Sheinbaum asume la Presidencia de México y censura a los «invasores» españoles
Sheinbaum decidió no invitar a Felipe VI a su toma de posesión
De Irene Montero a Ada Colau: los políticos que se desmarcan del Gobierno y han viajado a la toma de posesión de Sheinbaum

Claudia Sheinbaum asumió la presidencia de México este martes con un discurso sin diferencias sustanciales respecto a lo que Andrés Manuel López Obrador dice cada mañana en sus conferencias de Palacio Nacional. Defendió la política económica de su antecesor y reforzó el contrapunto con ... España, cuyo gobierno no envió representantes formales a la toma de protesta en la Cámara de Diputados.
En toda la ceremonia solo hubo una diferencia visible entre López Obrador y Sheinbaum. El primero no quiso saludar a la titular de la Corte Suprema, Norma Piña, a quien suele atacar constantemente, mientras que Sheinbaum si optó por darle la mano a la ministra.
La ceremonia comenzó a media mañana con un Congreso rodeado por manifestantes que se oponen a la reforma judicial aprobada hace tres semanas por López Obrador.
Primero fue el presidente saliente quien ingresó a la Cámara de Diputados acompañado por la primera dama Beatriz Gutiérrez Müller. Lo recibió una comitiva de senadores y diputados solo pertenecientes al oficialista Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) quienes lo demoraron unos minutos con pedidos de fotografías y entrega de misivas en mano. Luego ingresó al pleno del hemiciclo donde fue saludado por el resto de los legisladores a lo largo de una pasarela que concluyó en el estrado.
Sheinbaum llegó unos minutos más tarde a la ceremonia. Se trasladó en un vehículo común desde el sur de la capital y con poca escolta de seguridad. Al llegar a la Cámara, vestida de blanco marfil, presentó respetos ante la bandera que fue presentada por una guardia militar.
Tras saludos y fotos, con menos intensidad que López Obrador, arribó al estrado, prestó juramento y recibió la banda presidencial de manos de la diputada Ifigenia Martínez, la primera mexicana en graduarse en Harvard en siglo pasado y una de las pioneras del avance de las mujeres en la vida política en un país de fuerte tradición machista.
Agradeció la presencia de 106 representantes de diversos países. Mencionó a los jefes de estado presentes y, en un escenario dominado por legisladores de Morena, que son mayoría en el Poder Legislativo, Lula Da Silva (Brasil), Gustavo Petro (Colombia) y Miguel Díaz-Canel (Cuba) fueron los más aplaudidos por el auditorio.
Tuvo una especial mención para el diputado español de Sumar Gerardo Pisarello, presente en el recinto y también aplaudido por los legisladores oficialistas. Pisarello tiene relación Sheinbaum a partir de la buena relación de la nueva presidenta con Yolanda Díaz. En la noche del lunes estuvo en la cena con jefes de estado que se ofreció en el Museo de la Ciudad, en el centro de la capital.
Allí, entre diversas delegaciones extranjeras, Pisarello, según pudo conocer esta redacción defendió la decisión de López Obrador de que Felipe VI no sea invitado a la ceremonia.
En su discurso la nueva mandataria consideró a López Obrador como «el presidente más querido y el más importante de la era moderna, el que termina su mandato como el mejor presidente de México y quien inició la revolución pacífica de la Cuarta Transformación».
Luego realizó una descripción histórica de México y sus principales figuras. Se refirió a los pueblos indígenas y consideró a España como «el invasor».
«El origen de la grandeza cultural de México reside en las grandes civilizaciones que vivían en esta tierra siglos antes de que invadieran los españoles», expresó en un nuevo contrapunto con España que profundiza el diferendo de la semana pasada, cuando Sheinbaum discutió con Pedro Sánchez por la decisión de no invitar al Rey Felipe VI porque este no se ha disculpado por la Conquista.
A pocos metros aplaudían estos dichos Pisarello así como la exalcaldesa de Barcelona Ada Colau y el diputado Jon Iñarritu, de Bildu, todos ubicados en el sector de los representantes de los gobiernos extranjeros.
«Aquí crecieron culturas que construyeron pirámides monumentales, que entendieron los astros, la vida y la muerte, que nos dieron lenguas vivas, los mayas crearon la matemática» expresó en una nueva reivindicación a las culturas precolombinas.
Luego defendió el desempeño económico del Gobierno de López Obrador. Habló de los niveles de empleo, inversión y dijo que México era la «doceava economía del mundo».
«México es grandioso, llamo a todas y todos a que hagamos una reflexión. Que evaluemos con la cabeza fría que pasó durante estos 6 años y con ello respondamos las siguientes preguntas. ¿Cómo es que 1.5 millones salieron de la pobreza en tan solo 6 años, cómo es que se redujeron las desigualdades? ¿Cómo es que somos de los países con menos desempleo?», arengó.
Atacó, como es habitual en López Obrador, a los gobiernos anteriores, de corte «neoliberal». Repitió los postulados del llamado «humanismo mexicano» que promueve Morena: apoyo a los pobres, cuidado del medioambiente, austeridad republicana y combate a la corrupción. A los pocos metros escuchaba Andrés López Beltrán, hijo de López Obrador y salpicado por denuncias de supuesta corrupción y negociaciones incompatibles.
«Respetaremos la libertad de prensa, los Derechos Humanos y la diversidad social, religiosa y sexual, cualquiera que diga que habrá autoritarismo está mintiendo», expresó.
En un claro mensaje a los mercados, prometió mantener la autonomía del banco de México, defender el Tratado de Libre Comercio con América del Norte, cuidar los niveles de déficit fiscal y promover la inversión privada: «tengan la certeza de que las inversiones estarán seguras en nuestro país».
Defendió la reforma al Poder Judicial impulsada por Andrés Manuel López Obrador y que ella intentaba demorar. «No hicimos una reforma autoritaria, somos demócratas y queremos que se termine la corrupción en el Poder Judicial».
«Habrá Estado de Derecho, la reciente reforma constitucional al Poder Judicial que marca la elección por voto popular de jueces, magistrados y Ministros, significa más autonomía e independencia del Poder Judicial», agregó.
En el plano de la seguridad prometió reducir los delitos de alto impacto. Un detalle no menor si se considera que en el sexenio de López Obrador hubo más homicidios que en el de sus antecesores.
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