos, pero mientras su propósito sea ocupar la tierra desde el río al mar cada dólar que reciban se va a utilizar para convertir Gaza en un campamento base para liberar Palestina. Así que mi respuesta es que esa ideología tiene que cambiar, y que debe gobernar quien no quiera destruir Israel.
Mientras los palestinos crean el discurso de que los judíos tienen la culpa de todo, que no hace falta cambiar nada (seguid siendo refugiados, seguid esperando el retorno), nada mejorará. Hay que desconectarlos de todas estas ideologías fracasadas y tienen que oír, de una vez, que estas son las fronteras, que podéis construir vuestro Estado al lado de Israel, pero no en su lugar. Esa es la única esperanza que veo. Si quieres acabar de una vez con el sufrimiento, si quieres asegurarte de que esto no vuelva a ocurrir, entonces la ideología de los palestinos tiene que cambiar, tienen que convertirse en un pueblo que se pregunte qué hacer en lugar de a quién culpar.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete