Egipto mantiene su rechazo a la llegada masiva de civiles desde el paso de Rafah
El Sisi se niega a que el conflicto palestino se instale en su territorio
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Egipto se opone a abrir su pequeña frontera con la Franja de Gaza, el paso de Rafah, a centenares de miles de palestinos que huyen de las bombas y de la que parece inminente invasión terrestre del Ejército israelí. El presidente egipcio, Abdel Fatah el ... Sisi, ha sido claro y crudo: «Los habitantes de Gaza deben ser firmes y mantenerse en su tierra».
Es el mismo mensaje que pasa Hamás a sus compatriotas: no deben abandonar sus hogares pese al ultimátum que ha dado Israel a más de un millón de gazaríes del norte de la Franja para que huyan hacia el sur antes de mañana, sábado. Hamás quiere utilizar a la población civil como rehén y escudo frente a Israel. Egipto, en cambio, pretende evitar que la afluencia de dos millones de palestinos, de la noche a la mañana, recree en su territorio de la península del Sinaí la crisis más larga e insoluble de Oriente Próximo.
Oficialmente, el paso de Rafah está abierto. Egipto ha pedido además a Israel que no bombardee en las inmediaciones de esa zona. Pero en realidad la pequeña válvula de escape está cerrada a cal y canto, y las bombas israelíes también caen en sus alrededores.
Estados Unidos está mediando con urgencia, tanto con Jerusalén como con El Cairo, para que los palestinos civiles puedan huir por el paso de Rafah y evitar así lo que se presenta como una masacre. La mediación con esa fórmula se presenta difícil con los israelíes y poco más que imposible con los egipcios.
«Estamos dispuestos a abrir un corredor humanitario con Gaza», han reiterado las autoridades de El Cairo. Para ello, en las últimas horas se intensifican los vuelos con medicinas, agua y comida al aeropuerto egipcio de El Arish, en la península del Sinaí, a solo 35 kilómetros del paso con Gaza.

El plan es comenzar la distribución lo antes posible, pero ¿cómo hacerlo en plena ofensiva terrestre de Israel por todos los puntos de la frontera de la Franja. Hacerlo antes de que se produzca la invasión tampoco es viable, porque la consigna de Israel es terminante: bloqueo absoluto del pequeño territorio palestino, que ya no dispone de agua, electricidad, comida y medicinas.
La situación es extrema ya que Egipto no está dispuesto a dar su brazo a torcer. Permitir la llegada de dos millones de civiles sería, para El Cairo, reproducir en el país el fenómeno de los inmensos campamentos de refugiados palestinos de Jordania y el Líbano, con todos los problemas que generan. Además, el actual régimen militar egipcio es enemigo mortal declarado de Hamás desde los choques que se produjeron en Rafah poco después de su llegada al poder.
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