La operación terrestre en Gaza refuerza la amenaza de Irán
El primer ministro iraní, Ebrahim Raisi, elevó el tono de los últimos días y aseguró que su país «no actuará como mero mediador» en el conflicto
Hizbolá y Cisjordania, los otros frentes de guerra para Israel

La guerra en Gaza entra en su segunda semana e Israel intensifica unos bombardeos que ya dejan más de 2.300 muertos, una cifra superior a las bajas causadas en los casi dos meses de la ofensiva de 2014. Benjamín Netanyahu clama venganza tras la ... operación sorpresa de Hamás que dejó al menos 1.400 israelíes muertos y más de un centenar secuestrados y está dispuesto a «destrozar» al grupo islamistas en una guerra «larga y dura».
La brutalidad de los bombardeos israelíes y la esperada entrada por tierra de las tropas llevaron a Irán a mover ficha y el ministro de Exteriores, Hossein Amirabdollahian, elevó el tono de los últimos días y declaró que «nadie puede garantizar el control de la situación y la no expansión del conflicto» y acusó al Estado judío de cometer «crímenes de guerra». Este domingo también el primer ministro iraní, Ebrahim Raisi, dijo que su país «no actuará como mero observador» en el conflicto.
Esa entrada de los soldados por tierra es «una responsabilidad, debemos ir a los lugares donde Hamás se prepara y planea sus ataques. Hay que golpearles en todas partes y a cada uno de sus comandantes, hay que destrozar su infraestructura. En una palabra, hay que ganar», declaró el jefe del Ejército, general Herzi Halevi, durante la visita que efectuó a las tropas a las puertas de Gaza. Israel intensificó los ataques desde el aire y el mar y evacuó a los civiles de las localidades próximas a la Franja como Sderot. Toda la zona que rodea Gaza es ahora un gran campo de operaciones militar.
Ojos puestos también en el norte
Israel ataca Gaza con un ojo puesto en el norte ya que las palabras de Irán se han hecho realidad en los últimos días en Siria y, sobre todo, Líbano. Hizbolá, milicia chií creada por la república islámica, lanzó misiles un día más y las Brigadas Al Qassam, brazo armado de Hamás, atacaron también suelo israelí con veinte cohetes desde el país vecino. Estas acciones dejaron un muerto y varios heridos, el Ejército respondió de manera inmediata e impuso un perímetro de seguridad cuatro kilómetros en los 120 kilómetros de frontera.
De momento los enfrentamientos son puntuales y se limitan a la frontera, pero Israel es consciente de que Hizbolá cuenta con un arsenal mucho más potente que el de Hamás, con capacidad de golpear en todo el país, y que sus combatientes se han fortalecido tras los doce años de experiencia en Siria, donde son un apoyo clave para Bashar Al Assad. Otro de los factores que preocupan a Israel es la red que ha logrado establecer Irán en Siria, país clave para la llegada de armas a los grupos que amenazan a Israel desde el norte.
Conflicto regional
La repetición de los ataques desde el norte hizo que Joshua Zarka, jefe de asuntos estratégicos del Ministerio de Relaciones Exteriores, acusara directamente a Irán de intentar abrir un segundo frente de guerra, una guerra proxy recurriendo a Hizbolá. Yoav Gallant, ministro de Defensa, visitó el frente Gaza y cuestionado por los reporteros fue claro al señalar que «no estamos interesados en una guerra en el norte, no queremos que la situación escale, pero si Hizbolá apuesta por la guerra, lo pagará muy caro».
El portavoz del Ejército, Daniel Hagari, cogió el testigo de su ministro de Defensa y adelantó que Israel «operará en cualquier lugar de Medio Oriente para cumplir los objetivos de seguridad de Israel. Estamos altamente preparados en todos los ámbitos».
Como Antony Blinken, también Amirabdollahian inició una gira por la región cuando estalló la guerra en Gaza. Visitó Líbano para ver a los líderes de Hizbolá y viajó a Qatar, donde se encontró con el liderazgo de Hamás y con el Emir, Tamim bin Hamad Al Thani. Con el paso de los días su tono se ha ido endureciendo hasta plantear abiertamente la posibilidad de la «expansión del conflicto» si Israel no frena el castigo contra Gaza. La respuesta de EE.UU. a las amenazas veladas de Irán fue el envío de un segundo barco de guerra a la zona con la esperanza de que sirva como efecto disuasorio.
El castigo contra Gaza se traduce en muerte, destrucción y el desplazamiento forzoso de un millón de personas, según la ONU, que describe la situación de «catastrófica». Israel volvió a abrir una ventana temporal para la salida de civiles desde el norte y anunció la vuelta del suministro de agua a la zona sur de la Franja, primera medida que suaviza el bloqueo total impuesto por el Ejército.
Sin sitio en los cementerios
Barrios enteros se han convertido en zonas cero, sin un solo edificio en pie. Los hospitales están desbordados, como las morgues, y en sus alrededores viven ahora decenas de miles de personas con la esperanza de que Israel no bombardee los centros médicos. No hay lugar en los cementerios, tampoco hay tiempo por el miedo a bombardeos y se ha comenzado a enterrar a las víctimas en fosas comunes, informó la agencia palestina Wafa.
En el interior de Gaza se encuentra el anestesista español Raúl Incertis, que forma parte del equipo de Médicos Sin Fronteras (MSF). Tras permanecer los primeros días en el búnker de la ONU en Ciudad de Gaza, el organismo internacional los evacuó el viernes a la zona sur de la Franja tras recibir el ultimátum del Ejército.

Al otro lado del teléfono, Incertis, con experiencia en Afganistán o Yemen, confiesa que «no creo que vuelva a vivir algo así en mi vida. No soy mucho de redes sociales, pero propongo una etiqueta que diga algo como #humantariancorridorforpalestine. Pedimos la apertura de un corredor humanitario porque no hay lugar seguro ni en las escuelas de la ONU, hay que abrir un corredor ya mismo».
La situación en los hospitales es límite e Incertis advierte que «el stock de hospitales públicos se acaba y no hay gasolina para los generadores. Cada hospital depende de la cantidad de combustible que tenga almacenado. Después habrá que hacer medicina a oscuras, con velas».
Egipto tiene la llave de la única frontera que puede ser operativa para los gazatíes. El paso de Rafah permaneció cerrado un día más, aunque se negocia la posible salida de ciudadanos extranjeros y la entrada de decenas de camiones con ayuda humanitaria. Antes de cerrar su gira con una nueva visita a Israel, Antony Blinken se reunió en El Cairo con el presidente El Sisi y dijo que «Israel debe adoptar todas las precauciones posibles para evitar víctimas civiles».
El papel de El Sisi resultará clave en esta guerra porque la mediación de Egipto suele ser la que logra los acuerdos de alto el fuego. El dirigente egipcio criticó la magnitud de la respuesta de Israel al ataque de Hamás porque «va más allá de la defensa propia y se ha convertido en un castigo colectivo». Un castigo a los dos millones de una Franja donde no hay lugar seguro.
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